El diario El País publicó el pasado 27 de abril, en su versión digital, un artículo que incluía el decálogo para garantizar el poder adquisitivo y disfrutar de la calidad de vida en la jubilación. Los 10 consejos forman parte del estudio elaborado por IESE y VidaCaixa: “Impactos de las pensiones en la mujer. Jubilación y calidad de vida en España”, presentado el 9 de abril a los medios de comunicación y al público en general.
El informe «Impacto de las pensiones en la mujer. Jubilación y calidad de vida en España» hace una prospección de la situación futura y propone un decálogo para garantizar el poder adquisitivo de los jubilados.
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1. Informar de la situación real de la futura pensión. La información sobre la futura disponibilidad económica permite plantear opciones de futuro. Pocas personas saben cuál será su pensión y también pocas reflexionan sobre ello. Resolver esta falta de información tendría un coste mínimo.
2. No dejar nuestro futuro solo en manos del Estado. Es necesario concienciar de la responsabilidad personal que todos tenemos de cara a mantener la propia calidad de vida.
3. Complementar la pensión del Estado desde el inicio de la vida laboral. Se trataría de encontrar fórmulas para complementar la pensión entre el Estado, la empresa y el trabajador. Son muy pocos los casos en que la prestación por jubilación que puede conceder el Estado es equiparable al último salario. Lo habitual es que se pierda capacidad adquisitiva.
4. Planificar la propia jubilación. Esto es especialmente relevante en el caso de las mujeres que interrumpen su trayectoria laboral por el cuidado de hijos y dependientes. Cuanto antes se comienza a ahorrar, mayor es el rendimiento y menor el esfuerzo para mantener el estándar de vida deseado. Para asegurar una buena calidad de vida durante la jubilación, sería interesante empezar a ahorrar al mismo tiempo que se empieza a contribuir al sistema público.
5. Que el Estado aporte la cotización de jubilación de las mujeres en caso de excedencia o, parcialmente, si solicitan una reducción de jornada para cuidar a hijos pequeños o mayores dependientes. Esto las compensaría en parte por su trabajo no remunerado.
6. Computar como tiempo cotizado a la Seguridad Social el tiempo dedicado a la atención de los hijos de hasta 12 años y a familiares dependientes. De lo contrario, estas personas pueden ser penalizadas por los periodos de cotización mínimos exigidos para poder recibir la pensión de jubilación.
7. Desgravar el coste de los cuidadores familiares, guarderías y otros gastos asociados a la familia. Para poder acogerse a este beneficio fiscal, la cantidad desgravada debería destinarse a ahorro para la pensión.
8. Desgravar las aportaciones de ahorro para la jubilación del padre o de la madre mientras permanezcan al cuidado de hijos pequeños o mayores dependientes.
9. Revisar la pensión de viudedad para no cotizantes, ya que el cónyuge viudo va a tener que soportar más del 50% de los costes fijos previos al fallecimiento.
10. Fomentar y educar a los jóvenes en la cultura del ahorro a largo plazo. España es un país con poca cultura del ahorro y donde predomina el de tipo inmobiliario. Un ahorro tardío no tiene el mismo impacto sobre las futuras rentas que el iniciado en los años de juventud.
Estas medidas permitirían paliar los efectos de una rebaja de las prestaciones públicas y garantizar tanto el poder adquisitivo de los jubilados como la supervivencia del Estado del bienestar.