A veces asociamos la idea de ligar y tener pareja con la juventud. Hace muchos años, ligar y jubilación eran ideas que no mantenían ninguna relación. Los matrimonios estaban hechos para toda la vida, te quisieras o no. Solo se volvía a “ligar” cuando se enviudaba. Lo cierto es que muchas de las personas que hoy en día llegan a su jubilación han pasado por dos matrimonios o han tenido varias parejas sentimentales. Incluso, a esa edad, los que siguen solos, siguen deseando encontrar un nuevo amor.
La edad, las arrugas, verse mayor, la pérdida de energía, la baja autoestima, ser abuelo, son barreras para muchos que les impiden relacionarse e intentar conquistar a alguien. Pero existen otras fortalezas que dan seguridad a la hora de dar este paso: la independencia, la experiencia, tener los criterios claros de qué quieres en tu vida, saber vivir solo o acompañado o tener tiempo.
Nunca es tarde para enamorarse y nunca es tarde para enamorar a alguien. ¿Cambian las reglas a partir de cierta edad? ¿Nos sigue atrayendo lo mismo? Básicamente sí.
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Nos atrae la gente divertida y con sentido del humor. La risa es clave para conquistar a hombres y mujeres. El sentido del humor es valorado como una conducta inteligente. Nos gusta relacionarnos con personas que ríen, que se toman la vida desde el lado divertido, sin dramatizar. La gente con humor no parece peligrosa ni susceptible. El humor invita a estar relajado.
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Interésate por la otra persona. A la gente le sienta bien que se interesen por ellos. Pregúntale por su familia, sus aficiones, el trabajo, sus problemas. Presta ayuda, ofrécete y sé servicial.
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Olvídate de tus cambios debido a la edad. No engañes con tu edad, no escondas tu cuerpo. Siéntete seguro de ti mismo. La persona que tienes delante tiene una edad parecida a la tuya, no espera encontrarse con una mujer 90-60-90. Desea encontrarse con alguien interesante. El interés no está en nuestro físico.
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Sé solidario y socialmente responsable. A cualquier edad, nos atraen los valores, la solidaridad y la gente de bien. Rechazamos por norma general a las personas materialistas, convenientes e interesadas.
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El aseo es fundamental. No se trata de estar guapo o feo, sino de tener una presencia aseada. Nos echan para atrás las personas con el pelo pegajoso, los dientes sucios o los que desprenden olores fuertes. Parece obvio lo que escribo, pero es que hay gente que ha convertido la dejadez en su zona confortable. Tengas la edad que tengas, aséate, cuida tu pelo, tus uñas y tus dientes. Lleva ropa limpia. Hay personas adultas cuidando ahora su boca con ortodoncia. Tener unos dientes bonitos no es algo exclusivo de nuestros adolescentes.
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Prudencia.Ojo con el descaro. Solemos huir de las personas indiscretas, descaradas o que tratan de gestionar la relación a la velocidad del AVE. No tengas prisa, no te muestres desesperado, no agobies a la persona con mensajes y llamadas. Deja que cada uno gestione sus tiempos.
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Tanto si eres hombre como mujer, ten iniciativa a la hora de proponer planes. Es agotador tener que tomar decisiones constantemente por el otro. Muchas mujeres creen que es el hombre quien debería proponer los planes y llevar la voz cantante. Pero esto es una conducta machista. Es genial poder participar por igual en la elección de planes de ocio.
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Habla, comparte. A partir de una edad se tienen muchas experiencias, viajes, emociones, historias que contar. Las personas tenemos un valor incalculable cuando compartimos nuestros conocimientos, inquietudes y opiniones. Poder hablar sobre temas diversos enriquece las relaciones y nos da un valor añadido. No necesitas ser un erudito en nada. Basta con que tengas una pasión que compartir. Cualquier tema puede ser interesante.
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Olvida las imposiciones, las expresiones categóricas, los juicios de valor. Sé respetuoso con las posturas del otro. A esta edad, uno tiene muy claras sus ideas sociales, religiosas, políticas, etc. No entres en el debate de tu vida ni trates de argumentar hasta la extenuación para convencer al otro. Puedes compartir, entender el otro punto de vista y dar el tuyo. Pero no es un debate, es un momento para conocerse y valorar si esos temas u opiniones que os diferencian pueden ser soportables bajo el paraguas del respeto en la relación.
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No hables de problemas. En las fases de conocimiento queremos sentirnos bien. Tener a alguien que solo te cuenta lo mal que lo está haciendo el gobierno, que enumera los casos de corrupción, las muertes por enfermedades y lo devastador que es el huracán de no sé dónde, termina por consumir tu energía. Se trata de enamorar a la otra persona, no de espantarla.
¡Y mucho ánimo! Todos tenemos derecho a encontrar otro tren al que subirnos. La vida está llena de oportunidades. Solo hay que estar preparado para saber aprovecharlas.