Si bien es verdad que cada vez más se vive más tiempo en la mayoría de los países del mundo lo cierto es que la vida siempre va a parecer demasiado corta. En algunos lugares, por distintas razones, es más breve que en otros. Una de las mayores diferencias entre países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo es la probabilidad que uno tiene de verse obligado a enfrentarse a la muerte. La geografía influye mucho en nuestra fecha de deceso. No son pensamientos al vuelo. Son los datos en los que se basa una interesante herramienta del Banco Mundial que predice de un modo estadístico cuánto vamos a vivir. O dicho en otros términos, cuándo vamos a morir.
Ahora lo veremos. Primero, unas consideraciones.
Hay que tener en cuenta que en el mundo desarrollado hemos pasado de vivir un máximo de 40 años a tener una esperanza de vida que ha hecho que consideremos la muerte casi un tema tabú. Algunos expertos consultados por el blog de VidaCaixa, como el director del Centre d’Estudis Demogràfics de Catalunya, Albert Esteve, auguran que “el rápido aumento de la esperanza de vida provocará una revolución en la organización de nuestras vidas”.
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Los avances en salud pública, esto es, vacunas y penicilina pero también la higiene personal básica (lavarse las manos, por ejemplo, es un gran logro en este aspecto) han encumbrado la esperanza de vida en los países económicamente avanzados, como España, a un promedio que ronda los 80 años.
En los países en vías de desarrollo, por el contrario, la muerte está más presente en las vidas de la mayoría, razón por la cual se vive más al día y se piensa poco en el futuro, algo característico y necesario en los países desarrollados, donde aspectos como la pensión, por ejemplo, conciernen a millones de ciudadanos.
El alemán Wolfgang Fengler es economista jefe del Banco Mundial y el creador de la calculadora a la que hacíamos referencia antes. Parte de su vida ha transcurrido en cuatro continentes, entre países ricos y pobres, y conoce a fondo cómo son las realidades en distintos puntos del Planeta.
Basándose en diferentes datos estadísticos, Fengler ha creado una aplicación, una suerte de calculadora –www.population.io– que contempla múltiples variables y que, a grandes rasgos, revela cuándo uno va a morir en función de dónde se vive. “Nos basamos en datos oficiales de Naciones Unidas y del Banco Mundial para los que desarrollamos un algoritmo único que realiza el cálculo”, explica Fengler al blog de VidaCaixa. Claro está, se trata de una fecha de deceso estadística y las conclusiones que se pueden extraer no son nada desdeñables.
Una de ellas, por ejemplo, es que el factor que más influye en los últimos años de la vida de cada uno se centra en algo que no tiene nada que ver con la propia persona y es, ni más ni menos, que el lugar en el que uno ha nacido.
El economista del Banco Mundial explica a VidaCaixa que tras reflexionar acerca de los datos que proporciona su herramienta dos pensamientos le vienen a la mente. Por un lado, que pese a que en muchos países se ha avanzado notablemente en cuanto a las condiciones de vida para los ciudadanos también es cierto que ese desarrollo puede dar un giro de 180 grados y volver atrás. Por el otro, señala Fengler, “si usted es un ciudadano sano de un país rico las probabilidades de morir antes de lo previsto no son nada despreciables”.
El economista destaca también que su herramienta explica, entre otras cosas, la “afluencia de refugiados” procedentes de África que constantemente se acercan a las costas europeas. ¿Por qué? Porque la esperanza de vida es “sustancialmente” más elevada en Europa que en el continente africano. La calculadora, explica su creador, ha tenido tanto éxito que el sistema se ha “sobrecargado” varias ocasiones.
Con todo, Fengler tiene claro que si algo le ha enseñado su herramienta es que “no importa el tiempo, la vida es demasiado corta”. Y aconseja: “No espere a mañana para disfrutar de la vida”.
