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‘IoT’, puede que el término suene a chino, a software súper moderno y avanzado o al último smartphone del momento, pero nada más lejos de la realidad. Se trata de un concepto que forma parte de nuestro día a día y, de hecho, cada vez más. El internet de las cosas, IoT por sus siglas en inglés ‘Internet of Things’, permite conectar a internet objetos que usamos a diario.
El internet de las cosas hace que nuestra nevera pueda ser inteligente, que nuestro coche nos guíe o que nuestro reloj mida nuestras pulsaciones. Hace tan solo unos años podría parecernos algo futurista, pero hoy forma parte de nuestra vida cotidiana. ¿Cómo funciona? ¿Cómo se ha hecho un hueco en nuestras casas? ¿Qué ventajas y desventajas tiene? ¡Te lo contamos todo en este post!
Qué es el IoT
El internet de las cosas nos permite, como su propio nombre indica, conectar cosas/objetos a internet. Pero, ¿qué es realmente el IoT? En términos técnicos, es la conexión y/o agrupación de objetos electrónicos, como neveras, lavadoras o aspiradoras, hasta objetos aparentemente inanimados, como un reloj, un espejo, o una maleta, a una red de internet. Estos objetos pueden interactuar entre ellos.
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Principalmente, el internet de las cosas busca facilitar las vidas de las personas y hacer más eficientes los entornos de trabajo.
El internet de las cosas: algunos ejemplos
Toda esta teoría está muy bien, pero, para ver algunos ejemplos del internet de las cosas nos ayudará a entender mejor qué es y cómo funciona.
En el hogar, en nuestra ropa, en la oficina y hasta en el entorno urbano: el internet de las cosas ha inundado nuestras vidas. Vamos a ver algunos ejemplos que posiblemente ya conozcas e incluso utilices, así como otros que quizá te sorprendan.
En nuestra casa
Termostatos que regulan la temperatura de cada estancia de nuestro hogar, robots aspiradores, bombillas regulables, alarmas, neveras inteligentes… Existen infinidad de aparatos del día a día que pueden controlarse vía internet y funcionar solos. Por ejemplo, podemos poner a nuestro robot aspirador a limpiar la casa a través de nuestro smartphone aunque no estemos allí. Podemos incluso elegir la potencia o las habitaciones que queremos que aspire.
También podemos controlar la temperatura de nuestro hogar gracias a los termostatos inteligentes, que nos permiten, por ejemplo, ajustar la temperatura del salón desde el teléfono móvil antes de llegar a casa.
Otro caso, nuestra nevera puede estar conectada a internet y avisarnos de cuándo van a caducar los alimentos, de si alguno se está acabando para apuntarlo a la lista de la compra, o incluso del consumo de electricidad cada vez que abrimos la puerta del frigorífico. Bastante futurista todo esto, ¿verdad?
En nuestra ropa y accesorios: los wearables
Suena muy avanzado, pero seguro que utilizas o conoces a gente que utiliza un smartwatch, que es un tipo de reloj que sirve para muchas más cosas que para dar la hora. Estos aparatos, aparte de funcionar como diminutos teléfonos móviles desde los que puedes contestar llamadas, leer correos o recibir alertas de noticias, también tienen nos permiten controlar nuestra salud.
Monitorizan tus latidos, miden el oxígeno en sangre, la tensión arterial y analizan nuestras fases de sueño para ayudarnos a dormir mejor. Además, los últimos modelos detectan caídas y realizan llamadas automáticas a los servicios de emergencia, una funcionalidad muy útil sobre todo para personas mayores.
Otro ejemplo de ‘wearable’ podría ser el de las zapatillas inteligentes, que se conectan a nuestro teléfono móvil para transmitir información sobre nuestras carreras o paseos, como nuestra frecuencia cardíaca, la velocidad o la distancia recorrida, para así mejorar nuestro rendimiento físico. Pero algunas zapatillas inteligentes no se quedan solo ahí, sino que, como salidas de una película de ciencia ficción, se atan solas y se ajustan perfectamente al pie, consiguiendo un mejor agarre y mayor comodidad.
