¿Cuántos cíborgs has visto esta mañana de camino a la oficina? ¿Uno, tres, cinco? ¿Te han inquietado? Probablemente no, porque ni siquiera has sido consciente de que estaban allí.
Un cíborg es un ser híbrido, compuesto por elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos, generalmente con la intención de mejorar las capacidades de la parte orgánica mediante el uso de tecnología.
A diferencia de los seres biónicos, los biorrobots o los androides –organismos con habilidades mejoradas debido a la integración de algún componente artificial o tecnología–, los cíborgs se consideran comúnmente mamíferos.
Y tú que eres, ¿humano o cíborg?
Los cíborgs con los que nos cruzamos por la calle, con los que tomamos ese café a media tarde, esos mismos con los que nos citamos para disfrutar de una cena a la luz de la luna, e incluso aquellos que nos devuelven nuestro fiel reflejo cuando nos exponemos delante de un espejo, en nada se parecen a los prototipos que Hollywood nos ha vendido en las últimas décadas.
Se trata de personas normales, humanas, que han integrado la tecnología en sus cuerpos para mejorar y/o controlar algún aspecto de su salud. Lo que se conoce como biohacking, no es nada más que la aplicación de la ética hacker a los sistemas biológicos.
¿Llevas un marcapasos? ¿Convives con un sistema de monitorización para el control de la insulina? ¿Tienes un implante coclear? Enhorabuena, ¡eres un cíborg! No eres el primero, ni serás el último.
Otros ejemplos de tecnología insertada en cuerpos humanos son los recientes avances en ortopedia de sustitución, con brazos o piernas protésicos que pueden ser controlados por la mente del individuo.
Cabe decir, sin embargo, que la única persona en el mundo reconocida oficialmente como cíborg es Neil Harbisson. El Gobierno británico le concedió dicho reconocimiento por el implante de una antena en su cabeza. Dicho gadget le permite escuchar los colores y percibir colores invisibles como infrarrojos y ultravioletas, así como recibir imágenes, vídeos, música o llamadas telefónicas directamente a su cabeza desde aparatos externos como móviles o satélites. Además, su conexión a satélites le permite percibir frecuencias procedentes de fuera de la Tierra.
Estamos de acuerdo en que, a priori, puede parecer una excentricidad. Sin embargo, ¿hay realmente una gran diferencia entre implantarse una antena en la cabeza o un chip en la mano? Para gustos, colores.
El primer paso hacia el cíborg: ¿dónde está el límite de la digitalización en las empresas?
Existen ya empresas que han adaptado esta tecnología en sus compañías. Ya no tienen a su cargo empleados cien por cien humanos, sino que su plantilla solo se compone de cíborgs debido a la implantación de chips en las manos de sus trabajadores.
Se trata de microchips de identificación implantados bajo la piel –entre el dedo índice y el pulgar– que no miden más que un grano de arroz. Esta pequeña cápsula les permite abrir puertas, comprar snacks en las máquinas de vending y acceder al ordenador, entre otras muchas funciones. Su funcionamiento es similar al del chip que utilizamos para identificar a nuestras mascotas.
Dispone de tecnología de radiofrecuencia (RFID) y una memoria de 868 bytes, aproximadamente. Funciona como una matrícula, cuyo número de serie puede cambiarse desde una aplicación de teléfono móvil. No contiene ningún dato personal del usuario y no emite señales de geolocalización, sino que, sencillamente, se trata de una tecnología que permite sustituir las tarjetas de acceso personales de los empleados de muchas compañías.
New Fusion (Bélgica) y Three Square Market (EE. UU.) son ejemplos de compañías que ya ofrecen la posibilidad de implantar chips entre sus empleados. La pregunta que debemos hacernos ahora no es si tu empresa adoptará esta medida, sino cuando lo hará.
El futuro de la digitalización empresarial
La digitalización es, por encima de otros factores, el principal mecanismo de adaptación con el que cuentan las empresas en el ecosistema de mercado, aunque, de acuerdo con el I Estudio de Transformación Digital de la Empresa Española, elaborado por Good Rebels (Territorio creativo) en colaboración con The London School of Economics Enterprise, el 50 % de empresas y directores no están preparados para abordar el proceso de digitalización.
Se trata de un motor con dos velocidades; por lo tanto, humanos y cíborgs seguiremos conviviendo aún durante un tiempo.