En general nos encanta la primavera. Significa un cambio en el que pasamos del frío a la calidez, del gris y los oscuros al colorido de las flores, los días son más largos y nos permiten realizar actividades al aire libre. La primavera también se asocia con las vacaciones de Semana Santa, con distintas fiestas como la Feria de Abril, la Cruz de Mayo o los patios de Córdoba. Es una estación del año en la que también renovamos vestuario y el hecho de guardar el abrigo hasta el año próximo nos facilita la vida: bye bye capas.
El hecho de que sea una época de cambio también incita a salir de la zona confortable. La primavera es la antesala del verano y de la playa. Empieza la operación bikini, y con ello cambiamos nuestros hábitos. No se trata de llevar a cabo ninguna dieta drástica e ineficaz, sino de empezar a consumir más fruta, más líquidos, más ensaladas y practicar deporte. El clima y los días más largos lo favorecen.
Pero la primavera también tiene su yin y su yang. Muchas personas dicen sentirse más tristes y ansiosas durante estos días. Este bajón se conoce como depresión o astenia primaveral y cursa con síntomas como la apatía, la falta de energía, la tristeza y los cambios de humor, los problemas de sueño o la somnolencia diurna, que suelen desaparecer a los pocos días. No acostumbra a ser un problema grave del que tengas que preocuparte. Al revés, cuanta más importancia le des, más tiempo se quedará el malestar contigo. La ciencia no consigue determinar de forma tajante y contundente qué lo provoca y si es recomendable tomar medicación o no. Las investigaciones sobre estos cambios de humor relacionados con la primavera achacan su causa al aumento de la luz y, con ello, a los cambios en la serotonina y la dopamina. A pesar de que la mayoría de personas se sienten bien con una mayor exposición de la luz, otras no reaccionan igual. También puede deberse al nuevo cambio horario que tiene lugar el último fin de semana de marzo, con lo que el organismo tiene que volver a adaptarse a la luz solar. La luz y los horarios están relacionados con la segregación de melatonina, algo a lo que las personas mayores son especialmente sensibles y por ello les cuesta más adaptarse.
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Más que un desorden psicológico parece ser un trastorno adaptativo. En estos casos es recomendable seguir estos consejos:
- Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Esto incluye trabajar la paciencia y la aceptación. Si ya sabes que eres propenso a sufrir estos episodios, no los esperes con ira o pesimismo, porque así los empeoras. Piensa que es algo temporal, que dura como mucho dos semanas. La idea de que es algo pasajero da esperanza.
- Practica el “yo me lo merezco…”. En estos días tristones, “yo merezco salir de compritas”; en estos días de cansancio, “yo merezco una siestecita más larga”; en estos días que estoy furiosa, “yo merezco un café relajado con un chorrito de leche condensada”. “Yo merezco” es una estrategia para compensar lo que la vida de vez en cuando nos depara y no nos gusta. Busquemos otras maneras y caprichitos para sentirnos mejor.
- No te alíes con lo que te desespera, sino con lo que te hace disfrutar. La primavera trae cambios maravillosos que dejas de contemplar por el hecho de estar centrado en lo que te cambia el humor. Días más largos para disfrutar de salidas, dejas de estar encerrado en casa para no pasar frío fuera y sales a pasear, se comparten terracitas con amigos, cambiamos a una forma de vestir más alegre, los paisajes están llenos de flores y alegran la vista, etc. Tu actitud positiva puede con todo.
- Apóyate con alimentos y líquidos. El ginseng, la cúrcuma, el jengibre, frutas, verduras, dos litros de agua, una dosis de teína o cafeína que te cargue las pilas. Cuidar tu gasolina también influye en tu estado anímico. Acuérdate además de consumir hidratos de carbono y glucosa, que son el alimento principal para que nuestro cerebro y estado anímico estén en perfecto estado de revista.
- Descansa. El sueño es reparador, tanto para los procesos cognitivos –como la concentración, la atención y la memoria– como para tu estado anímico. Las personas que duermen poco y mal se muestran más irascibles y tristes. Trata de dedicar tiempo a descansar y dormir profundamente. Si la primavera altera tu descanso nocturno, cuida tu higiene del sueño y practica alguna técnica de relajación o meditación que te ayude a conciliarlo.
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Termina el día buscando una frase positiva que concluya el inicio de ésta que te propongo: “Querida primavera, a tu lado yo…”. A mí se me ocurren varias: “A tu lado yo me crezco, a tu lado yo practico nuevas actividades, a tu lado yo me arreglo para disfrutar de tus flores, a tu lado yo supero mi apatía”. Enfócate en lo que deseas y no te dejes arrastrar por unos cambios solares.
Y recuerda, cuidarse hoy es una inversión de futuro.