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Seguro que has oído hablar del síndrome del impostor y, además, es muy probable que lo hayas padecido en algún momento de tu carrera. Está relacionado con la falta de autoestima y de confianza en uno mismo, aunque el síndrome del impostor en mujeres es especialmente común, sobre todo por la desigualdad que sigue existiendo en el mercado laboral.
Eso sí, ¿cómo identificar si padeces este síndrome? ¿Es posible evitarlo? En este post, vamos a ver en qué consiste y cuáles son las causas que lo provocan. ¡Empezamos!
Síndrome del impostor: ¿qué es? Ejemplos
Sentir que no estamos lo suficientemente preparados y que no tenemos las habilidades que hacen falta para el puesto de trabajo que poseemos o al que optamos tiene un nombre: el síndrome del impostor.
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Se trata de un trastorno que nos hace sentir como un fraude, que no merecemos los éxitos, ascensos o logros que conseguimos. Que simplemente hemos llegado a ellos por casualidad o suerte, y no por méritos propios.
El síndrome del impostor puede darse, por ejemplo, al conseguir un nuevo empleo, si nos enfrentamos a un cambio de trabajo, a un ascenso, a un nuevo proyecto que nos suponga un reto o a pasar a gestionar un equipo.
Síndrome del impostor: causas
El síndrome del impostor puede tener distintas causas, desde sociales o familiares hasta relacionadas con el entorno laboral e, incluso, con el sector en el que trabajes. Vamos a ver algunas:
- Familiares. La infancia puede ser el origen de algunos síndromes como el del impostor. Si tenías mucha presión para sacar buenas notas, unos padres muy exigentes o un hermano con el que se te comparaba continuamente, puede que hayas desarrollado este trastorno desde tu niñez y por eso lo tomes como un sentimiento normal.
- Estereotipos de género. Debido a la desigualdad social existente en el ámbito laboral y a las presiones por conciliar trabajo con obligaciones familiares, las mujeres tienden a experimentar esta sensación más a menudo.
- Inseguridad y baja autoestima. Esto nos provoca falta de confianza en nosotros mismos y unos niveles de autocrítica y exigencia muy elevados.
El síndrome del impostor en mujeres
Pero ¿por qué afecta más el síndrome del impostor a las mujeres? El éxito, la competitividad, la fortaleza o la inteligencia son atributos que se asocian tradicionalmente a los hombres. En cambio, a las mujeres se las suele asociar con la delicadeza, el cuidado, la empatía…
Por eso, desde la infancia se crea esta sensación de humildad, que provoca que, en un futuro, esas mujeres no sean capaces de valorar su formación y aptitudes y piensen que no son suficientes para ciertos puestos de trabajo.
Otro factor importante que explica el síndrome del impostor en mujeres es la falta de referentes profesionales femeninos en muchos ámbitos.
¿Cómo evitar el síndrome del impostor?
La creencia de que no somos suficientes puede atormentarnos, pero también puede influir en la manera en la que trabajamos o nos relacionamos con nuestro entorno laboral. Por eso es tan importante saber identificar esta emoción en cuanto nos invada, para poder ponerle freno. Vamos a ver cómo:
- Reconocer nuestros logros y también los de los demás. Se estima que aproximadamente el 70% de la población padece el síndrome del impostor. Si tenemos eso en mente, es muy probable que gente de nuestro alrededor lo padezca, por lo que podemos empezar por ayudar. ¿Cómo? Reconociendo y elogiando a las personas de nuestro entorno que consigan éxitos laborales. Así contribuiremos a crear un espacio de trabajo más saludable y nos resultará más fácil identificar nuestros propios logros.
- Comunicación en el entorno laboral. Si no recibimos críticas (tanto positivas como negativas) de nuestro entorno o nuestros superiores, es importante pedirlas. Saber qué hacemos bien y podemos potenciar y qué hacemos mal y podemos corregir o mejorar nos permite actuar en consecuencia y tener más confianza en nosotros mismos.
- Reconócelo. El primer paso para deshacernos de este trastorno es reconocer que lo estamos experimentando. Es decir, no se trata de ignorar lo que sientes, sino de darte cuenta de que lo sientes y saber que es normal, que mucha gente lo padece y que no se corresponde con la realidad.
- Comparte. No te quedes con esa sensación, compártela con tu entorno. Te ayudará a darte cuenta de que forma parte de un trastorno y que debes trabajar para desechar esa sensación.
En definitiva
Aunque empezamos a ponerle nombre ahora, el síndrome del impostor lleva mucho tiempo con nosotros y, de hecho, es muy probable que lo hayas padecido. Se trata de un trastorno que nos impide reconocer nuestra valía, aptitudes y preparación. Nos hace sentir que no somos suficientes para el trabajo que desempeñamos o al que optamos, que no merecemos ese ascenso o que no estamos preparados para liderar un equipo.
Un síndrome contra el que vale la pena luchar para evitar encadenar un burnout laboral y para poder crecer profesionalmente y alcanzar nuestras metas.