La Seguridad Social es un sistema público de prevención social que, dado que España es un Estado del Bienestar, tiene como misión poner al alcance de los ciudadanos ciertas coberturas como, entre otros servicios, el acceso a una Sanidad gratuita y a percibir una pensión.
Una de sus premisas clave es la solidaridad entre generaciones, que, desde un punto de vista técnico, tiene el nombre de sistema de reparto. En virtud de ello, la población activa es la que financia las pensiones de los jubilados actuales, en tanto que estos últimos ya lo hicieron en el pasado a lo largo de su vida laboral. Estas prestaciones reciben el nombre de pensiones contributivas.
Además, la Seguridad Social también gestiona las pensiones no contributivas, destinadas a aquellas personas con ingresos bajos (en la actualidad, por debajo de los 5.639,20 euros al año) que no llegan al período mínimo de cotización exigido. Su cuantía se determina de acuerdo a la renta personal del beneficiario y de su unidad económica de convivencia. En 2021, las pensiones contributivas subieron un 0,9%, siendo la cuantía mensual máxima que puede llegar a cobrar un pensionista de 2.707,49 euros mensuales en 14 pagas, mientras que las no contributivas se incrementaron un 1,8%.
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Clases de pensiones contributivas
Aunque tanto las pensiones contributivas como las no contributivas cubren los supuestos de invalidez y de jubilación, en el caso de las primeras se incluye, también, la incapacidad permanente en sus diferentes tipologías (total, absoluta y gran invalidez), así como el fallecimiento. Con carácter general, las pensiones contributivas son, además, de carácter indefinido, lo que significa que la persona que recibe dicha prestación lo hará hasta el día de su muerte.
Existen, por lo tanto, diferentes tipos de pensiones contributivas. La más habitual es la de jubilación, que se recibe gracias al hecho de haber satisfecho un período mínimo de cotización y alcanzado una edad determinada por la ley. Según estos dos criterios hay, a su vez, varias clases de pensiones por jubilación.
Junto a las de jubilación, existen pensiones contributivas por incapacidad permanente (que se perciben cuando una persona ya no va a poder trabajar por culpa de un accidente o de una enfermedad, dividiéndose en los grados de incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez, cada uno con sus características y requisitos particulares), por fallecimiento (motivada por causas de orfandad o viudedad) y por seguro obligatorio de vejez e invalidez (conocido, generalmente, por el acrónimo SOVI y que, de acuerdo a la ley, está destinado a “aquellos trabajadores y sus derechohabientes que, reuniendo los requisitos exigidos por la legislación del extinguido régimen, no tengan derecho a pensión del actual Sistema de la Seguridad Social”).
Requisitos para acceder a una pensión contributiva en 2021
Dado que cada año existen variaciones en las condiciones para acceder a una pensión contributiva, es importante que se conozca y se actualice esta información. Para el año 2021, los requisitos generales son:
- Estar dado de alta o en situación de asimilación en el Régimen General de la Seguridad Social.
- Haber cotizado, por lo menos, durante 15 años, de los que 2 tienen necesariamente que estar comprendidos dentro de los 15 años anteriores al momento de causar derecho a la pensión.
- Como norma general, haber cumplido 66 años o 65 años en el caso de poder acreditarse, al menos, 37 años y 3 meses de cotización. En cualquier caso, existen modalidades de jubilación que modifican estos preceptos, como son la jubilación parcial o la flexible. También se debe tener en cuenta que la Seguridad Social contempla distintas excepciones que permiten una jubilación anticipada, como un cese no voluntario en el trabajo o por la reducción de la edad mínima como consecuencia de la realización de actividades tóxicas o insalubres.
- Es posible que accedan a la pensión aquellas personas en situación de prolongación de los efectos económicos de la incapacidad temporal si cumplen con los requisitos de período de cotización y de edad.
El complemento privado a la pensión contributiva
Esta prestación tiene como objetivo principal proteger a las personas que la perciben, procurando garantizarles un buen nivel de vida durante su retiro. Aunque tiene un carácter indefinido, lo más probable es que, tras su jubilación, pierdan parte del poder adquisitivo que tenían mientras trabajaban.
Para complementar sus ingresos, es importante planificar con el mayor horizonte temporal posible esta situación, para lo que existen, por ejemplo, instrumentos de ahorro que ofrecen una rentabilidad potencial muy interesante en el largo plazo. En este sentido, quizá el producto más popular es el plan de pensiones, que, según cada circunstancia, puede permitir a cada suscriptor poder recibir un dinero extra cada mes que complemente su pensión de jubilación.