La situación se repite en muchos hogares: nuestros mayores manejan a la perfección las redes sociales, sobre todo Facebook y WhatsApp. ¿Quién no conoce a alguna persona mayor que tenga cuenta de correo electrónico y perfil en más de dos redes sociales?
Y es que la brecha digital está empezando a desaparecer. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicó a principios de este año un estudio en el que se plasmaba que los mayores de 45 años ya están en internet. Este cambio de hábito hará desaparecer en las próximas generaciones el salto entre abuelos y nietos. En los próximos años las dos generaciones hablarán el mismo idioma en lo que a tecnología se refiere.
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Según el estudio Gente mayor y medios de comunicación sociales: rompiendo con la e-Marginalidad impulsado por Recercaixa- Obra Social La Caixa el uso de las redes sociales y de internet en los seniors es “muy similar” al del resto de usuarios. El informe destaca que Facebook y WhatsApp son sus redes sociales favoritas y que el hábito que menos les gusta son los selfis.
No obstante, no son el instrumento inicial para conocer gente y ampliar sus círculos, como ocurre entre los jóvenes. Los resultados preliminares del estudio remarcan que las redes sociales no suponen una ampliación de las relaciones, sino que los usuarios ya tienen una vida social activa. Ahora bien, formar parte de la comunidad online les hace sentirse jóvenes, estar conectados y ser parte de la sociedad digital.
Pero ¿se puede asegurar que las redes sociales ayudan a la integración de los seniors? “Sí, las redes sociales les ayudan a participar en la sociedad en el sentido que les hacen estar presentes en unas comunidades de internet que tienen un impacto social muy destacado. A ellos les gusta y quieren formar parte de esto”, señala la investigadora del estudio Roser Beneito, profesora de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Así, aprender es más fácil si queremos comunicarnos con familiares o amigos. “La vinculación afectiva es el motor que les hace aprender cómo funcionan las redes sociales. Poder comunicarse con familiares como hijos o nietos a través de internet facilita el aprendizaje”, explica Beneito.
“En los dos años en los que hemos estado preparando el estudio nos hemos dado cuenta de que no les gusta hacerse selfis. Todavía estamos investigando las causas pero intuimos que podría ser por la privacidad y porque, a diferencia de los jóvenes de hoy en día, no les gusta mostrarse a ellos mismos”, detalla la investigadora.
Tal y como muestra el estudio, WhatsApp es la red favorita ya que “se pueden crear grupos que mantienen configuraciones afectivas muy similares a las que se dan fuera de internet como podrían ser la familia o los grupos de amigos”, explica la profesora de la UOC. Además, la cuestión de la privacidad pone a WhatsApp por delante de otras redes sociales como podrían ser Facebook o Twitter. “En WhatsApp está mucho más claro quién y cuándo se lee lo que publicas”, apunta Beneito.
El gran interés de las personas mayores en las redes sociales se manifiesta por ejemplo en la Comunidad Online Club Ahora, la red social gratuita para clientes de “la Caixa”, lleva tres años siendo el punto de encuentro para que los mayores puedan conocer gente, compartir intereses y participar en promociones. “Más de 55.000 usuarios están registrados ya en esta red social que te permite crear un perfil y participar en foros sobre cuestiones de interés como la literatura, el cine o internet”, explica Valérie Polarczyk, Project Manager del Club Ahora. “Además -añade- esta red social ayuda a conectar gente con gustos y hábitos comunes.”
El binomio redes sociales – personas mayores es más que ganador. Las personas mayores conocen cada vez más internet, su uso y las características de cada red social. Solo una cuestión a mejorar: la privacidad. “Si fuera más fácil editar los permisos de privacidad y las aplicaciones no hicieran cambios tan rápidos nuestros mayores podrían estar presentes en las redes sociales de una manera más cómoda”, concluye Roser Beneito.
Por último os dejamos con las conclusiones preliminares del estudio:
- Es una persona que ya tiene una vida social activa fuera de internet.
- Prefiere una relación de uno a uno, ya que inicialmente, tiene dificultades para comprender la lógica de la conversación en red, y se siente más cómodo en una conversación más “normal”.
- La red social “in” con más éxito es WhatsApp, ya que le permite crear grupos que mantienen configuraciones afectivas muy similares a las que se dan fuera de internet: familia nuclear, grupos de amigos, etc. Sobre todo, se utiliza para mantener el contacto con los hijos y compartir imágenes.
- Facebook también les gusta. Es una red más frecuente entre iguales y les permite mantenerse vinculados a intereses y aficiones en algunos casos (psicología, arte, teatro, política). Hay una excepción importante: los nietos, ya que es una red que facilita las relaciones intergeneracionales abuelos-nietos.
- Intercambia imágenes, vídeos y memes de manera muy habitual. Le gusta mucho compartir y comunicarse sin la necesidad de utilizar el lenguaje escrito, que le genera más dificultades, porque es de una generación que estudió en castellano y, en general, no accedió a estudios superiores, por lo que el lenguaje escrito les resulta más difícil que la expresión con imágenes. También encontramos participantes a quien gusta mucho crear memes, sobre todo con Power Point.
- La relación de “red” más efectiva la tiene con sus nietos para que se vive afectivamente de manera más relajada.
- Las relaciones en línea con los hijos son más complejas y complicadas, ya que se generan tensiones ya veces se sienten como una carga.
- El uso de las redes le ayuda a construir una imagen positiva de sí mismo como persona activa e integrada en la sociedad. Sólo el hecho de estar en las redes y poder recibir y compartir información (copresencia) contribuye a hacer partícipe de la esfera pública, ya mitigar el sentimiento de “aislamiento social”.
- No le gustan los selfis.
- Le preocupa mucho mantener la privacidad ante la exposición pública que representa el uso de las redes sociales. En cambio, sí que le gusta usar las redes como herramienta de seguimiento no intrusivo de lo que hace su familia y en especial los nietos.