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Desertificación: Causas y consecuencias
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¿Qué es la desertificación? Descubre las causas y consecuencias de un problema mundial 

Enero 9, 2024 9 min

Grandes zonas del planeta se están marchitando y degradando a un ritmo acelerado a consecuencia de la actividad humana y del cambio climático. La huella que dejamos en el planeta es cada vez más visible, sobre todo en la tierra. Preocupa que el cambio climático haya multiplicado sus efectos sobre tierras y zonas que ya estaban afectadas, por lo que la situación es tan alarmante que ya no cabe la reversión, pero todavía queda la esperanza de que se pueda frenar. 

Te contamos todo sobre el fenómeno de la desertificación, que afecta a muchas partes del mundo con un negativo impacto en el medio ambiente y en la vida de las personas. Descubre qué es la desertificación, sus causas y las consecuencias, en este post donde también analizamos las soluciones que pueden ayudar a combatir este problema global para tratar de restaurar la degradación.  

¿Qué es la desertificación y cómo puede cambiarnos la vida?

Hace cerca de 30 años la ONU empezó una lucha contra la desertificación, hace 30 años la concienciación sobre esta emergencia climática era mucho menor que hoy en día, pero ya entonces se reconoció la desertificación como “el proceso de degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas como resultado de diversos factores climáticos y humanos”, así lo recoge la ONU. 

Sin embargo, con el cambio climático, dichos factores no han hecho más que multiplicarse y a día de hoy está considerado uno de los principales problemas ambientales del planeta. Así la desertificación es un proceso por el cual tierras previamente fértiles y productivas se convierten en zonas áridas, semiáridas o desérticas. 

El riesgo de desertificación está muy extendido y comprende más de 100 países, afectando con mayor incidencia a algunas de las poblaciones más pobres y vulnerables, ya que la agricultura de subsistencia es común en muchas de las regiones damnificadas. 

A medida que la desertificación avanza, la tierra pierde su capacidad de sostener la vida vegetal y animal, lo que a su vez afecta la subsistencia de las comunidades que dependen de estas áreas. Por tanto, se trata de un fenómeno brutal para la naturaleza que lleva a la desaparición de la vegetación en las zonas más afectadas. 

La desertificación no quiere decir que se vayan a expandir los desiertos como se podría deducir del término, ni siquiera se refiere a que se vayan a hacer más grandes los paisajes desolados y áridos, sino que puede zonas donde hay vida, deje de haberla o se pierda, por lo que la desertificación se manifiesta de otras muchas formas, y puede traer consecuencias como con la degradación y pérdida de biodiversidad o como la erosión del suelo. Este proceso amenaza la sostenibilidad de ecosistemas enteros y representa un desafío ambiental y social de gran envergadura.

Nuestra huella: estas son las causas de la desertificación 

La desertificación tiene múltiples causas que además, pueden ser también consecuencias unas de las otras y que interactúan entre sí. Pero si hay que destacar alguna por encima del resto, sin duda esa es nuestra propia huella; las actividades humanas, como la deforestación o la sobreexplotación de los acuíferos, entre otras, aceleran la desertificación. 

Por supuesto, se añaden a la ecuación todos los efectos que trae consigo el cambio climático, que por otro lado, sigue siendo impulsado por el ser humano y todo el impacto que provoca sobre la naturaleza. Así, según la ONU, dos tercios de la Tierra está inmersos en un proceso de desertificación y en 2050 se perderán 1,5 millones de kilómetros de tierras agrícolas, es decir, lo equivalente a toda la superficie cultivable de la India. Cada año más de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil desaparecen en el mundo. 

Aún así, se pueden enumerar muchas otras causas que han influído en que se agrave la desertificación del suelo, te explicamos cómo han afectado algunas de ellas, contribuyendo al desastre actual: 

1. Cambio climático

Como hemos mencionado, el cambio climático es un factor importante en la desertificación. Los aumentos en la temperatura global y los patrones climáticos impredecibles pueden llevar a sequías más intensas y prolongadas, lo que afecta la disponibilidad de agua y la capacidad de la tierra para mantener la vegetación.

2. Actividad humana

La actividad humana es la más nociva contra nuestro propio planeta.  Cada una de las actividades con las que ejercemos una explotación del medio natural suponen un papel crucial en la desertificación. La deforestación, la agricultura intensiva, el sobrepastoreo y la urbanización inadecuada pueden agotar la capa fértil del suelo y erosionar la tierra, dejándola vulnerable a la degradación.

