El sistema de pensiones británico se ha adaptado a los tiempos y ha actualizado su funcionamiento para sortear las vicisitudes que afectan a la inmensa mayoría de las economías desarrolladas, problemas como el progresivo envejecimiento de la población, entre otros.
Hoy, el sistema de pensiones británico se sustenta fundamentalmente sobre una base pública, pero también incluye un sistema privado con aportaciones obligatorias por parte de empresarios y trabajadores. En España el sistema actual, llamado de reparto, únicamente trabaja sobre las aportaciones que realizan los trabajadores al sistema público y que perciben los pensionistas. El problema es que cada vez hay más pensionistas y menos trabajadores, o trabajadores que no pueden aportar más debido a una paulatina precarización salarial de la fuerza de trabajo.
¿Cuál ha sido la solución en el Reino Unido? Desde octubre de 2012, los empresarios británicos están obligados a inscribir automáticamente a todos sus empleados en algún tipo de plan o instrumento de pensiones cualificado. Este mecanismo se denomina automatic enrolment o auto-enrolment. Se trata de un sistema de previsión social empresarial complementaria de las prestaciones públicas de pensiones. Tiene las siguientes características:
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- Obligatorio para el empresario: está obligado a inscribir a aquellos empleados que cumplan con unos requisitos mínimos en un instrumento de pensiones de empleo y realizar unas aportaciones mínimas a su favor, siempre y cuando el empleado aporte el porcentaje que le corresponda (se trata de un sistema contributivo).
- Voluntario para el empleado: una vez adscrito automáticamente por defecto, el trabajador puede decidir salirse.
Desde abril de 2019, la aportación mínima obligatoria establecida por este sistema asciende a un 8% del salario. De ese total, un 3% va a cargo del empresario, un 4% a cargo del empleado, y un 1% es del Estado, que realiza a través de la deducción fiscal de las aportaciones, y que se incluye como aportación extra al plan de pensiones.
Tal y como señala el informe Automatic Enrolment Británico de UNESPA, la patronal aseguradora española, a partir de la puesta en marcha en 2012 del nuevo sistema para las pensiones en el Reino Unido ha habido un significativo aumento de trabajadores partícipes en el sistema, incrementándose hasta un 87% en 2018 (18,7 millones), lo que supone 32 puntos porcentuales más que en 2012.
Según los últimos datos disponibles, en 2017 un total de 1,4 millones de empresas habían inscrito a sus trabajadores en el nuevo sistema. Por tamaño, las grandes corporaciones lo habían hecho en el 99% de los casos, las medianas en el 97% y las pequeñas en el 84%.
Otro dato destacable del sistema de pensiones británico es que solo un 9% de los trabajadores inscritos automáticamente en el sistema han optado por salirse del mismo. O dicho de otro modo, el 91% de los trabajadores adscritos por defecto se han mantenido.
Con el objetivo de conocer la opinión de los contribuyentes británicos, el Ministerio de Trabajo y Pensiones del Reino Unido realizó en 2018 una encuesta sobre el actual sistema de pensiones, de la cual se pueden extraer dos datos:
- La mayor parte de los trabajadores entrevistados (un 82%) veían su inscripción automática como algo positivo.
- Un 80% estaba de acuerdo en que ahorrar en un instrumento de pensiones ocupacional (de empresa) era algo que veía como normal.
El estudio de UNESPA destaca el aumento de la participación en este sistema de previsión de los jóvenes (desde el 24% de 2012 hasta el 68% en 2016) y de los trabajadores con rentas más bajas, muchos de los cuales han empezado a ahorrar para la jubilación por primera vez.
Las opiniones de los grupos de interés británicos, desde la patronal hasta los sindicatos o el mismo gobierno, son muy positivas. Por parte de los empresarios se hace hincapié en la importancia de incorporar también en el sistema a los autónomos y las personas con salarios bajos, que actualmente no están obligados a inscribirse.
Economía del Comportamiento
La idea que está detrás del actual sistema de pensiones británico se basa en la Economía del Comportamiento del profesor Richard H. Thaler, que obtuvo el Premio Nobel de Economía en 2017.
Según sus premisas:
- La mayor parte de los ciudadanos tienen la voluntad de ahorrar, pero no dan el paso para hacerlo.
- No obstante, si se les incluye por defecto en un sistema de ahorro, tienden a quedarse, ya que para salirse tienen que tomar la decisión activa y meditada de dejar de ahorrar. La economía del comportamiento descubrió que las personas, en muchas ocasiones, no toman decisiones racionales cuando se trata de decidir cómo gastar o ahorrar dinero.
¿A qué se debe todo esto? Según la Economía del Comportamiento:
- A las personas les cuesta imaginarse a sí mismas en un largo plazo de tiempo: no visualizan reflexivamente su futuro.
- La gente prefiere y elige las gratificaciones a corto plazo antes que a medio y largo plazo.
A pesar de que los ciudadanos saben que lo más conveniente para su bienestar futuro es inscribirse y participar en los sistemas de jubilación de sus empleadores, muchos empleados no lo hacen. Es necesario un “empujón”. Las personas necesitan ser “empujadas” para tomar decisiones beneficiosas para sus intereses.