Termina agosto y empieza la adaptación al trabajo y la rutina. Cambiamos ocio por responsabilidades, amigos por compañeros de trabajo. Pasamos con ellos más de ocho horas diarias. Son las personas con las que más convivimos, a la par que la familia. Pero no siempre son fáciles este tipo de relaciones, en las que se mezclan personalidades y valores diferentes. La mayoría de las veces nos creemos más víctimas que verdugos, pero cuando una relación no funciona, hay que analizar ambas partes. ¿Estás siendo tú un buen compañero de trabajo? ¿Eres un facilitador?
Un buen compañero de trabajo:
Pregunta, no malinterpreta
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En una relación personal incómoda se tiende a malinterpretar. Ocurre en las relaciones de pareja y también en las laborales. Cuando tenemos un conflicto con alguien pensamos que todo lo que hace o dice tiene la intención de fastidiarnos. Estas interpretaciones no suelen consultarse, ni se piden explicaciones, por lo que la respuesta propia suele ir en la misma dirección. Si interpretas que esto lo hace para molestarte, terminas respondiendo con agresividad, devolviéndosela o fastidiando. Y entre una interpretación y una actuación, entráis en un bucle sin sentido.
Se interesa por el bienestar del otro
Los compañeros de trabajo son personas, con sus problemas, con sus miedos, con sus inseguridades. Darles apoyo es de buena persona, preguntar por su vida con prudencia es de buena persona, tener detalles es de buena persona.
No roba ideas
Si hay algo que da valor a un profesional son sus ideas. Existe mucho ladrón de ideas. Cuando las robas, pierdes el respeto a la lealtad, al trabajo en equipo y a la confianza. Además, indica de ti que no eres lo suficientemente valioso como para aportar tú las tuyas. Nadie sabrá de qué eres capaz porque aportas lo de otros. Ni siquiera tú lo sabrás. Un compañero honesto nombra al autor de la idea y reconoce su mérito. Sin más.
Facilita información
Cuando te falta información no puedes ser eficaz en tu trabajo. Hay compañeros tóxicos que limitan la información a otros porque eso les da poder. La información es poder. Si compites con alguien que está en desventaja tienes mucho que ganar a nivel profesional, pero mucho que perder como persona. Tarde o temprano, tu compañero se enterará de tu poca profesionalidad e insana competitividad y tendrás un enemigo más en lugar de alguien que puede cooperar contigo.
No evade su responsabilidad sabiendo que hay alguien que sí se ocupará de ello
El buen compañero tiene un locus de control interno, es decir, se responsabiliza de sus éxitos y de sus fracasos, y además trabaja en equipo colaborando con su parte. Una de las desventajas de trabajar en equipo es que hay gente que piensa que los demás le resolverán su trabajo.
Tiene detalles
Tener detalles significa ayudar, ofrecerse al otro, interesarse por el ritmo de trabajo, por su familia, por su salud. Traer café sin venir a cuento. En definitiva, facilitar el trabajo a los demás desde la honestidad y no desde el interés. No midas, no compares, no pienses que el otro no tiene detalles contigo. Alguien tiene que empezar con la cadena de la benevolencia. ¿Qué por qué debes ser tú? Porque estás leyendo este artículo y tu compañero no.
Pone límites con educación
En el trabajo no todo encaja, no todo es perfecto. Tenemos valores distintos, diferentes prioridades y urgencias. Así que de vez en cuando hay que negociar, decir que no y priorizarse uno mismo. Pero hasta esto se puede realizar con amabilidad. Tenemos la rara costumbre de poner límites desde la rabia y el enfado, sin darnos cuenta de que así aumentamos la probabilidad de que rechacen nuestra propuesta o se la tomen a mal. Trata de ser amable con tus demandas o cuando tengas que rechazar una petición. Ser amable es utilizar un tono de voz conversacional, sonreír, dar las gracias, pedir las cosas por favor, poner una cara amigable. Nada que requiera un máster.
Saca la cara por otros
Si eres capaz de esto, ya eres un buen compañero consagrado. España entera aplaudió y elogió al héroe del monopatín español que se enfrentó a los terroristas que cometieron el atentado en junio en Londres. Se abalanzó contra ellos porque estaban acuchillando a otra persona. Esto se llama honor, valentía, ciudadanía, sacar la cara por quien está sufriendo. Sí, a Ignacio Echevarría le costó la vida, pero menuda lección de vida nos dio a todos.
La buena convivencia eleva los niveles de satisfacción y felicidad en el trabajo. Por el tiempo que pasamos ahí, vale la pena entrenarnos para ser unos grandes compañeros.