3. Sobreexplotación de recursos

Necesitaríamos 1,7 planetas Tierra para poder satisfacer toda la demanda actual, es por ello que estamos sobreexplotando los recursos naturales por encima de la capacidad de regenerarse que tiene la propia naturaleza. La extracción excesiva de recursos naturales agrava la desertificación. Cuando se extrae agua a un ritmo más rápido de lo que la recarga natural puede reponerla, los acuíferos se agotan, lo que afecta la vegetación y la calidad del suelo.

4. Prácticas agrícolas inadecuadas

El uso de prácticas agrícolas no sostenibles, como el monocultivo y el uso excesivo de productos químicos, puede dañar el suelo y disminuir su fertilidad. La falta de rotación de cultivos y la erosión del suelo a menudo resultan en la pérdida de tierras agrícolas productivas.

5. Urbanización sin planificación

El crecimiento no planificado de las áreas urbanas lleva a la destrucción de tierras fértiles y la compactación del suelo, lo que reduce su capacidad para retener agua y mantener la vegetación.

Las consecuencias de la desertificación

Cuando la tierra se convierte en un desierto, su capacidad para mantener la vida, animal o humana, disminuye drásticamente. No crecen las plantas ni los alimentos, el agua ni siquiera se emerge ni se puede recoger y así, todo rastro de vida desaparece o se desplaza. Según el Atlas Mundial de la Desertificación de la Comisión Europea, más del 75 % de la superficie terrestre ya está degradada y el 90 % podría llegar a estarlo en 2050. El Centro Común de Investigación de la Comisión descubrió que un área total de la mitad del tamaño de la Unión Europea (4,18 millones de kilómetros cuadrados) se degrada anualmente, siendo África y Asia las más perjudicadas.

Estas son las cifras más impactantes sobre las consecuencias que tiene la desertificación de la Tierra. En concreto, pasa por la pérdida de la biodiversidad y de la vida de muchas especies, la incertidumbre alimentaria por la pérdida de cosechas o la disminución de rendimientos de la tierra; la pérdida de la capa verde y la masa forestal del planeta, así como el la reducción de las reservas de agua potable por la pérdida de acuíferos; y además, el  riesgo de enfermedades muy contagiosas. 

Soluciones para combatir la desertificación

Afortunadamente, existen soluciones para combatir la desertificación y al menos paliar los efectos en las tierras ya degradadas. Estas soluciones implican la colaboración de gobiernos, comunidades locales y organizaciones internacionales. 

De hecho, las Naciones Unidas estableció la Convención de Lucha contra la Desertificación, en la que 122 países se comprometieron a alcanzar objetivos para paliar la degradación de la tierra, de la misma forma al Acuerdo de París sobre el clima, en este caso los esfuerzos implican trabajar con los agricultores para salvaguardar las tierras de cultivo, reparar las tierras degradadas y gestionar el suministro de agua de forma más eficaz. 

También se ha promovido la Iniciativa de la llamada Gran Muralla Verde para restaurar 100 millones de hectáreas en 20 países de África para 2030. En el norte de China se está llevando a cabo una actuación similar, el gobierno chino está plantando árboles a lo largo de la frontera del desierto para evitar que se extinga la vegetación. 

El manejo sostenible de la tierra implica la implementación de prácticas agrícolas y ganaderas que conserven la fertilidad del suelo y eviten la erosión. Esto incluye la rotación de cultivos, la agroforestería y el pastoreo controlado.

Además, la reforestación y la restauración ecológica son estrategias importantes para recuperar tierras degradadas. Plantar árboles y restaurar la vegetación autóctona ayuda a mejorar la calidad del suelo y reduce la erosión, pero además, es necesario controlar la explotación de los recursos naturales, así como hacer una gestión sostenible del agua. 

Mirando al futuro, la educación y la concienciación son fundamentales para involucrar a todo el mundo contra la desertificación. La comprensión de las causas y consecuencias de la desertificación puede inspirar acciones locales, pero sin duda, se necesita la acción de los gobiernos y de las empresas a través de acciones y políticas regulatorias que puedan sostener las prácticas más dañinas para el medioambiente y la tierra. 

Conclusión

La desertificación es un desafío global que requiere una respuesta colectiva. Comprender sus causas y consecuencias es el primer paso para abordar este problema. La adopción de prácticas de manejo sostenible de la tierra, la reforestación, la gestión eficiente del agua y la educación son parte de la solución. Al tomar medidas a nivel local y global, podemos mitigar la desertificación y preservar la salud de nuestro planeta para las generaciones futuras. Juntos, podemos marcar la diferencia en la lucha contra la desertificación y construir un mundo más sostenible.

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