No se trata de vivir más, pero sí de vivir mejor. Así que veamos qué sencillos hábitos son los que llevan a cabo las personas que se sienten fuertes, a gusto con sus vidas y orgullosas de las decisiones que toman.
- Meditan
No vamos a perdernos en los beneficios de la meditación, pues para ello podéis leer el artículo Meditar, ¿por qué debería ser un hábito innegociable? Pero sí vamos a adentrarnos brevemente en dos prácticas sencillas y muy cortitas que os permitan empezar a meditar sin que os dé pereza:
Meditar con un objeto
¿Quieres saber cómo afrontar la ruta de tu vida? ¡Descúbrelo!
Siéntate delante de un objeto que te inspire serenidad, como puede ser una vela o un bonito objeto de decoración. Obsérvalo unos segundos, hasta que se te desenfoque el fondo, como si solo enfocaras el objeto. Ahora cierra los ojos y visualiza ese objeto en tu mente. Mantén esa imagen durante unos segundos. Y repite esta operación –ojos abiertos, mirar objeto, cerrar los ojos y observarlo en tu mente– varias veces. Empieza con períodos de unos diez segundos y ve aumentándolos con la práctica diaria.
Meditar observando tu cuerpo
Siéntate cómodo, pero atento; es decir, no adoptes una postura en la que puedas quedarte dormido. Y con los ojos cerrados, ve recorriendo tu cuerpo, de arriba abajo o de abajo arriba, y observa cómo está cada parte de tu cuerpo. ¿Tus músculos están relajados? ¿Respiras despacito? ¿Cuál es la temperatura de tu cuerpo? No juzgues si estás tenso o relajado, no te obligues a sentir ninguna sensación. Solo observa y respira. Y así, recorre todo tu cuerpo.
- Se relacionan cómodamente con los demás
Las relaciones personales son una enorme fuente de satisfacción cuando sabes cómo relacionarte. Las personas que se sienten a gusto con su vida suelen tener grupos de amigos con los que comparten valores, conversaciones, aficiones, problemas y risas. Todos tenemos la necesidad de sentirnos integrados en un equipo y de poder disfrutar del sentimiento de pertenencia. ¿Tú a qué grupo perteneces? ¿Con quién tienes afinidad y complicidad?
- Buscan soluciones
Todos tenemos problemas. Pero unos piensan constantemente: “¿Por qué a mí?”, y sufren por lo que les falta o por lo que no les va bien en la vida, mientras que otros deciden aceptarlo y buscar las soluciones que dependen de ellos. Es complicado sentirte a gusto cuando tu foco de atención está continuamente centrado en las carencias y en las miserias.
- Se quejan poco
La queja es algo incómodo para quien la escucha, pero también lo es, de forma no consciente, para quien la emite. La persona quejica, sin saberlo o sin darse cuenta de que lo está siendo, está centrada en lo que no le gusta, en sus problemas, en lo incómodo. Y esa información está bombardeando continuamente su cerebro. Este, al final, termina sacando conclusiones como: “Vaya asco de vida, todo funciona mal”. Por el contrario, hay personas con los mismos problemas que tratan de aceptarlos y centrarse en las personas y en las actividades agradables de sus vidas. No es que esta postura haga desaparecer lo malo, pero sí lo minimiza y lo relativiza.
- Sonríen
Sonreír es gratis y nos hace sentir realmente bien. Una sonrisa es la expresión, más que de felicidad, de estar a gusto, de disfrutar, de vivir con serenidad. Si no eres de los de sonrisa fácil, prueba a mantener un lápiz entre los dientes, fingiendo un poco la sonrisa. Está demostrado que este ejercicio, si lo mantienes durante unos diez minutos, libera endorfinas como si estuvieras sonriendo de verdad. El cerebro lo interpreta como un gesto de felicidad real y responde con la liberación de neurotransmisores que te harán sentir bien.
- Se guardan tiempo para ellos
Se trata de un profundo respeto hacia tus necesidades, tu tiempo y tu persona. Hombres y mujeres podemos disfrutar de nosotros mismos sin sentirnos culpables. Tenemos derecho a ello. No le des más vueltas y trata de elegir cada día un espacio de tiempo, aunque sea corto, para empezar a practicar el sano egoísmo de dedicarse tiempo.
- Eligen su vida
No sabemos si las personas que están a gusto con su vida eligen su vida, o el hecho de elegir su vida hace que estén a gusto con ella. Anyway, como dicen los ingleses. Lo que importa es vivir la vida que para ti es importante vivir. A esto lo llamo honestidad. Si dejas que los demás elijan por ti, no les podrás pedir luego su parte de responsabilidad por no ser feliz. Esta vida no tiene un tíquet regalo, no puedes devolverla. Así que elige vivirla a tu manera.
- Dedican tiempo a sus aficiones
Cuando le preguntas a alguien cuáles son sus aficiones y no te sabe decir ninguna, ese alguien tiene un problema. Las aficiones son aquellas actividades en las que fluimos, nos relajamos, nos divertimos, nos concentramos, y deseamos robarle horas al día para poder dedicárselas a ellas. Pueden llevarse a cabo a solas o en compañía. Incluso son actividades que consiguen distraerte por completo de tus preocupaciones o de tu momento de bajón. Si no tienes ninguna, será difícil desconectar.
Te animo a explorar actividades nuevas. No tengas miedo a probar, aunque te veas torpe para ello o pienses que ya no tienes edad. Nunca es tarde. Y sobre todo, no te frustres si no das con la actividad que te atrape a la primera. Tarde o temprano aparecerá una: coser, manualidades, cocina, algún deporte, chatear, leer, dibujar, yoga, pilates, aprender a hacer masajes, un curso de automaquillaje, retocar fotos, juegos on-line y un largo etcétera.
- Se cuidan, se miman, dedican tiempo a su higiene, peluquería, ejercicio, comer saludable
Una persona que está a gusto con la vida, lo más probable es que también esté a gusto con ella misma. Por ello dedicará tiempo a cuidarse, a verse bien, a gustarse. Cuidará su piel, su pelo y su cuerpo. No de forma obsesiva, no como culto al cuerpo, solo por respeto a sí misma.
- Se respetan
Una persona se respeta cuando se trata a sí misma con respeto. Fácil: es amable con ella misma, baja su nivel de exigencia, se permite fallos sin culpa ni remordimiento, se habla con dulzura, y también aprende a respetarse delante de los demás. Esto conlleva pedir que te traten con amabilidad, respetar tu tiempo y saber decir que no.
Ya lo ves, sentirte a gusto con la vida es un proceso activo en el que puedes participar. Te animo a empezar con estos pequeños cambios.