Las redes sociales han viralizado la expresión y ahora es habitual escucharla porque de las redes ha saltado a los medios, a la publicidad y hasta a ámbitos laborales… Se refiere a aquello a lo que le damos cierto espacio en nuestra cabeza, aquello que, aunque no seamos conscientes, es importante para nosotros. Aunque no siempre lo verbalizamos o aunque no lo hayamos admitido nunca. Eso es tu Imperio Romano.
Pero ¿de dónde viene? Pues fue una influencer quien desató un auténtico fenómeno en redes y con una pregunta muy sencilla: ¿en qué piensan los hombres? La gente se sorprendió al averiguar que muchos piensan muy a menudo en el Imperio Romano. Y la bola se hizo cada vez más grande porque las mujeres empezaron a preguntar a los hombres a su alrededor, que parecían confirmar esta teoría.
Por supuesto, esta teoría no tiene ningún aval científico ni representativo, y aunque han surgido muchas hipótesis al respecto, y algunos profesionales de la psicología aseguran que se debe a temas como la masculinidad, no hay a día de hoy nada que demuestre ni argumente un por qué.
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La tendencia ha revelado un fenómeno subyacente muy divertido: las pequeñas obsesiones que ocupan nuestra mente. ¿Cuál es tu imperio romano? Es decir, ¿qué es esa cosa rara en la que piensas de vez en cuando o más de lo que te gustaría reconocer?
El término es lo que ha perdurado y ahora las mujeres también se lo preguntan. Las respuestas son infinitas. Pues bien, nosotros nos preguntamos, ¿y para los ahorradores? ¿Cuál será su Imperio Romano? En este post revelamos cuál es el Imperio Romano para todo buen ahorrador. ¡Sigue leyendo si quieres mejorar tus finanzas personales!
El Imperio Romano de los más ahorradores
Nunca vas a poder ahorrar si no tienes bien claro cuánto ganas y cuánto gastas, por eso una de las primeras lógicas de todo buen ahorrador, aunque no lo admita, es hacerse un excel. Es fundamental anotar y hacer un registro de los ingresos, gastos fijos y gastos esporádicos. La mejor manera de detectar dónde puedes ahorrar más es dividir los gastos por áreas, como ‘ocio’, ‘ropa’, ‘alimentación’… Así, puedes comprobar en qué haces mayor desembolso y dónde puedes contenerte más.
Otro de los pensamientos más recurrentes entre los ahorradores es ponerse metas porque acaban por ser un buen aliciente para seguir con el ahorro. Cuando te fijas objetivos es mucho más sencillo ahorrar porque se agrega a la ecuación un factor importante: la visión de la recompensa.
Si te cuesta ahorrar, seguramente te falta una motivación muy grande que te ayude a encontrar energía y persistencia. Un buen método para encontrar dicha motivación es crearte una “carpeta de sueños”, esas pueden ser tus metas. Y pueden ir desde pequeños objetivos hasta grandes logros que te hagan pelear aún más.
En esta carpeta cabe todo, puedes incluir desde viajes, hasta grandes compras como un coche, o otros pequeños objetivos de ahorro que te hagan llegar a un sueño mucho más grande. Además, como buen ahorrador, puedes consultar este excel o carpeta a diario para encontrar la motivación.
Mereces recompensa, pero todo en su justa medida. Cualquier ahorrador se vuelve muy estricto con aquello que lo desvía de la meta que quiere alcanzar. Por eso, no cae rápido en las tentaciones superfluas sino que aguanta por un bien mayor.
Por último, otra de las lógicas es la de buscar a toda costa la manera de optimizar el dinero o el ahorro. La tasa de inflación resta poder adquisitivo y los ahorros cada día valen menos, por eso el desafío está en rentabilizar el ahorro y superar las metas. ¿Cómo? buscando la mejor hucha, la que te de rentabilidad. Los planes de ahorro tienen rentabilidad garantizada, son la única opción para conseguir rentabilidad.
¿En qué piensa un buen ahorrador?
El Imperio Romano de los ahorradores realmente está en esos pequeños retos que se ponen sin darse cuenta, y que pocas veces reconocen haber hecho. Como por ejemplo el del redondeo al ir a pagar, si el importe es de 15,50, ahorras los otros 50 céntimos que faltan para redondear. Así, te obligas a ir alimentando tu cuenta de ahorro y, a la vez, a ser consciente de que cada céntimo cuenta.
Otro truco está en forzarse a no gastar nada en una semana, este desafío parece duro pero si lo consigues es muy gratificante porque consigue que adquieras una disciplina y puedes darte cuenta de todo lo que compras que realmente no necesitas.
Además, los ahorradores tienen mucho control sobre sus finanzas y al final consiguen ahorrar céntimo a céntimo. Por ejemplo, a un ahorrador nunca se le escaparía darse de baja de una plataforma de streaming que no usa o en la que le han subido el precio de la tarifa. Darle al botón de ‘unsubscribe’ es fulminante. Así, mes a mes, te ahorras mucho dinero.
En resumen
El Imperio Romano de los ahorradores está en lograr un mayor control sobre sus finanzas, buscar la mejor manera de rentabilidad el ahorro, y en definitiva, ser previsores de cara a los imprevistos del futuro. Esos son sus cimientos. Después, cada uno logra resultados de una manera, pero la clave está en el propósito de ahorrar.