El reto de la natalidad decreciente y la prolongación de la vida incide sobre el sistema público de pensiones. La pirámide se invierte y muchos directamente se resignan y piensan que no podrán cobrar nada en la jubilación. Parte de la solución vendrá del ahorro privado, pero este encuentra muy poco fomento en las empresas españolas.
En nuestro país solo el 26% de las empresas disponen de un plan de pensiones para sus empleados, según el II Informe de Situación de las pensiones en España, elaborado por la consultora KPMG y en el que han participado 235 empresas de distinto tamaño y sector.
Sin embargo, la conciencia de la necesidad de ahorro es alta. El 97% de los encuestados consideran esencial un sistema de ahorro privado para llegar con un nivel de ingresos digno a la jubilación.
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Los sectores más punteros en esta cuestión son el financiero y el de la energía. La mitad de sus empresas, según la encuesta, ofrecen un plan de jubilación a sus trabajadores. En la cola están las empresas de construcción e infraestructuras (un 17% de las compañías ofrecen un plan), consumo y distribución (17%) y transporte y logística (9%).
Casos de éxito
VidaCaixa presenta un catálogo de productos que se adaptan a las realidades de las empresas y que se pueden consultar en el Portal de Colectivos, pero aquí adelantamos algunos:
− ¿Empresa demasiado pequeña? A VidaCaixa llegó el caso de un grupo empresarial formado por seis sociedades de las cuales solo dos contaban con un sistema de previsión. Las que quedaban fuera no tenían el tamaño apropiado para implementar el sistema. La solución consistió en una propuesta global para todo el grupo empresarial. Con ello se ha conseguido mejorar las condiciones también para las empresas que ya contaban con plan y, a la vez, unificar una pata importante de la política de recursos humanos.
− ¿Plantilla muy dispar? Es el problema de un laboratorio farmacéutico con 800 empleados. La disparidad de edades es muy grande. La solución fue diseñar un unit linked con mayor peso de la renta variable (que puede aportar más rentabilidad pero implica más riesgo) y otra cesta con inversiones a interés fijo. Así se podía contrarrestar según la aversión al riesgo.
− ¿Demasiadas sedes por el mundo? No es ningún problema tener una gran expansión mundial. Lo único que ocurre es que conlleva algunas dificultades. Una empresa de alimentación con 10.000 empleados repartidos en 12 filiales puede ocasionar algún quebradero de cabeza. Hay convenios colectivos dispares con diferentes coberturas. La solución vino, por un lado, de la unificación de la póliza que daba cobertura a los convenios colectivos.
La importancia de la legislación
En España no se promueven demasiado estos instrumentos. Existe, como veíamos en el citado estudio de KPMG, una discrepancia entre la percepción de la importancia del ahorro de cara a la jubilación y la materialización en forma de planes de pensiones de empresa.
Existen ejemplos en otros países que pueden ser realmente inspiradores.
En el Reino Unido funciona desde 2012 un sistema mediante el cual los empresarios aportan un 5% del sueldo a fondos de pensiones a cambio de que el trabajador supere el 3% de inversión. Si el sueldo es inferior a los 11.400 euros anuales, entonces pueden pedir que se anule la parte que pone el empresario para recibirla mes a mes.
Desde su implantación, solo el 9% de los trabajadores han rechazado el sistema y han pedido cobrar el salario íntegro. Este sistema de práctica obligatoriedad se está estudiando también en otros países del mundo. En algunos como Holanda y Suecia se ha ido más allá y sí se descuenta a cada trabajador una parte de la nómina para ingresarla en un plan, a la cual se suma la correspondiente aportación del empresario.
El sistema sueco, reformado el año 1999, divide la pensión en tres partes. La mínima la paga el Estado directamente de las cuentas anuales. La segunda parte se calcula conforme a una cuenta personal que el interesado invierte dónde quiere y la tercera se ingresa en planes de empleo. Los trabajadores pueden elegir entre aportar al sistema público de pensiones o a planes privados.
Estos son algunos ejemplos inspiradores para no alcanzar nunca ese futuro desalentador que parece que nos espera a la vuelta de la esquina.