El IoT en la empresa
El Internet de las cosas ya se utiliza en muchas fábricas y talleres para ayudar a aumentar la productividad y hacer ciertos procesos más sencillos. Los dispositivos inteligentes conectados a la red permiten recoger y analizar datos, para así tomar las mejores decisiones empresariales. Es especialmente útil en temas de logística, ya que los sensores en los almacenes conectados a la red detectan cuando un producto se está acabando e incluso pueden hacer el pedido automáticamente. También pueden localizar errores en el stock o en la organización, lo que evita futuros contratiempos.
Además, gracias a la información recogida de las tendencias del mercado y del comportamiento de los clientes, de sus intereses y gustos, las empresas pueden saber cuál es el mejor momento para lanzar una colección, producto o promoción. De esta forma, se pueden crear productos y servicios mucho más personalizados, que permiten aumentar la productividad del negocio.
Internet de las cosas: ventajas y desventajas
Por supuesto, el IoT mejora nuestras vidas en muchos aspectos y puede ser beneficioso en infinidad de situaciones y sectores empresariales, pero, como todo, también tiene sus inconvenientes y pegas. El internet de las cosas conlleva muchas ventajas y algunas desventajas, vamos a verlas.
Las ventajas del IoT
No hay duda, esta tecnología ha transformado nuestras vidas para bien. Mejora la manera en la que vivimos, trabajamos, hacemos ejercicio o gestionamos tareas domésticas. Nos ayudan a administrar el tiempo, la energía y los recursos, a planificarnos mejor y a adelantarnos a inconvenientes o fallos. Un mundo conectado es más seguro, más sostenible y está mejor preparado.
Además, el internet de las cosas nos conecta más y mejor a nuestro entorno, a nuestros allegados y a la información en general del mundo que nos rodea. Y, como ya sabes, la información es poder.
Las desventajas del IoT
A pesar de todos los beneficios, la seguridad cibernética sigue siendo una inquietud en todas las personas que utilizan esta tecnología. Al fin y al cabo, cuanto más conectados estén los objetos que utilizamos día a día, más información almacenada habrá sobre nosotros, sobre nuestros hábitos, nuestras relaciones, nuestros comportamientos de compra, nuestros gustos e intereses. Datos que nos ayudan, pero que también nos controlan y reducen en cierto modo nuestra intimidad y privacidad. Es importante por eso hacer de vez en cuando una desconexión digital.
Por otra parte, es una tecnología que, aunque nos parezca muy avanzada, está en sus primeras fases, por lo que todavía debe adaptarse y homogeneizarse. Y es que aún requiere de una gran inversión, estos dispositivos son caros y no están al alcance de cualquier persona o negocio.
Recapitulando: ¿qué es el IoT?
En definitiva, esta manera de hacer inteligentes nuestros objetos más cotidianos ya ha revolucionado nuestro día a día, pero promete ir mucho más allá de todo a lo que tenemos acceso en la actualidad. Hogares, fábricas y ‘wearables’ inteligentes, la IoT está más presente de lo que pensamos y cambia la forma en la que nos relacionamos, trabajamos y vivimos, nos vuelve más productivos, controla nuestra salud y nos ayuda a manejar mejor nuestro tiempo.
El internet de las cosas tiene sus ventajas y desventajas, hace nuestra vida más fácil en muchos aspectos, pero como cualquier tecnología, hay que saber utilizarla de manera responsable y eficiente, y para esto es necesario conocer sus límites. El IoT reduce nuestra privacidad en muchos aspectos, ya que toda la información recogida en los dispositivos está almacenada en la red, además, es una tecnología que no está todavía al alcance de la mayoría de las personas por su elevado coste.
Con todo, podemos decir que, bien utilizado, el internet de las cosas puede sernos de gran ayuda como personas y como sociedad, permitiéndonos crear unos entornos de vida más seguros y sostenibles.