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Cuando se habla del cuidado de una persona, es habitual que nos venga a la cabeza la figura de un profesional sanitario o de un familiar joven que asume el papel de cuidador. Sin embargo, existe un perfil de cuidador mucho más común: las personas mayores que asumen el rol de cuidadores de otros, ya sean cónyuges, hermanos o amigos de edad avanzada.
De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística, el perfil de los cuidadores familiares en nuestro país es de una mujer de entre 45 y 64 años de edad y que vive en la misma vivienda que la persona que recibe los cuidados. Estos datos, unidos al creciente aumento de la esperanza de vida, hacen prever que cada vez habrá más personas que deban destinar atención y tiempo al cuidado de sus seres queridos. ¿Cómo estar preparado para este momento?
Consecuencias del cuidador familiar de edad avanzada
El envejecimiento global de la población ha derivado en un aumento de la necesidad de cuidados y no debería sorprendernos que, hoy en día, muchas personas mayores tengan que ofrecer asistencia a sus seres queridos, pese al impacto que esto supone para ambas partes: el cuidador mayor y la persona que recibe el cuidado.
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Lo cierto es que la mayoría de cuidadores no están adecuadamente preparados cuando empiezan a atender a otra persona. Esto se debe a que presentan pocos conocimientos sobre todas las implicaciones que supondrá cuidar a otra persona en su vida cotidiana, no han adquirido las destrezas suficientes para velar por su familiar y ocuparse de su propia salud y tienden a subestimar los problemas y responsabilidades a los que tendrán que hacer frente.
Esta nueva situación puede transformar las relaciones y la economía familiar, el tiempo libre, la salud y hasta el estado de ánimo. Es por eso que vale la pena apostar por cuidarse también a uno mismo.
¿Qué ocurre con las personas mayores que reciben el cuidado?
Por otro lado, la persona que recibe el cuidado también enfrenta riesgos, ya que el cuidador mayor podría no estar físicamente capacitado para realizar ciertas tareas de manera efectiva y su dedicación al cuidado puede aumentar el riesgo de soledad y aislamiento. Esto puede generar una relación de estrés emocional y sentimientos de culpa en la persona cuidada.
Consejos para que los cuidadores familiares
Desde el portal SerCuidador, impulsado por Cruz Roja y el IMSERSO, comparten una serie de consejos. Algunos de ellos son:
- Elabora un plan de cuidado, te ayudará en tu día a día.
- Pon límites a los cuidados.
- Pide ayuda y apoyo a familiares, amigos, instituciones, etc.
- Descansa adecuadamente.
- No te sientas culpable, evita pensamientos erróneos.
- Cuidar de ti es también cuidar de tu familia.
- Ten en cuenta también tu salud, es una de tus armas más importantes.
- Promueve un envejecimiento activo.
Toda la ayuda que el cuidador pueda recibir es necesaria, ya sea para la persona a cargo, para sus familiares o apoyo dirigido al propio cuidador. Dado que este momento puede llegar de manera inesperada, la adaptación al nuevo rol puede ser una de las claves para vivir lo mejor posible esta nueva responsabilidad.
Además, la alimentación y el deporte también contribuirán a la salud del cuidador, lo que revertirá en un mejor estado físico y mental que le permitirá adaptarse mejor a esta situación. En todo caso, es muy importante reservar tiempo para uno mismo y disfrutar de la jubilación realizando otro tipo de actividades.
Recapitulando
Además de cuidar de nosotros mismos, es crucial brindar apoyo adecuado a los cuidadores mayores para garantizar una buena calidad de vida tanto para ellos como para quienes cuidan. Afrontar esta etapa depende de ti, ¡nunca dejes de cuidarte!