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¿Conoces cuáles son las mejores alternativas en las que invertir tus ahorros? Te explicamos todas las opciones que tienes a tu alcance y aspectos a tener en cuenta para optimizar tus ahorros para el futuro.
Además de un plan de pensiones, tienes muchas otras opciones en las que invertir tu capacidad de ahorro para complementar tu pensión en la jubilación. Existen distintas soluciones que pueden adaptarse a nuestras necesidades en función de cómo queramos hacer las aportaciones, de cómo elijamos percibir el ahorro generado para empezar a disfrutarlo y del perfil de riesgo que deseemos adoptar.
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¿Qué es un producto de ahorro e inversión?
Empecemos por el principio: ¿Qué es exactamente un producto de ahorro e inversión? Es un seguro. Concretamente, un seguro de vida. Es decir, es un instrumento financiero que permite ahorrar mediante la realización de aportaciones periódicas con el objetivo final de obtener un capital en el futuro fruto de nuestras aportaciones y de los rendimientos generados. Al tratarse de un seguro de vida, en el supuesto caso del fallecimiento del tomador, los familiares recibirían el capital que se hubiera ahorrado y, además, una prima. Por otro lado, tiene interesantes ventajas fiscales.
En definitiva es un instrumento básico de planificación de las finanzas de la familia de cara al futuro.
Productos de ahorro e inversión según el perfil de riesgo
Mayor seguridad
Si nuestro perfil de riesgo es bajo, es decir, si lo que deseamos es ahorrar de forma sistemática, sin riesgo y asegurarnos una rentabilidad mínima, el producto que más se adecúa a nuestras necesidades entre la oferta de seguros de ahorro e inversión es el SIALP o Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo.
Este producto nos permite decidir qué cuantía tendrán las aportaciones que vayamos realizando cada mes y obtener unos intereses por nuestro dinero, además de una serie de ventajas fiscales. Es una buena manera de crear un hábito de ahorro y de rentabilizarlo sin riesgo. Se trata de un seguro parecido a un depósito bancario, con la ventaja de que los intereses que el SIALP genera de nuestra capacidad de ahorro también capitalizan, es decir, los intereses también generan intereses.
Por otro lado, tras la entrada en vigor de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, apareció en el mercado un nuevo producto: el PIAS, o Plan individual de Ahorro Sistemático, un producto financiero a medio camino entre un plan de pensiones tradicional y un seguro de vida ahorro.
La principal diferencia con el plan de pensiones es que, al tratarse de un seguro de vida, ofrece una cobertura en caso de fallecimiento del titular y tiene total liquidez, es decir, el ahorro puede rescatarse en cualquier momento y no es necesario esperar a la jubilación.
Este seguro está pensado para crear una renta vitalicia en el futuro que puede ser un buen complemento a la pensión de jubilación. Las primas que el tomador va aportando mientras ahorra pueden ser periódicas o esporádicas, o incluso pueden suspenderse temporalmente en el caso, por ejemplo, de que tengamos una temporada de más gastos y no queramos destinar una parte de nuestros ingresos al ahorro.
Pero el aspecto más particular de este tipo de seguros es que es personalizable. Podemos decidir qué porcentaje de la cartera de inversión se destina a renta variable. Si queremos adoptar un perfil muy conservador, podemos optar por invertir únicamente en renta fija y conseguir así un interés técnico garantizado a lo largo de los años, sin riesgo.
Si, por el contrario, deseamos asumir cierto riesgo en aras de obtener una mayor rentabilidad, existen distintas modalidades que van gradualmente incrementando el porcentaje destinado a renta variable, hasta el 100% si así lo deseamos. Por lo tanto, se trata de un producto que puede ser interesante para distintos perfiles de riesgo, ya que nos permite ahorrar de manera inmediata y disfrutar de los ahorros cuando queramos.
Mayor rentabilidad
Si deseamos adoptar un cierto riesgo a la hora de invertir nuestros ahorros, ya sea porque disponemos de un capital que ahora mismo no necesitamos y que deseamos invertir, o bien porque tenemos un horizonte temporal hasta la jubilación aún lejano, estamos en disposición de explorar todos aquellos productos que cuenten con una parte de renta variable. A partir de ahí, debemos decidir qué porcentaje destinamos a ella.
Entonces, ¿cómo puedo invertir un capital que ya tengo ahorrado?
Si ya disponemos de un capital y lo que queremos es invertirlo, nos puede resultar interesante una renta vitalicia. Mediante una aportación inicial, este seguro permite cobrar una renta mensual para toda la vida de forma inmediata o en la fecha que establezcamos, obteniendo una atractiva rentabilidad y un ventajoso tratamiento fiscal. En todas sus modalidades, dispone de liquidez y de distintas alternativas de inversión en función de nuestras necesidades y perfil de riesgo.
Igual que ocurría con el PIAS, lo más interesante de las rentas vitalicias es que se pueden configurar a medida de cada uno. En este caso, para configurar el tipo de inversión que queremos que tenga la renta vitalicia debemos decidir cuál será nuestro perfil de riesgo, y para establecer cómo queremos disfrutar de nuestros ahorros, debemos decidir si nuestro objetivo es planificar la herencia familiar (dejando un capital reservado a nuestros herederos), o bien conseguir un complemento para nuestra pensión mientras disfrutamos de la jubilación.
El principal objetivo de la renta vitalicia es el de proporcionar un complemento salarial para un momento en el que nuestros ingresos bajen, como puede ser durante la jubilación, o en el que nuestros gastos suban, por ejemplo por temas de salud.
Sin embargo, la renta vitalicia es también una manera muy eficiente de planificar la herencia familiar, ya que nos permite elegir qué parte del dinero se destinará a nuestros beneficiarios cuando faltemos (renta o capital) y qué parte queremos ir obteniendo en forma de renta mensual. Cuanto más queramos dejar de herencia, menos será la cuantía mensual que cobraremos mes a mes. Y al revés, cuanto mayor sea la renta mensual, menos cantidad destinaremos a capital cedido. La ventaja es que es posible modificar estas proporciones si en un momento dado necesitamos disponer de más ingresos.
El perfil de riesgo
Queda claro que el perfil de riesgo es una de las cuestiones clave que debemos resolver de cara a escoger uno de estos productos. Pero, ¿cómo podemos saber cuál es nuestro perfil de riesgo? Laura Rodríguez, formadora de canales de VidaCaixa, aclara que en realidad ésta no es la pregunta correcta que debemos hacernos. “Lo que en realidad deberíamos preguntarnos para saber cuál es nuestro perfil de riesgo es cuál es la expectativa de ahorro que tenemos y cuánto queremos ahorrar.” Tal como explica Rodríguez, si queremos ahorrar poco, es decir, que las aportaciones al ahorro sean pequeñas, tendremos que invertir en renta variable y asumir un cierto riesgo para poder alcanzar así nuestro objetivo de ahorro. Si, por el contrario, estamos dispuestos a realizar mayores aportaciones, podemos adoptar un perfil más conservador o de menor riesgo. “Éste es nuestro perfil de riesgo”, concluye.