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La llamada “pandemia silenciosa” puede llegar en cualquier momento. La soledad no deseada no entiende de edad, clase social, género ni situación vital. Es posible estar rodeados de gente y sentirnos solos.
Puede tener una causa específica o simplemente llegar en forma de aislamiento de nuestro entorno. ¿Qué es la soledad no deseada? ¿Cómo puedo prevenirla? Te lo contamos todo en este post.
¿Sabrías reconocer la soledad no deseada?
La soledad no tiene por qué tener connotaciones negativas, puede ser elegida, en ciertos momentos o en ciertas etapas vitales. Ahora bien, cuando no la elegimos, cuando la soledad es impuesta, puede tener efectos muy negativos en nuestra salud mental.
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Seguro que si piensas en soledad no deseada piensas en personas mayores, pero también la pueden sufrir jóvenes de cualquier edad. Lo principal para poder reconocer la soledad no deseada es entender a qué se refiere.
La soledad no deseada es un sentimiento adverso que puede aparecer por situaciones de soledad física o por distanciamiento con las relaciones personales. Esto se puede dar al notar que esas relaciones no son cómo queremos o necesitamos.
Desgraciadamente, el aislamiento y el distanciamiento físico que sufrimos durante el confinamiento por el Covid-19 aumentó este fenómeno de manera muy repentina y veloz.
Prevenir la soledad no deseada
Una característica de este fenómeno es que, como hemos comentado, suele ser silenciosa. Se camufla y puede ser complicado detectarla. El aislamiento social es muy perjudicial para la salud mental y física. Cuando una persona se siente sola, aislada del mundo exterior, tiende a volverse más introvertida, reservada y desconfiada y desarrollar actitudes ariscas. Por eso es tan importante detectarla con tiempo y poder prevenirla. ¿Cómo? Si ves signos de soledad no deseada en mayores, jóvenes o en ti mismo, hay cosas que puedes hacer para prevenirla.
La soledad no deseada en mayores
La soledad no deseada en mayores suele ser más común tras la pérdida del cónyuge. Una situación que, inevitablemente, trae más momentos de soledad y muchas veces de bajada de ánimos. Pero, ¿cómo podemos ayudar a los mayores de nuestro entorno?
- Fomentando su actividad física y su participación social. Las relaciones con las personas del entorno y el ejercicio físico y mental anima a las personas mayores a seguir ágiles y mejorar su calidad de vida.
- Fomentando su independencia. Haciéndoles sentir útiles e integrados en la sociedad, sabiendo que pueden valerse por sí mismos y que no son una carga.
- Ayudando a mejorar su calidad de vida y bienestar. Unos buenos hábitos de sueño, una alimentación equilibrada y una actividad física regular hacen que las personas mayores se sientan más saludables, plenas y felices.
En general, impulsar el envejecimiento activo en las personas mayores de nuestro entorno puede ayudar, y mucho, a prevenir situaciones de soledad no deseada.
En nosotros mismos
Eso sí, no solo afecta a personas mayores, la soledad no deseada en jóvenes también es un problema social que debemos tener en cuenta, en especial si tenemos a adolescentes o jóvenes adultos a nuestro alrededor.
Ahora bien, si nos ocurre a nosotros mismos, no es tan evidente darse cuenta de que estamos sufriendo soledad o aislamiento. Tendemos a achacarlo al momento, al estrés, pensamos que será pasajero. Pero es importante recordar que las relaciones sociales son absolutamente necesarias para llevar una vida plena. Nos dan apoyo, lecciones, diversión, entretenimiento… Por eso es esencial cuidarlas y esforzarnos por mantenerlas:
- Interesándote, estando presente, llamando o enviando mensajes y asegurando el contacto físico de tanto en tanto.
- Realizando actividades en grupo, como deporte, voluntariado, cursos de idiomas, clases de baile… Es la mejor manera de conocer gente que comparte tus mismas aficiones con las que crear lazos.
- Resolviendo conflictos. Puede que nos distanciemos de personas de nuestro entorno por situaciones que no se han resuelto como deberían, por eso es muy positivo comunicar, ser empáticos, expresar sentimientos, reconocer fallos y abordar conflictos y la voluntad de solucionarlos.
- Saber despedir relaciones que no nos aportan sentimientos positivos o que incluso puedan resultarnos tóxicas. No tenemos que aferrarnos ni luchar por todas nuestras relaciones, en ocasiones puede ser muy beneficioso poner límites con algunas personas. Así dejaremos espacio para otras que sí nos enriquezcan y con las que poder ser nosotros mismos en total libertad.
En definitiva
La soledad no deseada puede suponer un problema para la salud física y mental de quien la padezca. Y aunque el papel de las administraciones públicas es esencial (mediante políticas sociales e intervención comunitaria), a nivel individual también podemos prevenirla.
anto si la percibimos en personas de nuestro entorno como si la detectamos en nosotros mismos, la soledad no deseada debe tratarse cuanto antes para evitar un desgaste físico y mental. ¿Las claves? Fomentar la actividad y el ejercicio, un estilo de vida saludable, cuidar las relaciones con nuestro entorno a diario y asegurarnos de realizar actividades en grupo de manera habitual. Hay que tener en cuenta, sobre todo, que somos seres sociales y que nuestro entorno nos ayuda, nos apoya y nos proporciona bienestar.