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Trabajador dándose cuenta de un error en su inversión
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Errores a la hora de invertir

Septiembre 7, 2020 6 min 38 veces compartido

Hace algunos meses, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicó la guía Psicología para inversores, en la que se recogen una serie de propuestas para facilitar la aplicación práctica de la economía conductual en las decisiones de inversión. Y es que, tal y como afirma el organismo supervisor, aunque el ser humano entiende lo que quiere conseguir a la hora de analizar posibles inversiones, valiéndose para ello del acceso a la información que hay disponible y dejándose aconsejar, en numerosas ocasiones, por la opinión profesional de expertos, hay en nuestra cabeza un lado no racional y principalmente emocional que, con frecuencia, nos empuja a la toma de decisiones que no siempre resultan lo más acertadas posible.

Esa racionalidad limitada en muchos de los sujetos que operan en los mercados acaba afectando al comportamiento de estos, por lo que saber manejar ese aspecto más sensible de los seres humanos es crítico para entender por qué elementos como la intuición acaban jugando un papel fundamental a la hora de que un inversor se decante por una opción u otra.

Recomendaciones para evitar equivocarse al invertir

Existen muchas recomendaciones para evitar equivocarse en la toma de decisiones financieras. Sin embargo, también existen errores que, no por ser algunos de ellos muy sabidos, es conveniente grabarse a fuego para garantizarse las mayores probabilidades de éxito. Entre ellos, cabe destacar:

  • La falta de paciencia. En el largo plazo, la experiencia histórica demuestra que las inversiones en renta variable suelen dar sus frutos. A horizontes temporales de entre 5 y 7 años, la mayoría de las acciones de las grandes compañías ofrecen rentabilidades positivas, si bien es cierto que a lo largo de un ciclo económico es frecuente que sufran vaivenes en su precio y volatilidad. Esto no quiere decir que, cuando se realice una inversión, haya que desentenderse y permitir que pase el tiempo, pensando que, por ejemplo, en una situación de crisis en los mercados la tormenta ya pasará, sino que no hay que dejarse llevar por momentos de nerviosismo y ser fríos y calculadores.
  • No subirse a trenes en marcha cegados por la alta rentabilidad. Hay compañías que experimentan en muy poco tiempo un considerable aumento de su valor en el mercado, como consecuencia de sus buenos resultados en el sector, por haber llevado a cabo una innovación o, simplemente, porque han despertado la atención de numerosos inversores. Apostar por este tipo de entidades cuando ya se han apreciado mucho puede ser una muy mala decisión, ya que es posible que no tarden en corregir su precio para ajustarse a su valor real.
  • Obviar las modas. Con frecuencia, un determinado sector o empresa se convierte en tendencia social, lo que hace que se corra el riesgo de generar un efecto burbuja en torno a ellos. Antes de dejarse llevar por ninguna ola de popularidad, hay que revisar la información financiera y de mercado existente y, si es posible, consultar a un asesor financiero experto para que nos exprese su recomendación sobre la idoneidad de apostar en ese momento por una entidad de tales características.
  • Caer en la trampa del valor. Muchos pequeños accionistas se sienten atraídos por compañías que retribuyen al accionista con la promesa de dividendos, sin prestarle demasiada atención al precio al que cotizan en el mercado. De ese modo, si no se ha analizado bien la operación, puede que, al final, ese dividendo que se reciba sea menor que lo que los títulos se han dejado por el camino, algo que puede salir muy caro si se destina una parte relevante de la cartera a ellos.
Errores a la hora de invertir en bolsa

Otros errores a evitar

  • Entrar en las redes de un chiringuito financiero. Bajo la promesa de grandes rentabilidades, existen empresas que logran engatusar a inversores que, con frecuencia, no disponen de la cultura financiera suficiente como para desconfiar de ellas. Para evitar esto, la CNMV cuenta con un registro de entidades certificadas y verificadas, que cualquiera que desee invertir en los mercados debe consultar para cerciorarse de que no le están intentando dar gato por liebre.
  • Operar sin ningún criterio. Cada vez es más habitual que los inversores no profesionales piensen que, consultando la información disponible en Internet y siguiendo las recomendaciones de foros y de sus contactos personales, van a ser capaces de obtener rentabilidad por sus ahorros. Aunque puede que esto suceda, lo más aconsejable siempre es apoyarse en el consejo experto que brinda un buen asesor financiero, que está pegado a la actualidad del mercado, cuenta con conocimientos certificados y es capaz de analizar los datos desde distintas ópticas, pensando siempre en lo que más puede convenirle a su cliente.
  • No diversificar lo suficiente. Es muy común que un inversor poco preparado confíe la mayor parte de sus ahorros, por ejemplo, a los títulos bursátiles de una única compañía, creyendo que se trata de una apuesta segura. Esto genera un riesgo muy grave ya que, ante cualquier incidencia de la propia compañía o una corrección del mercado, su cartera puede sufrir mucho. En esta línea, también hay muchas personas que creen que invirtiendo en muy pocos valores el riesgo disminuye, cuando ocurre precisamente lo contrario.
  • Querer ganar mucho sin riesgo. Apostar por el largo plazo no significa que no haya que exponer parte de nuestra cartera a inversiones de mayor riesgo. De hecho, el binomio rentabilidad-riesgo es una realidad en los mercados: aunque seamos adversos al riesgo, para ganar más a veces hay que abandonar, al menos ligeramente, nuestra atalaya de la prudencia. Pero, para hacerlo en las mejores condiciones, nada mejor que rodearnos de especialistas financieros que nos aconsejen de la manera más profesional posible.
  • Desconocer la fiscalidad de las inversiones. Cualquier rendimiento positivo que se obtenga en los mercados deberá ser comunicado al Fisco, al igual que las pérdidas, ya que muchas de ellas son deducibles. Por supuesto, conviene estar al tanto de las posibles modificaciones en la normativa tributaria para evitar llevarnos en el futuro alguna sorpresa desagradable. En este sentido, también hay que valorar las comisiones y costes que genera cada operación que se realiza en el mercado ya que, a la larga, pueden suponer un desembolso considerable.
  • Centrarse solo en el mercado doméstico. Es lógico que cualquier pequeño inversor sepa más sobre las empresas del IBEX 35 que sobre la bolsa de Tailandia, pero eso provoca que, con frecuencia, se desaprovechen potenciales oportunidades de inversión. Los asesores financieros pueden aportar mucha luz sobre mercados extranjeros en los que convendría estar presentes, de acuerdo al perfil de riesgo de cada usuario.

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