En la vida existen muchos placeres terrenales, el olor a azahar por las calles en primavera, un atardecer en invierno junto a una taza calentita de té o simplemente una onza de chocolate después de comer. Y hablando de chocolate y placer, se nos viene a la mente que existe una sensación muy similar cuando llega el último día de trabajo de tu vida laboral y comienzas a disfrutar de la jubilación.
Prepárate para conocer por qué las semillas de cacao, que tanto deleitan nuestros sentidos, tienen un efecto sobre nosotros similar al que sienten miles de jubilados en su llamada “época dorada”. ¡Te contamos!
La sensación que todos buscamos
Trabajar es todo un privilegio, pero cuando llega la edad de jubilación, son pocos los que consideran seguir con su vida laboral. La mayoría opta por comenzar una nueva etapa en sus vidas y recibir con mucha ilusión los que promete ser años de tranquilidad y disfrute sin ningún tipo de preocupación.
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Podemos hacer el símil entre el placer de llegar a nuestra jubilación y el de comer algún dulce con chocolate o simplemente, una onza de nuestro cacao favorito. ¡Disfrutar de este alimento es toda una delicia!
Pero, ¿sabes qué ocurre a nivel cerebral cuando ingerimos chocolate o cacao? Aparte de los múltiples beneficios que el cacao tiene sobre la salud a nivel nutricional (vitaminas B, A, E o fuente de proteínas), estas semillas también tienen un gran beneficio a nivel psicológico.
Además de su conocida sensación de bienestar, porque sí, aceptamos que cuando comemos algo que contiene este ingrediente, nuestro cuerpo se relaja y una sonrisa se dibuja en nuestra cara, el chocolate es capaz de aportar energía, favorecer la memoria e incluso, ser un gran antioxidante que previene el envejecimiento cerebral. Aunque esto no queda aquí, va mucho más allá y se parece demasiado a lo que los jubilados afirman sentir durante su nueva vida.
El chocolate, la jubilación y las endorfinas
Las endorfinas son clave para el bienestar, y por ello también son conocidas como la hormona de la felicidad. Una proteína clave que puede mejorar nuestro estado de ánimo, producir un efecto antidepresivo y disminuir la sensación de dolor.
Cuando comemos cacao, se liberan endorfinas, lo que nos produce una sensación de placer y bienestar capaz de reforzar nuestro sistema inmunológico y potenciar nuestra activación cerebral. En la jubilación, tras pasar una media de 30 años en el mundo laboral, nuestro cuerpo comienza a experimentar cambios. Uno de ellos es la bajada de los niveles de cortisol, relacionado con el estrés que acarrea el trabajo. Con la reducción de esta hormona, el cuerpo comienza a calmar sus sensaciones y comienza a disfrutar de una vida mucho más calmada y centrada en la importancia de esos placeres terrenales que vivimos día a día.
Para los adictos al trabajo, la jubilación puede parecer una amenaza o un cambio brusco en sus vidas, sin embargo, las agotadoras jornadas laborales son equilibradas con la aparición de una mayor calidad de vida basada en el tiempo libre.
El psicólogo Robert Atchley propuso un modelo de jubilación que consta de varias fases. La primera de ellas es el afrontamiento de este nuevo periodo de vida, en el que no todo el mundo acepta el cambio de vida. Con el paso del tiempo se llega a la siguiente, como la reorientación en el que la jubilación se plantea a las personas como un nuevo punto de partida en el que explorar nuevas actividades o aquellas que por la falta de tiempo se dejaron de lado.
Con el encuentro de una estabilidad o rutina dentro de la jubilación, las personas comienzan a sentir esas sensaciones que comparamos con el chocolate, una plenitud y bienestar que deja tiempo para disfrutar de los pequeños detalles que nos hacen felices: los paseos matutinos, tachar de la lista todos los países a los que teníamos pendiente viajar o simplemente, disfrutar de este tiempo con nuestros seres queridos como hijos o nietos.
En resumen
Cada persona encuentra el placer en cosas distintas, desde una ruta de senderismo hasta un buen desayuno con calma al despertarse. Todo ello depende de nuestra perspectiva de la vida. Lo que sí podemos asegurar, es que la mejor forma de disfrutar de una jubilación activa plena y sin ningún tipo de preocupación es haber hecho un ejercicio previo en el que planifiquemos cómo va a ser nuestra nueva vida y qué esperamos de ella.
Disfruta de la jubilación sin desvelos, al igual que de esa onza de chocolate al terminar de comer. La vida está para gozarla, dejando que las endorfinas nos saquen más de una sonrisa. Y con ello, te lanzamos una pregunta ¿eres más de chocolate con leche o de chocolate puro? Seguro que sea cual sea el que elijas, cuando lo comes, lo disfrutas como nadie.
