Estar en forma y en movimiento es indispensable para todas las etapas de la vida del ser humano y por supuesto también después de los 65. Realizar alguna actividad física es bueno para el cuerpo y la mente. Además, mantenerse en forma reduce la tensión arterial, ayuda a controlar los niveles de colesterol y es excelente para el sistema cardiovascular. Y no solo eso, el ejercicio físico reduce el riesgo de ataques cardiacos y mantiene la función de los aparatos respiratorio y digestivo, que se alteran con el paso de los años.
Hay muchas maneras de mantener buena forma física y no es solo haciendo deporte. Las actividades del día a día pueden ser la clave para no poder el ritmo. Dar paseos, en vez de coger el coche, usar la bicicleta y tener conciencia de cada movimiento muscular que se está haciendo son algunas de las claves para mantenerse físicamente activo.
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Tal y como recomienda el Manual de Ejercicio Físico para Personas de Avanzada Edad publicado por la Diputación Foral de Bizkaia, es muy beneficioso para la salud que las personas de más de 65 años practiquen deporte adaptado a sus posibilidades y necesidades, siempre encaminado a evitar el retroceso de las cualidades físicas. La resistencia, la intensidad y la fuerza son los tres elementos que más se trabajan en el ejercicio recomendado para esta edad.
Si nos fijamos en la resistencia, el trabajo cardiovascular de tipo aeróbico es uno de los principales aspectos para tener en cuenta en la prescripción del ejercicio a partir de los 65 años. Con ejercicios sencillos y dinámicos, movilizando los principales grupos de músculos, los expertos recomiendan la natación, el baile o la marcha.
En cuanto a la intensidad, si se empieza con 10 minutos de resistencia cardiovascular al día y se combina con ejercicios de fuerza moderados en los que se trabaje todo el arco articular, se logrará unos resultados más evidentes y un estado de salud óptimo.
Asimismo, es muy recomendable hacer ejercicios físicos, visitar al médico, hacerse un chequeo y que sea un profesional quien prepare el plan ad hoc para cada persona y sus necesidades.
Los resultados demuestran que, en general, las personas mayores físicamente activas presentan menores tasas de mortalidad, tienen un perfil de biomarcadores más favorable para la prevención de las enfermedades cardiovasculares y presentan una mayor salud funcional, un menor riesgo de caídas, unas funciones cognitivas mejor conservadas, y un menor riesgo de limitaciones funcionales moderadas y graves.
Una buena alimentación, clave para vivir mejor
Pero no todo es el ejercicio, alimentarse adecuadamente es otro de los puntos clave para vivir más años, mejor y para disminuir la posibilidad de que aparezcan determinadas enfermedades. Es por eso que se recomienda:
• Dieta variada.
• Tres comidas completas al día (desayuno, comida y cena).
• Cocinar la comida.
• Tomarse el tiempo necesario para comer.
• Comer acompañado.
• Moderar el consumo de sal y azúcar.
• Moderar los fritos y el consumo de grasa.