De nuevo ha vuelto a ser el Banco Central Europeo (BCE) el que ha actuado como revulsivo al recortar, por sorpresa, el tipo de interés oficial de la Zona Euro, junto con la declaración por parte de Draghi, de que no se pueden descartar medidas más contundentes para reactivar el crecimiento económico en la zona euro.
Sus palabras han sido interpretadas como una posible inyección de liquidez mediante la compra de activos, medida que ha tenido un efecto inmediato en la cotización de la renta fija, y en especial la emitida por los países periféricos.
A pesar de que los tipos de interés en toda la zona euro se encuentran en niveles mínimos históricos, sin embargo todavía han vuelto a bajar, destacando cómo la rentabilidad de los bonos alemanes en los plazos de hasta dos años se sitúan en niveles negativos.
En el caso del bono español, tenemos que ir al vencimiento en 2020 para tener rentabilidades por encima del 1%, situación que viene explicada por la mejoría de los datos económicos de España en el primer semestre del año, y el convencimiento de que el BCE actuará de la forma que sea necesaria para reactivar la confianza en la zona euro.
Los fondos de pensiones han conseguido beneficiarse de este movimiento, reflejado en una rentabilidad acumulada de la cartera de renta fija, en el nivel más alto del ejercicio. Esto ha sido posible gracias al peso elevado de la cartera de Deuda Pública española, y a un incremento gradual de la duración de los activos a lo largo del ejercicio, una vez que se han traspasado los vencimientos más cortos, y con tipos cercanos a cero, hacia bonos más largos, y con rendimientos más elevados.
Aunque el nivel actual nos invita a la prudencia, creemos que la actuación progresiva del banco central europeo tiene todavía margen adicional de implementación de nuevas medidas que puede acabar en una compra de bonos gubernamentales como fórmula de estímulo, como ya ha funcionado en el modelo anglosajón y en Japón. El hecho de ir girando también hacia una menor disciplina fiscal y las declaraciones últimas de que Europa se encuentra de nuevo estancada da más probabilidades a este escenario final de compra de bonos por parte del BCE antes de lo esperado.
La actuación del Banco central europeo también ha sido determinante en la evolución de la renta variable, destacando la subida del 1.85% del índice europeo Eurostoxx50 en el mes.
También, otros índices de bolsa han logrado rentabilidades positivas, como el índice MSCI World que avanza un 1.31% y el estadounidense S&P500 un 2.63%. A estas últimas revalorizaciones ha contribuido la apreciación de la mayoría de las divisas frente al Euro, afianzando la subida en más del 8% en el conjunto del año.
Ante la previsión de una mejora en los beneficios de las compañías europeas por efecto traslación de la divisa y algo más de crecimiento inducido por el sector exterior se siguen sobreponderando la renta variable en las carteras, y en especial las ligadas al mercado europeo.
Más allá de las amenazas geopolíticas latentes, las principales fuentes de riesgo para los mercados de Renta Variable son la debilidad del crecimiento económico en la Zona Euro y las expectativas sobre la “estrategia de salida” de la Reserva Federal a las inyecciones de liquidez de los últimos años.
Aunque en algunas áreas geográficas, como EEUU, las valoraciones están más ajustadas y por encima de las medias históricas, sin embargo, y con los tipos de interés en mínimos históricos, los inversores deberán buscar otras fuentes de rentabilidad y la renta variable puede ser el destino. Además, los resultados empresariales están consiguiendo superar las expectativas de los analistas y las estimaciones futuras de beneficios comienzan a estabilizarse.
A corto plazo no se puede descartar periodos de volatilidad normales teniendo en cuenta las subidas generalizadas en los mercados financieros durante muchos trimestres consecutivos; sin embargo cualquier corrección se ve pasajera, al menos mientras los bancos centrales sigan apoyando los mercados parar reactivar el crecimiento económico.
Se continúa gestionando los fondos de pensiones con prudencia, y tratando de consolidar los niveles máximos que se han alcanzado a fecha actual, especialmente en renta fija, conscientes de que cada vez es más difícil repetir lo que se ha conseguido durante los últimos trimestres.
Con lo que ofrecen de media los principales índices de referencia de renta fija en Europa (por debajo del 1%), el entorno para 2015 se complica y habrá que seguir diversificando las carteras, buscando fuentes alternativas de rentabilidad.