“La mente es poderosa”. Todos lo hemos oído alguna vez y seguramente somos conscientes que nuestros pensamientos condicionan cómo nos sentimos. Las palabras que utilizamos y nos decimos a nosotros mismos son muy importantes; es por eso que los expertos recomiendan evitar conceptos negativos y rechazar los estereotipos vinculados a determinadas fases vitales, como la vejez. La psicóloga Patricia Ramírez pone un ejemplo: “Nos tenemos que decir que hacerte mayor no es hacerte viejo. Hacerte mayor es coger experiencia en la vida y tener la suerte de poder ir cumpliendo años. Hacerte mayor es ser un privilegiado”. En otras palabras, se trata de saber usar la psicología positiva para vivir una madurez feliz.
“Durante muchísimo tiempo hemos permitido que los mensajes constantes recibidos desde el exterior nos dicten cómo debemos sentirnos y actuar de acuerdo al número de años con el que contamos”, cuenta la terapeuta holística Gabriela Collado. Como dice Louise L. Hay en su libro ¡Vivir!, lo que mentalmente aceptamos y creemos se convierte en realidad. “Tal vez sea hora de cambiar nuestras creencias sobre el envejecimiento y sobre nosotros mismos y convertirnos en lo que realmente queremos ser, física y mentalmente”, apunta Collado.
Todo ello se basa en la Programación Neurolinguística (o PNL), según la cual el lenguaje que utilizamos se mueve a través de nuestras neuronas creando programas y, de ese modo, experiencias que pasan a plasmarse en nuestra realidad cotidiana. “Si pasamos gran parte del tiempo utilizando un lenguaje negativo estaremos entonces creando programas negativos. Cuando hablamos todo el tiempo de aquello que nos duele o nos molesta, lo intensificamos. Existen expresiones positivas para alejar el dolor, la enfermedad y cualquier malestar. A través del lenguaje podemos influir de manera directa para disminuir la intensidad de una molestia”, asegura Collado.
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“Hoy en día, y desde todos los medios, recibidos un mensaje constante orientado en perseguir la idea de la eterna juventud, centrando el mensaje meramente en el aspecto físico y asociando de este modo a la vejez con imágenes de deterioro e inclusive enfermedad. Sin embargo la posibilidad de permanecer joviales y plenos de energía vital dista mucho de centrarnos pura y exclusivamente en nuestra imagen externa y está más relacionada con la autoestima, la creatividad, nuestra sensación de unidad con la vida, la alegría y la energía positiva, aspectos éstos que embellecen a la persona, sin importar la edad”, dice la terapeuta, que nos regala una pregunta del Dr. Wayne Dyer: “¿Cuántos años tendrías si no supieras cuántos años tienes?
Ángel Luis Navarro, coach experto en crecimiento personal y PNL, lanza otra interrogación: “¿Te has presentado a tu subconsciente? Quizás tengas que saber que es realmente tu mejor amigo”. Y pone un ejemplo de cómo nuestros pensamientos cambian nuestro día a día. “Si te dices que hoy hace un día frío y que mejor te quedas en casa, sabes qué pasará, que además de hacer frío, lloverá en tu mente; y eso, envejece”, dice. Y añade: “Imagina, en cambio, que te dices que el día parece fresco, que te vas a poner ese abrigo que hace tiempo que tienes guardado y que te vas a ver a un amigo para comer con él”. El pensamiento positivo, explica, te hace focalizar en eso que te da energía y vitalidad y “te lleva a salir de tu zona de confort, salir de ese salón que te creas en tu mente, donde aparecen tantas excusas para no moverte que tus amigos casi ni te llaman”.
Pensar positivamente es un acto de respeto hacia ti y hacía tu mente. Como dice Navarro: “Mantén tu mente joven, se lo debes. Tu mente te ha hecho llegar hasta aquí”.