Hablamos de salud mental más que nunca. Son muchos los factores que han coincidido para que la salud mental de todos nosotros haya cobrado especial relevancia. Dos años de pandemia, soledad, muertes, un virus que nos ha afectado psicológicamente a todos, una guerra inesperada, incertidumbre, dificultades para llegar a final de mes, subidas constantes de los precios de todo lo básicos, electricidad, gas, alimentos… Lo mires por donde lo mires, parezca que todo lo que oímos, vemos, todo de lo que hablamos, sean noticias que afectan a nuestra seguridad, estabilidad y bienestar emocional.
Además, estos años en los que nos hemos sentido tan vulnerables, nos han permitido hablar sin tapujos, sin tabúes, de cómo nos sentíamos. La ansiedad, la tristeza, los miedos, la soledad han fomentado el sentimiento de pertenencia. “Yo también me siento así”, “Yo estoy igual” … Eran y son un mal común. La salud mental ha cobrado el protagonismo que necesita para que le prestemos más atención a nivel individual, familiar y social. No es este artículo la vía para reclamar todas las carencias que tiene el sistema. Que las hay y muchas. Sino solo una manera de dar herramientas para que todos podamos cuidar un poco más de nuestra salud mental. Y ojo, en ningún caso deseo que nadie se sienta culpable por no prestarse atención, por no tener tiempo para el autocuidado, por no saber cómo hacerlo. Solo son consejos para que cuando uno pueda, desee y encuentre su momento, pueda practicar algunas actividades que nos ayudan a sentirnos mejor.
¿Cómo mejorar nuestra salud mental?
- Entrena
Busca tiempo para poder practicar algún tipo de actividad física. No hay un mejor relajante ni antidepresivo que entrenar. Neurotransmisores, neurogénesis, dopamina, relaciones sociales, autoestima, prevención de salud física y mental, bienestar general… mejora el riego sanguíneo en el cerebro (incluso aparecen venillas nuevas en muchas áreas del cerebro), mejora funciones cognitivas como la capacidad de atención, las funciones ejecutivas, el autocontrol de los impulsos y la planificación de la conducta. Y al provocar más sustancia blanca y aumentar el volumen de algunas regiones cerebrales como la corteza prefrontal, puede invertir el deterioro cognitivo en adultos. Vamos, una auténtica joyita.
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- Cuida de tus amistades
Una investigación demostró que una colina nos parece menos empinada cuando la subimos acompañados de un amigo íntimo. Es importantísimo tener vida social, tener un amigo íntimo, el apoyo social, sentir que perteneces a algo. Cultiva esas relaciones que cuidan de nuestra salud física y mental.
- Elige bien a tus amigos. No puedes están con personas que te agoten, que no compartan tus valores, con las que te sientas incómoda.
- Ten tiempo de calidad. No quedes a un café con prisa. Para eso es preferible una conversación.
- Estate, no juzgues, apoya. Y si crees que debes aconsejar, pide permiso y hazlo desde el más absoluto respeto.
- Ten momentos diarios de cero tecnología
En el estudio de Primack se concluyó después de entrevistar a miles de estadounidenses jóvenes adultos, que cuanto más tiempo pasaban conectados a plataformas como Facebook, LinkedIn, YouTube, etc., mayor era el sentimiento de aislamiento. Porque el tiempo que dedicas a navegar y a estar conectado en estas redes es tiempo que te quitas de vivir experiencias reales, presenciales y auténticas. Además, dejas de entrenar tus habilidades sociales, lo que provoca una inseguridad posterior al relacionarte en vivo y en directo. Incluso un estudio de la Universidad Erasmus de Róterdam asegura que el uso del teléfono móvil y la tecnología aumentan nuestro agotamiento físico y mental.
- No hagas nada
Cuando dedicamos tiempo al reposo consciente, nuestras neuronas se activan por encima de la media, es decir, el reposo activo activa más neuronas. El cerebro aprovecha el momento en el que no estamos haciendo nada, cuando no atendemos a nada ni utilizamos otras funciones cognitivas como tomar decisiones o estar concentrados, para regenerarse, reciclarse y almacenar lo aprendido.
- Cambia la forma de hablar
Sentimos como pensamos, a pesar de que no somos lo que nos decimos. La manera de relacionarnos con nosotros mismos es determinante. Lo que sentimos, las decisiones que tomamos, aquello con lo que nos atrevemos o lo que rechazamos por miedo, ansiedad o vergüenza… todo pasa previamente por la mente.
Hay que cambiar sí o sí el vocabulario. Igual que decidimos no decir palabrotas, también deberíamos elegir no utilizar palabras o expresiones que nos hacen daño. Lo primero es tomar conciencia del impacto de esas palabras. No son meras expresiones, son expresiones dañinas, que te faltan el respeto. Y que tienen una clara intención, la queja rápida e inmediata que te desahoga, pero eso es pan para hoy, hambre para mañana.
- Medita
Meditar supone poner el foco de atención en una sola actividad, como puede ser la respiración. Existen muchas técnicas de meditación, desde las meditaciones guiadas hasta las que puedes programar tú solo. Entre sus beneficios obtienes mayor concentración, más conexión con el presente, menos distracciones, mayor disfrute, paz mental, serenidad, mejor calidad del sueño o disminución de la irritabilidad. Practicar la meditación de forma regular te vuelve más consciente de todo aquello que pasa a tu alrededor. Incluso los estudios aseguran que mejora la empatía.
Gracias al prestigioso profesor de medicina de la Universidad de Massachusetts, Kabat-Zinn, hoy en día la meditación tiene un carácter científico. Sus estudios han demostrado, tal y como cita la psicóloga e instructora en MBSR, Beatriz Muñoz, en su libro Mindfulness Funciona, cómo la práctica de la meditación mindfulness “reduce la ansiedad y el estrés, la depresión y el dolor crónico; mejora o reduce el deterioro de las funciones cognitivas, como la memoria o la atención; es útil para tratar adicciones, impulsos, problemas con la alimentación; regula la presión arterial, mejora la respuesta del sistema inmunitario».
- Aprender algo nuevo, aunque sea una palabra al día
Dejar de entrenar las funciones cognitivas es decidir morir prematuramente. Nuestro cerebro necesita nutrientes para vivir de forma saludable, que favorezcan la neurogénesis, que es la creación de nuevas neuronas a partir de células madre. Cuanto mayor es nuestra reserva cognitiva mejor podremos disfrutar de una edad adulta de calidad. El aprendizaje de cosas nuevas es una de las mejores maneras de entrenar la mente, la mantiene viva.
Con pequeñas rutinas podemos sentirnos mucho mejor. No trates de poner en práctica los siete consejos a la vez. Con que empieces con uno, gloria bendita.