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La felicidad de perderse las cosas tiene incluso ya sus propias siglas: JOMO (joy of missing out). ¿No te gustaría muchas veces estar fuera? ¿No te gustaría de vez en cuando no haberte enterado, tener menos información? ¿No te arrepientes de haber entrado en una red social nueva a la que ahora tienes que alimentar con contenido y de la que tienes que estar pendiente para no perderte nada?
Uno de los grandes estresores de nuestro tiempo es la sobreinformación. Estamos sobreinformados y, con ello, mal informados. Nos llegan noticias de todo tipo al momento, sin verificar, que se convierten en virales, que no nos da tiempo de analizar. De forma no consciente, nos bombardean con todo tipo de temas: salud, bienestar, decoración, virus, automóviles, juguetes eróticos, alimentación, moda, política, deporte… todo aterriza sin filtro, revuelto, como si tuviera el mismo valor el nuevo juguete erótico que la desbancada de un partido político. No sabemos si son ciertas o no, no sabemos si son creíbles o no, no sabemos si están científicamente contrastadas o no. No tenemos ni idea, pero los inputs entran en nuestro cerebro a cada momento.
Uno de los grandes estresores de nuestro tiempo es la sobreinformación. Estamos sobreinformados y, con ello, mal informados.
No solo nos bombardean con información de todo tipo. También tenemos cada vez más aplicaciones y dispositivos informándonos. Antes disponíamos de una radio, un televisor que nos repartíamos entre toda la familia y un periódico en papel para el que había que hacer turnos. Como mucho se compraban revistas especializadas de decoración, alimentación o automóviles. También podías estar al día de la prensa amarilla… eso sí, gastándote el dinero. Hoy nos llegan todas las noticias a través de los cientos de canales de televisión y de sus distintas plataformas. Pero además tenemos miles de portales en internet, redes sociales, WhatsApp, la radio, podcasts, vídeos de YouTube, plataformas para comunicarnos y reunirnos, newsletters de todo tipo… Ah, y libros, todavía sobreviven los libros y las revistas.
Si a mí, solo de escribir este párrafo, casi me da un “parraque”, me imagino que también vosotros os estaréis agobiando. Incluso hemos acuñado un término, FOMO (fear of missing out), que habla del miedo de perderse algo, de no estar al día. Muchas son las personas que no se desconectan de su dispositivo, lo consultan cada dos por tres, con tal de no perderse nada y estar al día. La estadística dice que una de cada tres personas consulta su móvil más de cien veces al día.
Cuando un estilo de vida nos genera sufrimiento hay que buscarle solución. Las personas somos inteligentes. A veces no anticipamos el daño que puede hacernos una corriente, una nueva filosofía, un estilo de vida, pero sí somos capaces de reaccionar a tiempo. Por eso, el JOMO ha llegado a nuestras vidas para ofrecer una alternativa al estresor de tener que estar al día de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Eso sí, eres tú quien tiene que decidir vivir con menos información, con menos participación, con menos tendencias.
El JOMO no solo es aplicable a la cantidad de información que decidimos dejar de consumir. También a la cantidad de cosas que dejamos de comprar o actividades en las que decidimos no participar. Se trata de poder vivir nuestra vida al margen de lo que otros creen que nos estamos perdiendo.
¿Por qué podría darnos felicidad perdernos cosas?
Tener de más nos agobia, incluso siendo información. El minimalismo nos ayuda a vivir felices con menos, a desprendernos de todo aquello que rellena nuestra vida, pero no le da sentido. Con la información ocurre lo mismo. No toda la información que llega a nuestra vida nos interesa, nos alimenta o suma para nosotros. La consumimos sin más, porque está ahí, porque es gratis.
Medita
La serenidad de tu mente está en poder tener tiempo para perderlo, para aburrirse. Una mente hiperinformada, hiperocupada, es una mente hiperestresada. Tu mente necesita aprender a focalizarse en una sola cosa. La hiperinformación provoca todo lo contario. Empiezas a leer un artículo interesante, de ahí saltas a ampliar la información a otra web, y así sucesivamente. Empiezas a leer una noticia médica y terminas leyendo la noticia del divorcio de un actor de cine que llevas mucho tiempo sin ver actuar.
Meditar regularmente nos ayuda a regular nuestras emociones, a prestar más atención al momento presente y a serenar nuestra mente.
Decide qué te apetece hacer con tu vida en ese momento
Un restaurante de moda, una nueva película en el cine, una tienda que han inaugurado, un bar de copas, una clase nueva en el gimnasio. No solo nos bombardean con información, sino también con la novedad. Y nos sentimos obligados a probarla.
Siempre hay tiempo para la novedad. Podrás ir la semana que viene, el mes que viene o el año que viene. O incluso puede que decidas no ir nunca… y tampoco pasa nada.
Decide qué información vas a consumir
Decide sobre qué temas quieres estar al día y decide las fuentes que vas a consultar. Tener claro de entrada que vas a interesarte por unos cuantos temas y solo en una determinada red social o prensa, te llevará a obviar todas las otras fuentes de información.
Momentos de cero tecnología
Trata de desconectar de la tecnología varios momentos al día. Decide cuáles van a ser esos momentos y coge el hábito de no mirar el teléfono, la tablet, ni encender la televisión. Y estate a lo que estás.
No, no eres tonto por no saber de todo
Es imposible saber de todo. Es imposible probarlo todo. Es imposible estar al día de todo. No solo es imposible, sino que es una esclavitud más.
Disfruta del JOMO. Y recuerda: haz el bien y no mires a quién. Ahí está la clave de la vida.