Llegan las vacaciones y con ellas la posibilidad que llevamos esperando todo el año: desconectar. Pero no es tan fácil como parece. Según un estudio de lastminute.com, más de la mitad de los españoles siguen trabajando en verano. La agencia de viajes online ha llegado a esta conclusión después de preguntar a 10.200 adultos de nueve países europeos por sus hábitos vacacionales, y ha situado a España en tercera posición, con un 66% de ciudadanos que guardan un rincón para el trabajo entre el bañador y las bermudas. Queda claro que necesitamos ayuda para saber desconectar pero, ¿cómo hacerlo?
“A priori resulta una tarea fácil, sólo con disponer de tiempo libre nos debería bastar para activar nuestro ‘modo vacaciones’, pero la realidad es bien diferente ya que las llamadas, los emails y los temas pendientes de la oficina llenan nuestra mente ocupando el espacio libre destinado al relax, diversión o placer”, nos explica Eva Hidalgo, psicóloga experta en coaching.
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Nos podemos preguntar cuánto tiempo hace falta para que cuerpo y mente desconecten totalmente pero nadie ha encontrado una medida exacta, aunque si hacemos caso de los últimos estudios, hacen falta unos 66 días para adquirir un nuevo hábito. Pero difícilmente podemos permitirnos tres meses de vacaciones para llegar a esa ansiada desconexión. Según Hidalgo, “desconectar no es sólo una cuestión de días, sino de las cosas que haces o dejas de hacer durante este tiempo”. En este sentido, nos da unos cuantos consejos para facilitar la entrada a este anhelado estado.
1. Cierra tus tareas pendientes para abrirte al descanso
Para poder liberar tu mente del estrés innecesario generado por las tareas pendientes, la última semana antes de vacaciones redacta tu lista de temas abiertos cuya resolución dependa exclusivamente de ti y que puedas gestionar durante esa misma semana. Por otro lado, redacta otra lista de asuntos pendientes que no puedas resolver durante estos días y delégalos a las personas pertinentes aportándoles toda la información necesaria para que puedan resolver de manera autónoma posibles incidencias durante tu marcha”.
2. Desconéctate de la tecnología y conéctate a los momentos
Si eres de los que les cuesta poner límites para diferenciar la vida laboral de la personal, puede que los días de descanso sean un continuo ir y venir de emails, llamadas o mensajes de compañeros, clientes, jefes y otros invasores de tu tiempo.
Para solucionar este contratiempo, acuerda con tus colaboradores qué situaciones vas a atender, y marca de qué manera quieres ser informado. Por ejemplo, puedes establecer el correo electrónico como medio de comunicación y sólo en casos específicos que hayas concretado. Una vez hecho esto, se trata de auto-marcarte una hora al día, o días alternos, para revisar tu correo y olvidarte del smartphone o tablet durante el resto de tiempo.
3. Focalízate en el presente
Si has seguido los anteriores pasos, tu mente estará lista para disfrutar. Por tanto, puedes practicar un ejercicio que te ayudará a relajarte y aumentar la sensación de calma. Sea cual sea la actividad que realices o el lugar donde te encuentres, pon en marcha todos tus sentidos y centra tu atención a todo aquello que te rodea.
Por ejemplo, en la playa, sé consciente del calor que siente tu cuerpo y escucha los sonidos del mar; en una cena con amigos, disfruta de los diferentes sabores de los alimentos y observa con detenimiento el lugar donde os encontráis. Focalizar la mente en el aquí y ahora impide llenarnos de las preocupaciones laborales pasadas o de miedos futuros.
4. Descubre nuevos lugares
Tanto si te marchas fuera de viaje, como si te quedas en tu ciudad, sé curioso y atrévete a transitar por zonas hasta ahora desconocidas. Una plaza tranquila, una calle con personalidad, un restaurante con música en directo… todo resultará excitante si lo miras con los ojos de un niño. Di adiós a la pereza y los prejuicios y da la bienvenida a curiosidad. ¡Vivirás momentos inolvidables!
5. Relaja tu vestimenta y busca tu anclaje
Cambiar nuestra ropa formal o uniforme, por una vestimenta más cómoda y relajada nos recuerda que estamos en otro periodo diferente a la rutina laboral. Lo mismo sucede cuando escuchamos una canción que asociamos al periodo veraniego. Seguro que muchos de vosotros os invade el buen rollo y la sensación de verano sólo con escuchar esa canción que tantas veces oíais en vuestras últimas vacaciones, ¡sin importar que os encontréis en pleno invierno!
Estas situaciones y actividades sirven como anclas de nuestro estado “de desconexión”, y nos recuerdan que es el momento de disfrutar.