La pirámide poblacional de España es hoy reflejo de un país envejecido. Esto es así porque en nuestro país coinciden dos factores que determinan la edad de la población: por un lado, la baja tasa de natalidad y por otro, el aumento de la esperanza de vida al nacer.
- Aumento de la esperanza de vida: unos nuevos hábitos de vida, el acceso generalizado a los servicios sanitarios y el avance de la medicina en el último siglo, ha hecho que la esperanza de vida crezca. Un ejemplo: si en 1992 la esperanza de vida al nacer para los hombres era de 73,9 y de 81,2 años para las mujeres, en 2011 esta cifra aumentó para ambos sexos, llegando a los 79,2 años a os hombres y a los 85 años para las mujeres. Aunque la diferencia entre ambos sexos se hace cada vez menor, todavía existe en España una tendencia que los sociólogos denominan la “femenización de la vejez”. Esta característica viene dada porque los datos estadísticos, tanto en nuestro país como en el resto de países europeos, muestran una diferencia significativa en favor de las mujeres, en relación a la esperanza de vida al nacer. En España, esta brecha entre hombres y mujeres es ligeramente superior a la media europea.
- Disminución de la natalidad: Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el número de nacimientos en España disminuyó un 3,9% en el año 2012. Este indicador ha sufrido descensos dese hace cuatro años. Entre los años 2008 y 2012, el número total de nacimientos pasó de 519.773 a 453.637, lo que supone una reducción del 12,8% en cuatro años. Esta pérdida, unida al decrecimiento de la población femenina en edad fértil, ha producido que baje la tasa de fecundidad (número medio de hijos por mujer).
Los datos del INE prevén que España pasará de tener un 17% de población mayor de 64 años en 2011 al 37% 41 años después. Plantear un horizonte, en el año 2052, en el que cada persona activa deba hacerse cargo de una persona inactiva obliga a reflexionar y repensar el futuro del sistema de pensiones y, lo que es más importante, el nivel de calidad de vida del que disfrutarán los futuros pensionistas. Por este motivo, los ciudadanos han de ser conscientes de que, aunque el Estado les facilite determinados recursos, deberían ser proactivos y no dejar su futuro únicamente en manos del Gobierno. De cumplirse este pronóstico, esto supondría que el número de pensionistas prácticamente se duplicaría pasando de los 8 a los 15 millones, y paralelamente la población en edad de trabajar se reduciría en un 33% en este mismo periodo de tiempo.
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De estos datos se desprende que nuestro país padece una estructura poblacional desequilibrada que conlleva un grave problema de sostenibilidad. Una pirámide de población equilibrada permite que una parte de la población en edad de trabajar genere las rentas para afrontar los gastos sociales necesarios que garanticen una adecuada calidad de vida y un futuro sostenible. Por esta razón, para poder disfrutar de una buena jubilación y garantizar un futuro tranquilo, es importante contar con un plan de pensiones que permita complementar la cuantía pública.