¿Existe una fórmula infalible para alcanzar la felicidad? Aunque un grupo de investigadores británico asegura haber dado con una ecuación que calcula el nivel de felicidad de una persona en un momento preciso, aún nadie tiene la receta exacta para generarla. Hoy es el Día Internacional de la Felicidad y somos más conscientes que nunca de que los beneficios de este sentimiento tan preciado son múltiples. Por suerte, los consejos para acercarse a él también.
Rafael Santandreu, psicólogo y autor del best-seller europeo Las gafas de la felicidad, empieza por dar la vuelta a una idea generalizada: “Es curioso porque mucha gente cree que el periodo más feliz de la vida de una persona es la niñez o la juventud; sin embargo, hay muchos estudios que dicen lo contrario: que el periodo más feliz de la vida es la madurez”.
Santandreu da tres razones: “Porque se tiene más tiempo libre para las aficiones de uno, porque se pierden complejos y auto-exigencias locas y porque se recuerdan más cosas bonitas a las que asociar el día a día”. Y otra que nos suena seguro: “todo está en la cabeza”. Esto es lo que defiende la psicología cognitiva, “nuestra fortaleza mental depende de nuestro diálogo interno, de lo que nos decimos a nosotros mismos todos los días”.
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Tomemos un ejemplo. Y no uno cualquiera: Matthieu Ricard, a sus 69 años, ha sido declarado “el hombre más feliz del planeta”. Este genetista francés obtuvo una nota sobresaliente en un estudio sobre el cerebro realizado por la Universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos. Biólogo molecular que decidió convertirse al budismo y llego a ser asesor personal del Dalai Lama, Ricard opina que todos estamos interconectados y que la búsqueda de nuestra felicidad no funciona sin la de los demás.
No hay fórmulas infalibles, pero sí buenos consejos
Santandreu marca cinco claves para tener una vida plena y feliz en la madurez:
- Manejar un diálogo interno constructivo: Volvemos al poder de la sugestión, a la psicología cognitiva. Eliminemos ideas como que “ahora empieza la cuesta abajo” y cambiemos el enfoque sabiendo que “ahora voy a tener mi mejor periodo vital”. Esta idea la comparte la psicóloga Patricia Ramirez: “sentirse más o menos mayor depende en buena parte de nuestros pensamientos”.
- Tener cintura: Los cambios son inherentes a la vida. “Es cierto que a partir de los 25 años, empezamos a perder facultades, pero también llegan otras: experiencia, calma, inteligencia emocional… Cada período necesita que cambiemos y es bueno tener cintura para fluir con esos cambios.
- Activar la colaboración: El psicólogo destaca aquí una realidad desapercibida a veces pero muy importante: “por todas partes hay gente maravillosa en la misma situación que nosotros deseando cooperar y amar”. No dejemos nunca de conocer a gente nueva de nuestra edad estimulante y llena de positividad. Cuando nos hacemos mayores, se abren nuevas posibilidades de colaboración con otras personas: busquémoslas y aunemos intereses.”
- Aprender a apreciar la arruga: “La ecología nos enseña que todos los fenómenos naturales son buenos. Por eso, la arruga es bella. Yo cada día encuentro más bellas a las señoras maduras: llenas de experiencia, llenas de belleza compleja y de matices que me hablan de su sabiduría. Hagamos esto con ellos, ellas y nosotros mismos. Empezaremos a disfrutar de la madurez”.
- Cuidar la salud: no se trata solo del deporte. “Cuidarse es una afición divertida, interesante y muy provechosa”, dice Santandreu, quien recomienda comer sano, pasar tiempo en la naturaleza y aprender medicina para cuidarse mejor.
Puede que no exista la buscada fórmula de la felicidad, pero ante todos estos consejos queda claro que, como dijo el filósofo y escritor francés Blaise Pascal, “estando siempre dispuestos a ser felices, es inevitable no serlo alguna vez”.