Casi siempre y desde bien pequeños nos han hablado de la biodiversidad: no estamos solos en el mundo ¡Y menos mal! Convivimos con otros tantos miles de organismos vivos y lo hacemos en ecosistemas muy diferentes, y a eso se refiere el término biodiversidad.
Pero en los últimos tiempos, la biodiversidad se ha convertido en un indicador en sí mismo, sobre todo por la preocupación con respecto al cambio climático y el calentamiento global. Su pérdida supone efectos negativos sobre nuestras vidas, sobre nuestra alimentación, la energía y hasta el acceso a cosas que nos parecen tan básicas como el acceso al agua o a la alimentación.
La biodiversidad está amenazada y su pérdida es un fenómeno que afecta a la humanidad, que paradójicamente es quien está acabando con ella. Este es uno de los grandes retos a nivel mundial por las graves consecuencias en nuestra calidad de vida. Sigue leyendo para conocer más sobre cómo frenarlo y cuáles son las consecuencias así como los objetivos establecidos por la comunidad internacional para involucrarse en soluciones que eviten este fenómeno global.
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¿Qué es la pérdida de la biodiversidad?
Se suele decir que la naturaleza es sabia y no es para menos, es tan poderosa, que cualquier pequeño cambio que se produce en ella tiene un efecto dominó con consecuencias desconocidas. Cada ser vivo interactúa con su hábitat y su existencia tiene un porqué, como es el ejemplo básico de lo que hacen ciertos insectos por la polinización o la supervivencia de otras plantas. Y sin duda, no sabemos lo que podría llegar a ocurrir con la extinción en masa de algunas especies, pero sí sabemos que la naturaleza nos da la vida y nos permite la supervivencia a los humanos.
La pérdida de la biodiversidad es la disminución o desaparición de los seres vivos que habitan el planeta. Es lo que nos da aire limpio, agua dulce, suelos de buena calidad y polinización de cultivos. Nos ayuda contra el cambio climático y gracias a ella podemos combatir el impacto de los peligros naturales. Sin embargo está en grave peligro y disminuye a un ritmo alarmante desde los últimos años. ¿Por qué? Somos los principales causantes de estas pérdidas que están agravadas por la contaminación; empezando por la explotación de materias primas, hasta la producción o cualquier otra actividad, todo deja su huella en el planeta.
Desde el ciclo del agua hasta la fertilidad de la tierra, todo puede verse afectado por la pérdida de la biodiversidad, y entre las principales causas de esta pérdida se achaca a los cambios en el uso del suelo, como por ejemplo la deforestación, el monocultivo intensivo o la construcción. Tiene que ver con la explotación directa de la caza y la sobrepesca, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras, tal y como señala el Parlamento Europeo.
Las organizaciones internacionales no gubernamentales como el Fondo Mundial para la Naturaleza o World Wildlife Fund llevan años advirtiendo sobre los hábitos de consumo o el estilo de vida de la población, incluso la manera en la que nos alimentamos, porque están entre las principales causas de la desaparición de especies, animales y plantas.
Consecuencias de la pérdida de biodiversidad
La pérdida de biodiversidad trae numerosas consecuencias, las cuales no recaen solo sobre el medio ambiente, sino también sobre el ser humano. La conservación de la diversidad biológica es interés común de toda la humanidad. Por ello, el Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas es el instrumento internacional para su conservación, la utilización sostenible de la naturaleza y la participación justa y equitativa en los beneficios que se derivan de sus recursos, y este convenio fue ratificado por casi 200 países.
Su objetivo general es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible, ya que cubre la diversidad biológica a todos los niveles: todos los posibles dominios que están directa o indirectamente relacionados con la diversidad biológica y su papel en el desarrollo, desde la ciencia, la política y la educación, a la agricultura, los negocios, la cultura y mucho más. Entre los efectos adversos nos encontramos con:
- Extinción de especies y desequilibrio ecológico
La pérdida de biodiversidad puede alterar los hábitats y provoca que miles de especies acaben en peligro de extinción. Cuando se pierden especies en un ecosistema, se rompe el equilibrio natural. Cada organismo cumple un papel importante y puede desencadenar un desequilibrio en la cadena alimentaria y la propagación de plagas.
- Impacto en la seguridad alimentaria.
Perder biodiversidad pone en peligro el bienestar del ser humano porque es esencial para su alimentación por su efecto en el suelo, en el agua, con lo que fundamentalmente afectaría a su alimentación.
- Cambio climático y emisiones de CO2
Los ecosistemas saludables, como los bosques y los océanos, ayudan a absorber el dióxido de carbono y a estabilizar el clima. La degradación de estos ecosistemas contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y al cambio climático.
- Impacto económico
La pérdida de biodiversidad también tiene un impacto económico ya que puede afectar a la industria del turismo, la agricultura, la pesca y otros sectores económicos que dependen de la naturaleza.
Soluciones y sostenibilidad: ¿cómo evitar la pérdida de biodiversidad?
Tanto la Organización de las Naciones Unidas, como el Parlamento Europeo marcan una serie de objetivos y compromisos para poner en marcha y paliar los efectos. En Europa existe el compromiso de conservar al menos un 30% de las zonas marinas y terrestres, desde bosques, humedales, turberas, pastizales y ecosistemas costeros y a proteger estrictamente al menos el 10% de las mismas.
La ONU por su parte marca su propios compromisos a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y entre ellos está gestionar sosteniblemente los ecosistemas y abordar los efectos de las actividades humanas en los océanos, así como proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bloques, detener e invertir la degradación de las tierras, combatir la desertificación y frenar la pérdida de biodiversidad.
Pero más allá de estos compromisos, a nivel personal se puede colaborar para luchar contra su pérdida y dar los primeros pasos es fácil, ¡apunta!:
- Apuesta por alimentación sostenible con una dieta variada y balanceada, ya que la producción de alimentos es responsable del 70% de la pérdida de biodiversidad en tierra firme y del 50% del agua dulce.
- No compres aquello que no necesitas. Haz un consumo responsable ya que el consumo masivo de nuestro estilo de vida tiene un alto impacto ambiental.
- Recicla y reduce en pequeños gestos todo aquello que contamina, como eligiendo medios de transporte que sean lo más respetuosos con el planeta y eviten la contaminación.
- Por último, ayuda con la concienciación y apoyando acciones dirigidas a preservar la biodiversidad.