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Algunos de estos productos de ahorro podrían llegar a confundirse, por ejemplo: ¿qué es un depósito bancario? ¿Crees que es lo mismo que un seguro de ahorro? Pues bien, a pesar de que a simple vista pueden parecer similares, los seguros de ahorro son un tipo de producto diferente a los depósitos bancarios.
Los depósitos bancarios son por ejemplo las cuentas remuneradas o los depósitos a plazo fijo, mientras que los seguros de ahorro, como su propio nombre indica, siempre ofrecen un tipo de garantía o indemnización en caso de fallecimiento o invalidez del asegurado.
¿Qué es un depósito bancario?
La respuesta a que son los depósitos bancarios es sencilla: un depósito bancario es un producto de ahorro ofrecido por bancos en el que el cliente entrega una cantidad de dinero durante un plazo determinado, y el banco se compromete a devolver ese dinero al finalizar dicho plazo junto con unos intereses pactados de antemano. En pocas palabras, es como prestar tu dinero al banco por un tiempo, para que luego te lo devuelvan con un pequeño rendimiento.
Los depósitos bancarios suelen dividirse en dos grandes categorías:
- Depósitos a la vista o cuentas remuneradas. Te permiten retirar el dinero en cualquier momento sin penalizaciones, ofreciendo a cambio un interés muy bajo. Son los más flexibles pero también los que menos rentabilidad ofrecen.
- Depósitos a plazo fijo, en estos, te comprometes a mantener el dinero depositado durante un periodo fijo, por ejemplo, 6 meses, 1 año o más. Durante ese tiempo, no deberías retirarlo (o podrías enfrentar una penalización o la pérdida de parte de los intereses). A cambio, el banco te ofrece un interés fijo pactado por ese plazo. Al vencimiento, recibes tu capital inicial más los intereses generados.
Características de los depósitos bancarios: rentabilidad e interés
Los depósitos bancarios se caracterizan por la rentabilidad y se mide normalmente mediante el TIN (Tipo de Interés Nominal) y el TAE (Tasa Anual Equivalente). El TIN es el porcentaje de interés que te pagan sobre el capital, y el TAE incluye, además del interés, otros costes o comisiones para darte una idea del rendimiento efectivo anual.
En general, a mayor plazo del depósito, suele ofrecerse un mayor interés. Sin embargo, en entornos de tipos de interés bajos, la rentabilidad de los depósitos puede ser muy reducida.
Una característica importante de los depósitos bancarios que están respaldados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). En muchos países como España, el FGD cubre hasta 100.000 euros por titular y banco. Esto significa que, incluso si el banco tuviera problemas financieros, tu dinero estaría protegido hasta ese límite. Por eso, los depósitos se consideran una opción segura para perfiles conservadores que no quieren arriesgar su capital.
¿Qué son los depósitos bancarios y en qué se diferencia con un seguro de ahorro?
Un depósito bancario es un producto de ahorro fácil de entender y de contratar, sabes de antemano cuántos intereses ganarás y cuándo recibirás tu dinero.
Lo cierto es que la rentabilidad no depende de la evolución de mercados financieros, sino de lo pactado con el banco, eso sí, los intereses ofrecidos suelen ser bajos, especialmente en aquellas épocas en las que los tipos de interés son bajos, por tanto tus ahorros crecerán poco.
Además, la liquidez es reducida en plazos fijos y si necesitas retirar el dinero antes de tiempo en un depósito a plazo fijo, podrías perder el interés generado o pagar una penalización. Sin embargo, en un seguro de ahorro en el momento que decidas rescatar el dinero, recibirás el capital acumulado más los intereses generados. Veamos más diferencias.
Depósitos bancarios vs. seguros de ahorro: diferencias clave
Un seguro de ahorro es un producto financiero y asegurador que combina las ventajas del ahorro con las de un seguro de vida. En esencia, consiste en realizar aportaciones de dinero, únicas o periódicas, a una compañía aseguradora, la cual invertirá ese dinero para generar un rendimiento en el tiempo.
Al finalizar el plazo acordado o en el momento que decidas rescatar el dinero, recibirás el capital acumulado más los intereses generados. Además, al ser un seguro de vida, en caso de que fallezcas durante el periodo de ahorro, tus beneficiarios recibirán el dinero ahorrado más un extra.
