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El edadismo hace referencia a la discriminación basada en la edad, ya sea por prejuicios, estereotipos o actitudes negativas hacia las personas de ciertas edades. Aunque tradicionalmente ha estado asociado con la discriminación hacia las personas mayores, el edadismo también se presenta hacia los más jóvenes, limitando sus oportunidades por prejuicios infundados sobre su edad. El edadismo puede adoptar muchas formas, y su impacto se extiende desde la vida cotidiana hasta el ámbito institucional, laboral y social.
Entre las diferentes manifestaciones del edadismo se detectan diferentes tipos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se pueden clasificar en tres tipos de edadismo más comunes: edadismo institucional, edadismo interpersonal y edadismo autoinfligido, veamos sus diferencias y cómo afectan a nuestra sociedad.
Tipos de edadismo: ¿qué diferencias existen?
El edadismo se puede manifestar de diversas maneras, y es importante diferenciar entre los tipos de edadismo para comprender mejor su impacto en la sociedad. Los tres tipos principales de edadismo son: institucional, interpersonal y autoinfligido. Cada uno tiene características distintas, pero a menudo se interrelacionan y refuerzan mutuamente.
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El Informe Mundial Sobre Edadismo, realizado por la Organización Mundial de la Salud distingue diferentes tipos de edadismo: el institucional, el interpersonal y el edadismo autoinfligido. Veamos en qué consiste cada uno de ellos según la clasificación de la OMS.
El edadismo institucional, el primero de los tipos de edadismo
El edadismo institucional se refiere a las políticas, leyes, normativas y prácticas de las instituciones que limitan las oportunidades de ciertos grupos de edad, ya sea de manera consciente o no. Es una forma de discriminación que se basa en la edad y que afecta a las personas de manera sistemática, debido a las estructuras y regulaciones en vigor en distintos sectores de la sociedad.
Entre los ejemplos de edadismo institucional que podemos encontrar están:
- Políticas de salud que priorizan la atención médica en función de la edad, limitando el acceso a tratamientos para personas mayores, como el uso de respiradores o intervenciones quirúrgicas.
- Regulaciones laborales discriminatorias, como las edades de jubilación obligatorias o las políticas que dificultan el acceso de personas mayores al mercado de trabajo.
- Exclusión de personas mayores de las investigaciones científicas y recopilación de datos, lo que impide una representación equitativa en la toma de decisiones políticas y económicas.
En el edadismo institucional, las personas pueden no ser conscientes de que están siendo víctimas de discriminación, ya que las prácticas o normas suelen estar tan arraigadas que se consideran «normales», incluso cuando pueden ser algo injustas.
Los tipos de edadismo: el edadismo interpersonal
El edadismo interpersonal ocurre cuando las personas, a través de sus actitudes y comportamientos, discriminan a otros en función de su edad. Este tipo de edadismo se manifiesta en interacciones cotidianas, como comentarios o actitudes que refuerzan los prejuicios sobre las capacidades de las personas debido a su edad. Pongamos ejemplos del edadismo interpersonal:
- El uso de un lenguaje condescendiente hacia las personas mayores, como hablarles de manera infantil, suponiendo que no comprenden o no pueden aprender cosas nuevas.
- Descalificar a las personas por su edad, tachándolos de inmaduras, irresponsables o egoístas, sin considerar sus capacidades o experiencias.
- Evitar interactuar con personas mayores, y también jóvenes, por su edad, excluyéndolos de conversaciones o actividades sociales por prejuicios relacionados con su capacidad para contribuir.
Este tipo de edadismo también es muy sutil y a menudo no es reconocido como tal por quienes lo ejercen, pero tiene un gran impacto en la autoestima y las oportunidades de quienes lo sufren.
Edadismo autoinfligido, el tercer tipo de edadismo
El edadismo autoinfligido se produce cuando una persona, especialmente una persona mayor, interioriza los estereotipos y prejuicios sobre la edad que existen en la sociedad. Esta forma de edadismo es internalizada por la persona, quien comienza a verse a sí misma de manera negativa debido a su edad, creyendo que ya no es útil o relevante en la sociedad. Entre los ejemplos que podemos encontrar de autoinfligidos, están:
- Sentir que no se es capaz de aprender nuevas habilidades, como aprender tecnología o iniciar un nuevo proyecto, simplemente porque se percibe que la edad es un obstáculo.
- Creer que ya no se puede tener un impacto significativo, sintiendo que las oportunidades laborales o sociales están fuera de su alcance debido a la edad.
- Evitar buscar empleo o nuevos retos por pensar que las personas más jóvenes tienen más oportunidades.
Este tipo de edadismo es particularmente perjudicial, ya que no solo afecta a la persona que lo experimenta, sino que perpetúa los estereotipos sobre la edad en la sociedad, reforzando la discriminación.
¿Cómo combatir cada uno de los tipos de edadismo?
Combatir el edadismo requiere un enfoque integral que aborde tanto el edadismo institucional como el interpersonal y autoinfligido. Es fundamental que se implementen políticas inclusivas que eliminen las barreras estructurales y que se promuevan actitudes positivas hacia todas las edades.
Conclusión
El edadismo es un fenómeno complejo que afecta a todas las edades y se presenta de distintas formas en nuestra sociedad. Al entender las diferencias en tipos de edadismo, como el edadismo institucional, interpersonal y autoinfligido, podemos reconocer cómo este prejuicio impacta en la vida cotidiana y trabajar juntos para erradicarlo. Es hora de construir una sociedad que valore y respete a las personas de todas las edades, fomentando una convivencia más equitativa y justa.