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Pagar las facturas, el alquiler o hipoteca, reducir deudas, gastos inesperados… Y además, ¡ahorrar! Las finanzas personales deberían venir con manual de instrucciones, y es que mucha gente vive inmersa en preocupación y estrés por cumplir sus compromisos financieros. Y esto, inevitablemente, deriva en tensión que tiene un efecto negativo en nuestra salud mental y física.
El estrés financiero puede venir provocado por problemas económicos o deudas, pero no solo. Muchas veces el sentimiento de culpabilidad por no estar ahorrando lo suficiente, por tener deudas como una hipoteca o por no tener un colchón para nuestra jubilación nos atormenta, lo que puede producir sensación de vulnerabilidad y ansiedad. Aunque este término suene algo extraño, lo cierto es que el estrés financiero afecta a millones de personas en todo el mundo. Pero, ¿a quién puede afectar?, ¿cómo podemos enfrentarlo si nos ocurre? Lo veremos todo en este post, ¡sigue leyendo!
¿Qué es el estrés financiero?
Conocemos la teoría: preocuparse no es la solución. Eso sí, trasladarlo a la práctica no es tan sencillo, y es común sentir agobio y preocupación por asuntos relacionados con el dinero. Generalmente, esta sensación es resultado de la presión que nos invade cuando tenemos una situación económica desfavorable.
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Es completamente común sentir estrés por llegar a fin de mes con la cuenta saneada y, además, habiendo conseguido ahorrar una cierta cantidad. Eso sí, cuando este sentimiento se vuelve prolongado y se transforma en preocupación constante, puede derivar en problemas mayores como la tensión alta, la ansiedad, el insomnio, la depresión, alteraciones del sistema inmunológico… Complicaciones que se pueden manifestar por síntomas como la irritabilidad, la dificultad para concentrarse, la apatía o la tristeza, la sensación de cansancio constante o los cambios de comportamiento, que a su vez afectan a aspectos de la vida tan importantes como la familia, la pareja, el trabajo o la vida social.
El estrés financiero está condicionado por factores externos, como las crisis económicas, las recesiones, la inflación, las subidas del euríbor… O por factores internos, como deudas, una hipoteca o alquiler muy elevado, la incertidumbre ante el futuro laboral…
Si el estrés financiero se vuelve crónico, puede derivar en trastornos psicológicos más graves, por lo que es importante estar atento a esta clase de síntomas si aparecen, pero sobre todo si se prolongan en el tiempo y no desaparecen.
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¿A quién puede afectar el estrés financiero?
Puede afectar a personas en todas las franjas de edad, aunque es especialmente común en la década previa al retiro laboral, la franja de los 55 a los 64 años de edad, cuando la jubilación se ve cada vez más cercana. Y es que el futuro de las pensiones en España puede crear un sentimiento de incertidumbre.
El estrés financiero en una empresa
El estrés financiero de los trabajadores puede tener mucho que ver con sus condiciones en su puesto de trabajo: el sueldo, la precariedad, los incentivos… Por eso, las empresas tienen una gran responsabilidad a la hora de mejorar el bienestar financiero de sus trabajadores y conseguir una plantilla feliz. Estas son algunas de las medidas que se pueden tomar para reducir el estrés financiero en una empresa:
- Promover la educación financiera. El conocimiento es poder, y cuanto más sepan los trabajadores sobre finanzas, mejor podrán manejar su situación personal.
- Facilitar el anticipo salarial. Puede permitir a los trabajadores hacer frente a gastos inesperados o situaciones urgentes.
- Ofrecer beneficios sociales. Instalaciones como gimnasio o guardería, formaciones, o flexibilidad horaria para facilitar la conciliación…
- Ofrecer ayudas para la jubilación, como los planes de pensiones o las ayudas para la jubilación.
¿Cómo puedo afrontar la ansiedad financiera?
Es necesario estar muy atento ante los primeros síntomas de estrés o ansiedad financiera antes de que se agrave la situación. Vamos a repasar una serie de consejos para reducir el riesgo de padecerlo y para paliar los síntomas si ya se padece:
- Identifica qué es lo que te produce ese estrés. Coge papel y boli y escribe cuáles son las principales causas, de más a menos importante para darles una prioridad u otra. Así comprenderán de dónde vienen tus problemas financieros para ponerles solución y poder prevenirlos en un futuro.
- Organiza tus finanzas. Planifica tus gastos y tu ahorro en base a tus ingresos, dividiendo los gastos en prioritarios, los que no se pueden posponer, y no prioritarios, de los que se puede prescindir. Y ten una premisa: nunca gastar más de lo que se ingresa.
- Crea tu propio presupuesto mensual. Es una potente herramienta para controlar y llevar un control exhaustivo de las finanzas personales, así nos evitamos gastar más de lo que ingresamos y destinar una parte de los ingresos al ahorro. Una buena idea puede ser fijar pagos automáticos para las facturas mensuales o para el ahorro.
- Cuenta con una reserva de dinero para imprevistos. La vida está llena de ellos, y la mejor forma de dormir tranquilo es contar con un colchón de dinero dedicado exclusivamente a urgencias, como la reparación del coche, un periodo de desempleo o un accidente.
En definitiva
Las dificultades económicas pueden generarnos sensación de agobio o estrés, que puede derivar en problemas mayores como la ansiedad o la depresión. Por eso, contar con una educación financiera sólida y tener nuestras cuentas saneadas son las claves para evitar caer en este tipo de estrés.
El ahorro, la jubilación, las deudas o la incertidumbre ante un futuro laboral incierto pueden ser causas claras de este estrés financiero. Identificar las causas, tomar el tiempo para organizar las finanzas, crear un presupuesto mensual y contar con una reserva para emergencias son las soluciones a esta sensación de descontrol. Y por supuesto, la regla de oro: no gastar más de lo que se ingresa.
