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Félix Torán: “Si somos más felices, seremos menos tóxicos hacia los demás”

Diciembre 2, 2014 7 min 262 veces compartido

¿Cuántas veces has dado la vuelta porque no estás seguro de que hayas cerrado con llave la puerta? ¿O dejado abierto el calentador? ¿Cuándo fue la última vez que te diste cuenta que pestañeaste?

Funcionamos por automatismos, rutinas, actuando de manera inconsciente en muchos de nuestros movimientos. Esta “inconsciencia” también ocurre en nuestra mente. Aparecen y desaparecen pensamientos positivos y negativos. Estos últimos son los que nos hacen daño, infelices, sufrir. ¿Cómo combatirlo?

Félix Torán, físico, ingeniero y experto en crecimiento personal, nos propone la solución: practicar el mindfulness y eliminar de nuestra mente todos aquellos pensamientos tóxicos. Conferenciante y escritor, es autor de diferentes libros sobre crecimiento y desarrollo personal.  Para él, la mente es “como un jardín” que tenemos que cuidar eliminando la mala hierba y protegiéndola de plagas e insectos.

1. ¿Por qué es tan importante la “ecología mental”?

La ecología mental consiste en realizar un trabajo interior de crecimiento personal que nos permite ser más felices y tener más éxito. Sin embargo, no lo hacemos de forma egoísta pensando sólo en nosotros mismos. Somos conscientes de que formamos parte de un ecosistema sociocultural. Estamos unidos de mil formas con otras personas, lo queramos reconocer o no.

Por ello, realizamos ese trabajo interior no solo por nosotros mismos, sino también por los demás. Si somos más felices y exitosos, seremos menos tóxicos hacia otras personas y propagaremos un mejor ejemplo e influencia. De alguna forma, seremos menos contaminantes y más respetuosos con ese ecosistema sociocultural.

2. Una de tus afirmaciones es que la “ecología mental” empieza por la “higiene mental”…

Por supuesto, nuestra mente es como un jardín. Un jardín merece ser cuidado, sembrando semillas de bellas flores y protegiéndolo de plagas y malas hierbas. Con la higiene mental hacemos lo mismo: limpiamos y protegemos nuestra mente. Allí las malas hierbas son las emociones y pensamientos tóxicos, que nos hacen daño a nosotros y a otras personas. Las flores son los pensamientos y emociones no tóxicos, que nos hacen felices a nosotros y a otras personas.

3.  ¿Cuáles son las emociones “tóxicas” de las que nos tenemos que deshacer, que tenemos que limpiar de nuestra mente?

Algunas de las más extendidas son la ira, la envidia, el odio, el resentimiento y el deseo de venganza. La forma de lidiar con ellas depende de cada emoción tóxica, y hay muchas herramientas que se pueden emplear. En “Ecología Mental Para Dummies” y “El arte de ser y estar” explico herramientas prácticas basadas en PNL (Programación Neurolingüística) y mindfulness, combinadas con la actitud propia de la ecología mental. Por ejemplo, si tomamos el caso de la envidia, aquí comparto unos consejos para lidiar con ella con ecología mental.

4. Con ello… ¿qué logramos?

Logramos ser más felices y tener más éxito, sin por ello comprometer el bienestar y la felicidad de quienes nos rodean. Es más: logramos crear un ambiente propenso a la felicidad a nuestro alrededor. Y eso no es poco…

Cuesta un esfuerzo, como todo en la vida, ¡pero merece mucho la pena! Recordemos que nada es fácil ni difícil. Las cosas cuestan. Y si nos dan herramientas prácticas útiles y eficaces, es mucho más llevadero y los resultados se ven mucho antes.

5. El mindfulness  significa estar presente y consciente en un momento determinado. Parece una obviedad, pero es difícil…

En realidad no es tan obvio como parece. El mindfulness consiste en tener una experiencia completa del momento presente sin intervenir ni juzgar de ninguna forma.

