Quizá es mucho utilizar la palabra “depresión”, pero ¿quién no ha sentido el “bajoncillo” de la vuelta a la rutina alguna vez?
En un mundo tan rápido, que no para, un mundo de constantes estímulos y demandas, parece que las vacaciones son un buen momento para bajar el ritmo, disfrutar, conectar más con los nuestros, relajarnos, y dejar a un lado las preocupaciones. ¿Cómo no vamos a tener un poco –o un mucho– de depresión postvacacional a la vuelta?
Es como si en verano parásemos la máquina (que va muy deprisa durante el curso) y tuviéramos la oportunidad de ver de manera más clara qué queremos y qué no, y contactar así con nuestra situación ideal.
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Porque lo que también es cierto es que la vuelta nos ayuda con el establecimiento de nuevos retos, nuevos objetivos y, ¿por qué no?, nuevas oportunidades también. Es como una hoja en blanco esperando a ser escrita. A la vuelta podemos escribir de nuevo. Lo asociamos con estrenar, comenzar, abrir…, palabras que nos motivan y nos empoderan.
Y aunque hay una parte irremediable de asociar la vuelta con retomar obligaciones, responsabilidades, to do, fechas de entrega, informes, deadlines…, también hay una parte bonita de emprender nuevos propósitos, ilusiones, retos y oportunidades.
Así que nuestra intención aquí es dejarte seis pasos que creemos pueden ayudarte para que la vuelta sea más suave y cariñosa contigo. Una vez más, no nos gusta dar recetas cerradas; así que, por favor, con flexibilidad y escucha, coge lo que te sirva, adapta lo que consideres y suelta lo que a ti no te venga bien.
¡Vamos allá! Aquí tienes seis pasos para aumentar tu motivación en esta vuelta al curso 2021-2022:
1. Hazlo de manera progresiva. Te recomendamos entrar en el curso de la manera más suave posible. Y si esto no es factible, intenta mantener ciertas rutinas o caprichos del verano, no te lo quites todo de manera radical. Si este verano has tomado helado todos los días, permítete tomarte un helado aún de vez en cuando; o si puedes volver con horario reducido o intensivo, hazlo sin pensártelo dos veces. ¿Has oído hablar del período de adaptación que tienen los niños para empezar el cole? Pues nosotros, los adultos, no somos tan distintos.
2. Y siguiendo con los niños, ¿os acordáis de cuando erais pequeños y estrenabais algo de material en la vuelta al cole? Estrena algo, una agenda, un estuche, un accesorio…, algo que asocies a este nuevo curso y te dé impulso. Y no tiene por qué implicar un gasto si no quieres/puedes: puedes despejar y ordenar tu lugar de trabajo, tu corcho donde pones tus notas…; deja espacio para lo nuevo. O empieza algo que te ilusione; es momento para comienzos también. Y, por supuesto, es momento también para dejar aquellas cosas/personas/actividades que no te hacen bien. Despréndete de lo que no necesites.
3. Focalízate en las ventajas de la vuelta. ¿Qué echabas de menos en tus vacaciones que sí tienes ahora? Piénsalo, seguro que hay algo. Quizá puedas retomar encuentros con personas a las que quieres ver tras la vuelta, sitios en tu ciudad que quieras visitar, planes distintos… Para y respira. Muchas veces volvemos con ansiedad porque intentamos que quede todo hecho en los primeros días. Establece una planificación realista y amable contigo mismo/a.
Busca maneras de motivarte en tu espacio de trabajo. Si sigues teletrabajando y se te cae la casa encima, prueba a salir a ratos y trabajar en otros lugares, como una biblioteca, un bar, o incluso mientras das un paseo. Si por el contrario trabajas presencialmente, trata de optimizar el tiempo de oficina.
Propicia los momentos para hablar desde lo personal en el trabajo. Aprovecha la vuelta para tener espacios en los que puedas compartir cómo han ido tus vacaciones, comentar tus experiencias y escuchar las de tus compañeros.
4. Ejercicio físico y alimentación. Piensa en ello no como una obligación, sino como algo que te aporte bienestar. ¿Qué ejercicio concreto te gusta? ¿Cuándo puedes encontrar un hueco para hacerlo? ¿Qué alimentos o hábitos saludables te gustaría introducir en este nuevo curso?
5. Acepta las emociones que tengas, legitímalas y transítalas. No nos gusta sentir tristeza, melancolía o enfado pero, una vez más, la aceptación es parte del camino. Si estás triste por haberte despedido de tu lugar de vacaciones, o de alguna persona, acéptalo, verbalízalo y compártelo, si es que quieres hacerlo. Negarlo no te va a ayudar a estar mejor, sino todo lo contrario. Recuerda: si a ratos estás triste, enfadado o nostálgico, ¡enhorabuena!, estás vivo/a.
6. Se flexible. La vuelta suele tener imprevistos, cosas que no teníamos en mente. Y si tienes niños, muchas veces se produce antes la vuelta al trabajo que el comienzo del cole. Así que sé consciente de cuál es la realidad para poder ajustar con flexibilidad tu planificación entre trabajo, familia y vida social.
Y, como buenas coaches, no podemos terminar sin plantearte unas cuantas preguntas que abran campo y te ayuden a reflexionar:
- ¿Cuál sería tu situación ideal para este nuevo curso que empieza?
- ¿Qué hacías en vacaciones que te sentaba bien y que puedes intentar mantener durante el curso?
- ¿De qué quieres desprenderte este año?
- ¿Qué quieres comenzar este curso que te va a ayudar a acercarte a la mejor versión de ti mismo/a?
Y, por último, después de estas reflexiones, ¡escoge una cosa importante y ve a por ella!