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El estrés laboral es una amenaza silenciosa que afecta a más personas de las que creemos. Se trata de un mecanismo de defensa que pone en marcha nuestro cuerpo para avisarnos de que estamos pasando por un momento crítico. Y es que afecta negativamente en el estado anímico y la salud mental de los empleados, pero también en su productividad, su trabajo y en las relaciones laborales.
Saber identificarlo y tener las herramientas para poder controlarlo es clave para llevar una vida equilibrada y saludable. En este post, te damos las claves para detectar este problema y comportamientos para reducirlo. ¡Vamos allá!
Aprende a identificar el estrés laboral negativo
No se considera una enfermedad en sí misma, pero en casos graves puede derivar en otros problemas de salud como el insomnio, la depresión, la ansiedad o la presión arterial alta. Sin embargo, es importante diferenciar entre el estrés laboral positivo y negativo. En ciertas situaciones o temporadas del año, es normal sentir estrés en el trabajo, es síntoma de que no tenemos una vida laboral plana. Pero hay que controlar que esas sensaciones no se prolonguen demasiado y no repercutan en nuestro estado de ánimo y nuestra vida personal.
¿Cómo identificar y saber diferenciar si estamos sufriendo estrés laboral negativo?
- Estrés laboral positivo: puede surgir cuando nos enfrentamos a situaciones que nos suponen un desafío, un reto o un cambio importante. En este caso, nuestra respuesta a este estrés es positiva, nos ayuda a aprender, a motivarnos, a ser más proactivos y flexibles. Eso sí, por su naturaleza, es puntual y pasajero, por lo que si se prolonga en el tiempo y empieza a afectarnos demasiado, es momento de actuar.
- Estrés laboral negativo: puede surgir cuando el estrés al que nos enfrentamos deja de ser motivo de aprendizaje, se vuelve fuente de preocupación y afecta a nuestra salud mental. Si comienza a ser permanente y se acentúa con el tiempo puede hacerse crónico y derivar en ansiedad, insomnio o depresión.
El estrés laboral: los síntomas
Si crees que puedes estar sufriendo estrés laboral negativo, es clave que lo identifiques para poder tomar medidas y controlarlo. Te contamos los síntomas del estrés más comunes, que pueden ser físicos y psicológicos/emocionales:
- Físicos: dolores de cabeza, tensión muscular, malestar, cólicos, fatiga, cambios de peso, temblor, palpitaciones y aumento de la frecuencia cardíaca…
- Psicológicos: ansiedad, frustración, insatisfacción, falta de motivación y concentración, baja productividad, angustia, irritabilidad, mente dispersa…
Si identificas alguno o más de uno de estos síntomas, es recomendable tomar medidas cuanto antes para evitar que se intensifique. Trata de aplicar cambios en tu rutina (o incluso plantéate un cambio radical) para mantenerlo a raya. Vamos a verlo.
Cómo afrontar y controlar el estrés laboral
Antes de nada, para poder actuar contra esta situación, es importante conocer las razones por las que sufrimos estrés en el trabajo. En general suele comenzar por un exceso de tareas difícil de gestionar, pero también puede darse por falta de motivación o de recursos para ejecutar nuestras tareas, por horarios complicados (trabajo en festivos, horas extra, horario de noche…), por la precariedad laboral, por una jerarquía demasiado marcada…
Una vez tengas identificado la fuente de tu estrés laboral, es el momento de tomar medidas:
- Organiza tus tareas y tu tiempo en el trabajo. Te ayudará hacer una lista (diaria, semanal): es la mejor manera de tener una visión general y poder establecer prioridades y objetivos. Ir completando tareas y tachando de la lista te provocará una sensación de seguridad y control muy positiva. ¿Un consejo? Sé realista y márcate objetivos alcanzables.
- Respeta tu horario de trabajo. Una de las mayores causas de estrés es trabajar a destiempo y sentir la obligación de hacer horas extra, esto provoca que tu tiempo libre, de ocio, familiar y social se vea afectado. Una mejor organización nos puede ayudar en esto.
- Mantén unos hábitos saludables. Una alimentación equilibrada y un estilo de vida activo juegan un papel mucho más importante de lo que creemos en nuestra salud mental. El ejercicio nos ayuda a sentirnos más dinámicos, más vitales y relajados, además de mejorar nuestra salud.
- Asegura tus momentos de descanso y desconexión. Haz pausas a lo largo de tu jornada laboral para despejar tu cabeza y tus ideas. Respeta y asegúrate de estar presente (mentalmente) en los momentos de desconexión: no hacer nada también es importante.
- Comunica y socializa. En tu entorno laboral y fuera de él. Otros puntos de vista nos enriquecen, enseñan y abren la mente. Cuenta a tus personas de confianza la situación de estrés que atraviesas para, por una parte desahogarte y por otra recibir ayuda y consejos. Si procede, comunícalo en tu ambiente de trabajo para buscar soluciones y cambios si son necesarios.
Recapitulando
Si crees que puedes estar sufriendo estrés en el trabajo y te empieza a afectar de manera negativa en tu vida laboral y personal, es momento de tomar medidas. Pon sobre la mesa las causas que te están provocando esa sensación de estrés (angustia, frustración, malestar físico, fatiga, falta de motivación…) y trata de buscar soluciones.
Muchas veces la solución pasa por llevar una mejor organización, desconectar cuanto toque, compartir con otras personas el problema y asegurarse de mantener un estilo de vida equilibrado y activo, esencial para nuestra buena salud mental.