Observamos la experiencia tal y como es. La experiencia contiene imágenes mentales, sonidos, parloteo mental, sensaciones físicas, etc. Pero nos limitamos a observar, sin intervenir. La experiencia llega, evoluciona, y termina marchándose. No intentamos analizar nada, ni nos preguntamos el porqué de ninguna experiencia. No pretendemos que lo bueno se quede, ni que lo malo se aleje. Sencillamente, observamos.

Esto tiene grandes ventajas. En cuanto a la ecología mental, nos permite cortar cadenas tóxicas de causa y efecto. Cuando una emoción tóxica emerge, gracias al mindfulness nos damos cuenta a tiempo de cambiar la reacción tóxica por una respuesta no-tóxica.

Por ejemplo, si surge la ira, no es raro apretar los puños y los dientes, para luego ofender a otra persona. Sin embargo, gracias al mindfulness, vemos llegar a la ira y a todos sus componentes: sensaciones, imágenes mentales, recuerdos, nuestra vocecilla interna, etc. Lo vemos llegar, evolucionar e irse. Y, después, queda un “espacio” en el que podemos decidir una forma no tóxica de reaccionar, que logra una solución ganar/ganar/ganar. Tú ganas, yo gano y la relación gana…

El mindfulness es una cualidad clave si queremos salir del sufrimiento.

6. ¿Puede cualquier persona llegar al estado de mindfulness? ¿Existen técnicas sencillas al alcance de todos?

¡Sin duda! El mindfulness es algo  natural y con lo que nacemos, pero con los años vamos perdiendo. ¡Pero con la práctica podemos recuperar esa conexión! Cualquier persona puede practicarlo. Tienen poco de teoría, y mucha práctica. No nos va a quitar demasiado tiempo: dedicarle de diez a quince minutos cada día es suficiente. Lo más importante es la regularidad. Y lo mejor del mindfulness es que se presta a practicarlo durante nuestras actividades cotidianas, como hacer ejercicio, pasear, comer, etc.

Al principio la meditación es algo que hacemos dentro de nuestra vida. Con la práctica, el escenario cambia y la vida es algo maravilloso que sucede dentro de nuestra meditación.

Con atención plena, todo lo vivimos en el presente. Podemos disfrutar plenamente de todo lo que hacemos. Logramos poner un poco de ser en el hacer…

7. Otra de tus frases es “para ser feliz y productivo, se trata de hacer un poquito menos y  ser un poquito más”. Podría sonar contradictorio.

Ser y hacer no son contradictorios. Son perfectamente compatibles. Pasamos el día pensando en hacer cosas. Y lo que es peor, mientras hacemos una, ya tenemos la mente en las siguientes que tendremos que hacer. El resultado es que hacemos mucho, pero sin disfrutar de ello.

Sin embargo, podemos aprender a infundir un poco de ser en el hacer. Esto se logra precisamente “entrenándonos” con la práctica de la concentración y el mindfulness. Hacemos más y en menor tiempo (porque nos distraemos mucho menos) y, lo más importante, disfrutamos mucho más.

Esto no quiere decir que no debamos planificar. Por supuesto que hay que hacerlo. Pero una vez emprendes una tarea, la llevas a cabo en el presente. Y mientras planificas, también estás en el presente.

8. Y para acabar, un pequeño reto: ¿un consejo que quepa en un tuit?

¡Más que un reto es un placer! De hecho, tuiteo consejos de crecimiento personal con mucha frecuencia y es un verdadero disfrute. Ahí van tres:

Viajar en el tiempo es posible. Pasamos el día con la mente entre el ayer y el mañana, perdiendo el presente…

Detrás de las nubes brilla el sol cuando es de día. En tu interior ocurre siempre. ¡Eres un sol!

Combatir emociones tóxicas con más emociones tóxicas es como intentar apagar un fuego con más fuego…

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