Cuando nos frustramos por algo o por alguien, nos bloqueamos y experimentamos sensaciones desagradables. A todos nos ha pasado alguna vez que nos hemos organizado y planificado la semana con espacios de tiempo demasiado pequeños y luego no nos da tiempo a hacer todo lo que teníamos en la agenda. O es habitual que, si tenemos que hacer una tarea con el ordenador o el móvil y nos falla la tecnología, nos sintamos frustrados, agobiados o enfadados. ¿O quién no ha perdido los nervios alguna vez ante trámites administrativos?
Los que escribimos y nos enfrentamos a la famosa hoja en blanco, también nos sentimos frustrados cuando algunos días no conseguimos comenzar con las primeras palabras de un texto. O tal vez iniciamos una tarea con la ilusión de dejarla terminada y, de repente, nos damos cuenta de que necesitamos la respuesta de alguien para poder finalizarla, y el tener que esperar esa respuesta también nos frustra.
La frustración y el autoconocimiento
La frustración también es muy habitual cuando estamos empezando a introducir un nuevo hábito y no conseguimos incorporarlo en nuestra rutina. Podemos sentirnos entonces frustrados, fracasados, o decepcionados con nosotros mismos.
¿Quieres saber cómo afrontar la ruta de tu vida? ¡Descúbrelo!
Muchas veces tiene que ver con nuestras expectativas… Para conocerte un poco más y explorar en lo que te pasa a ti, respóndete con honestidad estas preguntas:
- ¿Qué situaciones te suelen provocar frustración? Por ejemplo, las tareas administrativas…
- ¿Qué tienen en común estas situaciones? Que no me gustan, que no se me dan bien, que requieren mucho tiempo…
- ¿Qué me pasa en el cuerpo? Quizá se me forme un nudo en la garganta…
- ¿Qué te ayuda a ti a sentirte mejor y librarte de esas sensaciones? Pasear, meditar, bailar, quedar con algún familiar o ser querido…
- ¿Qué puedes hacer para mejorar y sentirte mejor cuando se produzcan? ¿Qué podrías hacer distinto? Analízate con honestidad.
La frustración es enemiga de la productividad personal y hace que no nos sintamos bien con nosotros mismos. Suele bloquearnos, nos hace entrar en un estado de negatividad, y nos hace perder de vista nuestro objetivo.
La Real Academia Española define la frustración como:
- Privar a alguien de lo que esperaba.
- Dejar sin efecto, malograr un intento.
- Dejar sin efecto un propósito contra la intención de quien procura realizarlo.
Malograr un intento. ¿En qué situaciones no consigues lograr un intento?
Dejar sin efecto un propósito. ¿En qué situaciones no consigues el efecto que quieres para alcanzar tu propósito?
Consejos para gestionar la frustración
¡Te dejamos algunos tips para que, desde la flexibilidad y el autoconocimiento, te sirvas de lo que te venga bien o te resuene, y sueltes lo que no!
- Cuando entres en un estado de frustración, ¡para! Puedes hacer una meditación y simplemente parar y observar. Para lo que estás haciendo, respira y reconoce lo que te está pasando. ¡Ya sabes, la vulnerabilidad para nosotras siempre es una gran aliada! Todos nos sentimos frustrados de vez en cuando.
Trata de mirar la situación con un poco de distancia y pregúntate: ¿es imprescindible que esto que quería lograr lo termine hoy?, ¿depende de mí o necesito a alguien más para llevarlo a cabo?, ¿estoy en el mejor estado de ánimo hoy para hacerlo?, ¿qué necesito para conseguirlo?
- A veces conviene cambiar de actividad radicalmente. Si estás sentado, levántate y muévete. Si estás moviéndote, para. Puedes probar a cambiar de actividad directamente y dejarlo para más tarde, o directamente posponerlo para otro día. Y para vencer esa sensación de “fracaso” interno por no haberlo hecho, repasa en tu agenda lo que sí has conseguido, apunta todos los logros, y reagenda esa tarea para otro día.
- Identifica y utiliza los recursos externos que tengas: un amigo, tu pareja, tu socio o tus colaboradores… Quizá alguien que esté más despejado pueda ver algo que tú no estés viendo… ¿Qué tal te llevas con las peticiones? ¿Te cuesta pedir o te resulta sencillo?
- O, directamente, delega, o di no. ¿Te has parado a pensar si es imprescindible y necesario que tú hagas estas tareas? A veces nos empeñamos en hacerlo todo nosotros mismos y no se nos ocurre analizar la situación: ¿me gusta esto?, ¿me aporta algo para mi crecimiento?, ¿me resulta valioso?, ¿se me da bien?, ¿está alineado con mis valores y con mi propósito? Si obtienes muchos “no”como respuesta, quizá puedas plantearte delegar esa tarea o ese proyecto, o en otras situaciones quizá sea necesario que digas más “NO”, y no te comprometas con ello. ¡Libérate de lo que no te aporte!
- No te tomes nada personalmente. A veces la frustración tiene que ver con algo que ha dicho o hecho otra persona, y eso tiene más que ver con ellos que contigo… Trata de analizar qué ha sido, y por qué te remueve… La pregunta podría ser: ¿qué te pasa a ti con eso?
Como seres humanos que somos, tenemos emociones, sentimientos y estados de ánimo. Y todos vamos a sentirnos frustrados, enojados, impotentes y bloqueados en determinadas situaciones.
¡Lo valiente es verlo, aceptarlo, aprender y crecer! ¿Te animas a repasar cuáles son esas situaciones que te frustran en tu día a día? Nosotras te acompañamos.