Es innegable que la conexión digital es un logro tecnológico que nos ha aportado muchísimas ventajas en las últimas décadas, muchas de las cuales percibimos aún más claramente durante la pandemia. Por ejemplo, gracias a ellas pudimos seguir conectados –aunque fuera a través de una pantalla– con nuestros seres queridos, tener acceso a un abanico muy amplio de productos y servicios cuando no nos podíamos mover de las cuatro paredes de nuestras casas, y también permitió a las empresas y escuelas seguir operando… entre muchas otras cosas.
El reto de la conexión digital es la desconexión
Sin embargo, la conexión digital ya traía consigo un gran reto para muchos y esto parece que se ha amplificado en la era postconfinamiento: conseguir desconectar.
El mundo digital nunca se apaga, sigue activo y accesible 24/7 (24 horas al día, 7 días a la semana), nos tiene “enganchados” a una pantalla (¡o a varias!) y nos permite tenerlo todo a nuestra disposición y en pocos clics. Es muy práctico y conveniente, claro está, pero también nos aleja del legítimo descanso mental y ocular y de la conexión social humana que tanto necesitamos las personas.
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Así que nos preguntamos: ¿cómo podemos aprender a desconectar para descansar, para poder volver a conectar con nosotros mismos y con otros seres humanos presencialmente?
¿Qué podemos hacer para establecer nuestra propia desconexión digital?
Desde Ellas Coach pensamos que una desconexión digital se fomenta a través de los siguientes pasos:
1. Legitima la parada entre tareas
Primero creemos que, en la sociedad acelerada, sobreestimulante y digital en la que vivimos, es muy necesario saber parar para recargar las pilas y volver a estar enfocados, eficientes y productivos. Nosotras hablamos de legitimar la parada. La parada puede ser corta o más larga.
Una parada corta imprescindibleque practicamos en nuestro día a día es dejarnos tiempo para entrar y salir… de una reunión a otra, de un proyecto a otro, de una actividad a otra, sea cual sea: entre dos videollamadas, entre el final de la jornada laboral y el comienzo de mi jornada privada y/o familiar… Esta parada puede ser corta, de cinco a diez minutos, para una pausa biológica, estirar el cuerpo, descansar la vista, desconectar de la(s) pantalla(s), hacer unas respiraciones profundas, escuchar una música que me permita salir de una actividad o que me prepare para entrar en la siguiente…
Una parada más larga que nos ayudará a fomentar la desconexión digitales parar para reflexionar sobre el tiempo y el uso digital que tenemos en la actualidad.
- En un primer paso, podemos ponernos la gorra de observador: observar sin intentar cambiar nada, simplemente tomar consciencia de nuestra realidad actual.
- En un segundo paso, preguntarnos y decidir “¿qué quiero hacer al respecto?”. Cada uno tendremos casuísticas muy específicas y, desde la responsabilidad, nos corresponde trazar esta línea sana, equilibrada y realista entre conexión y desconexión.
- El tercer paso nos llevará a pasar a la acción: “¿qué cambios me puedo proponer para fomentar mi desconexión digital?”.
Desde Ellas Coach compartimos algunas posibilidades que podemos modificar y adaptar a nuestra realidad y necesidades y, como en un bufé libre, elegir aquellas que nos parezcan sanas, equilibradas y realistas. Te adelantamos que implican dejar la multitarea e intentar evitar el híbrido online/offline.
2. Apaga tus dispositivos
Cierra el ordenador al finalizar tu jornada laboral, y más aún si estas teletrabajando. Existe la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, que establece que el trabajador no está obligado a contestar whatsapps, correos electrónicos o atender llamadas más allá de su horario laboral. Pero realmente depende de cada uno de nosotros hacer uso de ella.
Sabemos que no siempre es posible y que por supuesto hay excepciones, pero nos toca a nosotros decidir si queremos que sean excepciones o la normalidad. Para ello, nos puede ayudar mucho contar con un buen plan offline después: tener una actividad deportiva planificada, una quedada con un amigo, ir a buscar a los peques al cole… Ten un compromiso contigo mismo o con otras personas presencialmente para favorecer la desconexión digital.
3. Limita tu consumo de redes sociales
Para controlar el tiempo dedicado hay muchas aplicaciones que ponen a nuestra disposición la posibilidad de monitorizar el tiempo de uso e incluso indicar un tiempo máximo que nos proponemos consumir por día.
4. No mires el móvil en las primeras horas de tu día
Permítete despertarte naturalmente y desayunar tranquilamente sin saltar de una noticia a otra, de un whatsapp a otro, de una story a otra…
Y durante las horas de descanso (pausa, comida, etc.) de tu día laboral, quizás te puedas proponer lo mismo: monitorizar y limitar tu uso digital. Y cuando decidas estar offline, ¡apaga las notificaciones para descansar y disfrutar contigo mismo o de tu compañía!
5. ¡No invites a tu móvil/tablet a la cama!
Déjalos cargando en otro lugar de tu casa y ponte en modo avión. “Es que lo uso para despertarme por la mañana”, pensarás. Ya, pero existe un invento estupendo que nació hace más de dos siglos y que nos puede aportar los mismos beneficios: un despertador.
Hay los de toda la vida hasta los más modernos, que calculan el tiempo y la calidad del descanso para permitir que nos despertemos en un momento adecuado de nuestro ciclo de sueño y con una música agradable que brinda un suave y grato despertar.
6. Vuelve a los libros en papel
Sí, los e-books son muy prácticos y ligeros, sobre todo cuando nos desplazamos, pero nada nos impide tener al menos algunos libros en papel en casa que podamos dejar en la mesilla de noche para evitar empezar/acabar el día con una pantalla.
7. Disfruta del entorno
Ahora que podemos volver a movernos, vuelve a acercarte a la naturaleza, al arte, a los maravillosos pueblos españoles que se merecen tu visita… ¡y prueba a dejar tu móvil en casa!
La desconexión te ayuda a estar “más presente”
Estas sugerencias implican establecer nuevas costumbres o volver a rutinas offline y, por lo tanto, ello significa salir de nuestra zona de confort (o de nuestra zona de wifi) y romper con ciertos hábitos, a veces muy anclados en nuestra vida, pero que, si tomamos algo de distancia respecto a ellos, nos pueden parecer hasta irracionales. Por ejemplo: estar mirando el móvil durante una reunión (“¿por qué estoy en esta reunión si lo que necesito es estar atendiendo al móvil?” o “¿por qué estoy atendiendo al móvil si donde quiero estar es en esta reunión?”) o en el restaurante con amigos, compañeros, mi pareja, en familia…
Insistimos: cada uno es responsable de trazar su propia línea sana, equilibrada y realista entre conexión y desconexión. Y tú, ¿dónde trazas tu propia línea?