¿Cómo hacer que la gente mayor goce de mayor calidad de vida y cómo lograr que vivan en viviendas en las que la accesibilidad no sea un impedimento para el día a día? Estas son dos de las premisas en las que se basaron sendas conferencias del Longevity World Summit 2020 pronunciadas por el alcalde de Premià de Mar, Josep Triadó, y la directora de Estrategia y Marketing del Grupo MDP y Vicepresidenta Ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López.
Las sociedades de los países occidentales cada vez son más longevas. Este aumento progresivo de la edad de la población obliga a replantear muchos aspectos del mundo que nos rodea. Es en este contexto que este diciembre se ha celebrado la primera edición del Longevity World Summit 2020 (LWS2020), un evento online creado por la Universitat de Barcelona y el Longevity Institute para estudiar, analizar y reflexionar sobre los complejos retos a los que se enfrenta una sociedad cada vez más madura.
Bajo el título Tercera edad en las ciudades: prevenir antes que curar, el alcalde de Premià de Mar, Josep Triadó, detalló en su ponencia cómo su municipio trabaja para adaptarse al fenómeno de la longevidad. Triadó puso en valor todas las iniciativas de la localidad del Maresme destinadas a favorecer la integración de las personas mayores en su entorno social y facilitar el acceso a los servicios municipales a este colectivo.
¿Quieres saber cómo afrontar la ruta de tu vida? ¡Descúbrelo!
Dado que la gente mayor goza cada vez más de una mayor salud mental y física cuando se jubila, el municipio decidió “aprovechar” la experiencia de este colectivo y “mantener su capacidad física y emocional durante el mayor tiempo posible”. “Es importante que transmitan conocimientos y valores a las siguientes generaciones”, sostiene el alcalde de Premià de Mar.
Como la pandemia ha añadido una dificultad extra a este colectivo, que ha hecho más evidentes sus vulnerabilidades, especialmente en aquellas personas con un deterioro físico más acusado, Triadó afirma que, además de reforzar la sanidad, hay que actuar en el ámbito de la prevención para que haya “el mínimo de gente vulnerable posible”.
¿Cómo se consigue esto? En su opinión, para paliar la decadencia física e intelectual de las personas mayores se debe hacer hincapié en apostar por la salud y el deporte. “Cuando pase la pandemia ampliaremos espacios públicos en el exterior para actividades deportivas para gente mayor”, explica. Por otro lado, en el terreno intelectual, desde el Consistorio se busca implicar a la gente mayor en entidades y asociaciones con el objetivo de aprovechar el “talento sénior” para las nuevas generaciones.
“Buscamos retrasar al máximo el momento en el que las personas mayores empiezan a querer quedarse en casa y, finalmente, se hace evidente el deterioro físico y mental”, detalla.
Es en este punto que pone en valor las iniciativas asistenciales y de vivienda que parten del Ayuntamiento de la localidad. Por un lado, las viviendas tuteladas con un centro de día en la planta baja. “Se trata de personas que tienen su vida privada en un apartamento con servicios comunes”, explica. Por otro lado, el cohousing: comunidades más amplias, con elementos comunes y servicios esenciales (lavandería, limpieza, etcétera) y no esenciales (práctica deportiva, servicios estéticos, culturales, etcétera). “Son comunidades muy interesantes de cara al futuro porque permiten individualidad y también porque invitan a hacer actividades para todas las edades para los vecinos”, sostiene.
En el ámbito de la vivienda, la directora de Estrategia y Marketing del Grupo MDP y Vicepresidenta Ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López, que también participó en el Longevity World Summit 2020 con la conferencia Accesibilidad y urbanismo inteligente para la tercera edad, realizó una detallada radiografía de cómo son las casas en las que reside la gente mayor en España y cuáles son sus principales problemas.
Según los datos de un reciente estudio de MDP, en España hay 1,8 millones de personas con movilidad reducida que dependen de un tercero. Esta dependencia condiciona su vida por completo, como también lo hace el lugar en el que viven. El portal y las escaleras con los elementos que producen mayores limitaciones y disponer o no de ascensor se convierten en un hecho diferencial.
El análisis presentado por López indica que únicamente un 12% de los edificios donde viven personas con movilidad reducida han recibido alguna ayuda del Estado y que un 60% de los encuestados en el informe no requieren de silla de ruedas aunque presentan problemas de movilidad. Es por ello que se ha puesto en marcha una app, Zero Barreras, para medir la accesibilidad de un edificio, con el objetivo de tomar las medidas pertinentes en el caso de que se consideren necesarias.