Una de las características clave de los seguros de ahorro es la fiscalidad. A diferencia de los intereses de un depósito bancario, en un seguro de ahorro los intereses generados suelen reinvertir automáticamente dentro del propio seguro. Esto significa que no tributas por ellos hasta que rescatas el dinero. Gracias a ese diferimiento fiscal, tus intereses generan a su vez más intereses.
Al reinvertir los intereses y no tributar hasta el rescate, tu dinero crece más rápido. Además, cumpliendo condiciones, puedes tener deducciones o incluso exención de impuestos sobre lo ganado, lo que mejora la rentabilidad neta.
Pero, sobre todo, se diferencian de los depósitos bancarios por ofrecer una cobertura por fallecimiento. Los seguros de ahorro ofrecen la tranquilidad de saber que, si te pasa algo, tus seres queridos recibirán lo ahorrado más un extra. Es un valor añadido que el depósito bancario no ofrece, ya que aquí estás combinando ahorro y protección en un solo producto.
Rentabilidad y pago de intereses
En un depósito tradicional, el interés está pactado y suele ser fijo. Te pagan periódicamente, por ejemplo, cada trimestre o al vencimiento, los intereses en tu cuenta, sobre los que vas pagando impuestos año a año. En un seguro de ahorro, la rentabilidad puede ser fija o variable según el producto, pero los intereses generados se acumulan al capital, gracias al interés compuesto, y no los recibes hasta que decides rescatarlo. Esto permite que el capital crezca más rápido y, además, posponer la tributación hasta el final, lo que fiscalmente suele ser ventajoso.
Liquidez
Un depósito a plazo fijo te compromete a mantener el dinero cierto tiempo; retirarlo antes puede implicar perder intereses o pagar una penalización. Un seguro de ahorro normalmente te deja rescatar parcial o totalmente tu dinero en cualquier momento pasado un período inicial (que varía según el producto, a veces puede ser el primer año). Esa flexibilidad es útil ante imprevistos, aunque lo ideal es mantener el ahorro hasta lograr el objetivo fijado para aprovechar plenamente sus ventajas.
Horizonte de ahorro y aportaciones
Los depósitos suelen ser una foto puntual, es decir, depositas X dinero durante Y tiempo y esperas al vencimiento. En cambio, los seguros de ahorro fomentan el ahorro constante porque puedes ir aportando periódicamente (mensual, anual, o cuando puedas) para construir un capital a futuro. Esto hace que sean muy cómodos para quien quiere ahorrar poco a poco y no dispone de una gran suma inicial, convirtiéndo el ahorro en un hábito.
Cobertura de seguro
Aquí la diferencia es clara, el depósito bancario es puramente un producto de ahorro/inversión, mientras que el seguro de ahorro incluye un seguro de vida. Esto significa que, además de hacer crecer tu dinero, estás protegiendo a tu familia ante cualquier eventualidad. Es un 2×1: creas un fondo para el futuro y a la vez tienes un respaldo en caso de que tú faltes.
Conclusión: ¿por qué un seguro de ahorro puede ser una mejor alternativa?
Dependiendo de tus necesidades y objetivos, un seguro de ahorro puede resultar más conveniente que un depósito bancario. Si buscas hacer crecer tus ahorros a largo plazo, los seguros de ahorro están pensados para horizontes medio y largo plazo, como complementar tu jubilación, ahorrar para la educación de tus hijos o simplemente crear un colchón para el futuro. Gracias al interés compuesto y las ventajas fiscales, el crecimiento de tu capital puede ser mayor que en un depósito tradicional a largo plazo.
A diferencia de un depósito bancario, que requiere una suma fija desde el principio, con un seguro de ahorro puedes empezar con cantidades modestas e ir aportando periódicamente lo que esté a tu alcance.
Aunque la idea de estos productos es mantener el ahorro hasta cumplir la meta, la realidad es que la vida da muchas vueltas. Si surge una emergencia y necesitas el dinero, un seguro de ahorro te permite recuperarlo, total o parcialmente, de forma más sencilla que un depósito a plazo fijo, en el que podrías enfrentar penalizaciones.