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El peso ideal es aquel que nos gustaría tener. Sin embargo, este dato es subjetivo y poco trascendente; de hecho, puede derivar en obsesiones y desequilibrios emocionales nada recomendables. Lo importante es calcular el peso saludable y, en la medida de lo posible, permanecer en él.
En este artículo, precisamente, queremos informarte sobre este aspecto. La obesidad es un problema real que, desde 1975, se ha triplicado en todo el mundo. Tan preocupante resulta que, en 2016, casi 2.000 millones de adultos tenían sobrepeso u obesidad. En cuanto a los niños y adolescentes, más de 340 millones sufrían alguno de estos dos problemas.
Comer sano y de forma moderada es imprescindible. También hacer deporte e incorporar hábitos vitales saludables.
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Concretando los problemas de peso
Tanto el sobrepeso como la obesidad se caracterizan por la acumulación inusual o en exceso de grasa, hasta el punto de que llega a ser perjudicial para la salud.
En este sentido, un indicador muy importante es el IMC por edades. Es decir, el índice de masa corporal. Este dato cambia a lo largo de la vida y se concreta en una relación directa entre el peso y la talla.
Cómo calcular el índice de masa corporal
¿Sabes cómo se calcula el IMC? En realidad, tú mismo puedes hacerlo. Solo tienes que dividir tu peso por tu estatura al cuadrado. El resultado obtenido te ayudará a quedarte tranquilo o, por el contrario, a identificar algún tipo de obesidad. Si es así, debes acudir a tu médico de cabecera para empezar a eliminar ese exceso de peso.
Según la Organización Mundial de la Salud, lo ideal es obtener un dato situado entre los 18,5 y los 24,9. Por debajo de la primera cantidad, el peso es excesivamente bajo y, por lo tanto, tampoco es saludable.
Cuando es igual o mayor de 25, se entiende como sobrepeso. Y cuando supera los 30, nos encontramos en un nivel de obesidad. En este sentido, existen tres niveles:
- Obesidad de grado 1 y bajo riesgo. Se sitúa, para los hombres, entre 25 y 30, y para las mujeres, entre 24 y 30.
- Obesidad de grado 2 y riesgo moderado. Para ambos géneros, se da entre los 30 y los 40 puntos.
- Obesidad de grado 3 severa. A partir de los 40 puntos para hombres y mujeres.
¿Te parece bien si lo vemos con un ejemplo? Imagínate a un varón de 50 años que mide 1,72 m y pesa 90 kg. Para calcular su IMC, debes resolver esta fórmula:
IMC = 90 / (1,72)²
Es decir, el índice de masa corporal en este caso es 30,42. Dado que se trata de un hombre con obesidad de grado 2 y riesgo moderado, debería acudir a su médico y empezar a poner remedio cuanto antes, preferiblemente de la mano de un nutricionista cualificado.
El procedimiento a seguir implica establecer un plan personalizado que permita bajar peso y, sobre todo, perder la grasa. El camino es único: incorporar una dieta equilibrada y hacer ejercicio. De este modo, además, te sentirás más joven, satisfecho y activo.
Como has visto, calcular el peso saludable es mucho más importante que calcular el peso ideal. Establecer el IMC se convierte en un indicador muy útil, y rápido, para identificar el estado general de una persona en términos de peso. Ahora bien, conviene relacionarlo igualmente con la edad, los hábitos y las circunstancias personales de cada sujeto.
De hecho, una persona muy musculada y con un alto desarrollo deportivo puede presentar un IMC sobredimensionado, capaz de distorsionar la interpretación real.
Asimismo, no se recomienda calcularlo en distintos segmentos de población, como pueden ser los niños, las madres lactantes y, como acabamos de indicarte, los deportistas de alto nivel.
La distribución de la grasa
Otra cuestión importante es dónde tendemos a acumular la grasa en nuestro cuerpo. En este sentido, existen dos tipos de constituciones principales:
- Anatomía tipo manzana. Estos cuerpos acumulan sus reservas de grasa, sobre todo, en la parte superior, por lo que esta se sitúa alrededor de los órganos internos. Como consecuencia de ello, tienen más tendencia a padecer problemas o disfunciones cardiovasculares.
- Anatomía tipo pera. En este caso, la grasa suele situarse alrededor de las caderas y en los muslos, lo cual a medio y largo plazo resulta bastante menos peligroso.
Consejos para mantenerte en tu peso
En realidad, es una cuestión de actitud y de hábitos. Debes concienciarte al respecto y adquirir una serie de buenas prácticas en relación con tu alimentación, tu actividad física, tu edad y tu día a día.
Es más fácil alcanzar y mantenerte en tu peso óptimo si aplicas estas pautas:
- Evitar consumir bebidas alcohólicas.
- Eliminar el tabaco.
- Seguir una dieta saludable y variada, en la que primen las frutas, las legumbres, las verduras, las hortalizas y los cereales.
- Reducir la ingesta de embutidos y carnes rojas.
- Realizar cinco comidas al día, en todo caso moderadas y equilibradas.
- Practicar media hora diaria de deporte o actividad física. Elige una opción acorde a tu situación y tus características. En función de tus posibilidades, incrementa la intensidad para quemar más calorías, pero siempre de un modo sensato y adecuado.
También puede ayudarte pesarte periódicamente en casa, aunque siempre debes hacerlo de un modo natural, sin obsesiones. En cuanto notes cualquier señal en esta dirección, por mínima que sea, deja de hacerlo y coméntaselo a tu especialista.
Para poder aprovechar mejor la información aportada por tu báscula, lo mejor es que te peses siempre nada más levantarte, después de haber ido al baño y sin zapatos ni ropa. Así, las comparaciones entre días o semanas serán más rigurosas.
Ahora que has aprendido a calcular tu peso saludable, ¿por qué no te lo aplicas? No se trata tanto de acercarte al peso ideal que imaginas, sino de estar sano y encontrarte muchísimo mejor. Está en tu mano, ¡hazlo cuanto antes!