Muchos emprendedores se lanzan a poner en marcha su start-up pensando solo en el desarrollo de su idea, pero sin tener en cuenta otros elementos que son muy relevantes, como por ejemplo los seguros que deben contratar. Este tipo de productos, aunque en la mayoría de las ocasiones no se llegan a utilizar, pueden suponer para una compañía la diferencia entre sobrevivir o no en caso de tener que hacerlo. Y es que uno de los aspectos más importantes a la hora de asegurar una nueva empresa es conocer realmente los riesgos potenciales a los que tendrá que enfrentarse, de cara a tener la posibilidad de prevenirlos o, al menos, intentar solventarlos si se producen.
Hacerlo permitirá al emprendedor optimizar costes, dinero y tiempo, pero, para lograrlo, antes debe preguntarse al menos dos cosas: ¿Mi empresa opera en algún sector que precise de garantías extraordinarias por presentar algunos riesgos especiales? ¿Hay alguna regulación específica que afecte a mi negocio y que deba tener en cuenta?
Riesgos inherentes
Para un empresario, puede resultar demasiado tedioso concentrarse en identificar en el mercado los seguros idóneos para su proyecto, por lo que habitualmente decide invertir su tiempo en otras tareas, como la gestión, la I+D o la comercialización, lo que puede acabar suponiendo una decisión fatal en caso de que se produzcan imprevistos. Y más en el caso de compañías con un fuerte componente tecnológico, donde los riesgos son muy importantes:
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- Seguridad de los datos informáticos
- Incumplimientos de la protección de datos
- Espionaje industrial
- Registro y uso de patentes
- Discrepancias entre los socios
- Problemas con los empleados.
Por estas razones, es muy complicado establecer no solo una póliza para este tipo de proyectos empresariales sino, también, un precio que permita al emprendedor presupuestar su coste. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchos seguros son deducibles en el IRPF o en el Impuesto de Sociedades, algo que, si bien no debe ser un criterio para tomar elección sobre si lo contratamos, sí al menos es un elemento más que contribuye a resaltar sus beneficios.
Lo más oportuno, en cualquier caso, es intentar adaptar siempre el portfolio de seguros de una empresa a su momento vital. Es decir que, aunque una start-up también precise tenerlos, hay que procurar amoldar estos seguros a las características de cada actividad económica e irlos revisando conforme evoluciona el negocio.
La responsabilidad civil tecnológica
Cada vez existen en el mercado más seguros de responsabilidad civil específicos para el ámbito tecnológico. Antes de decantarse por uno por temas económicos, hay que analizar con cuidado la letra pequeña que tienen, ya que debemos saber al detalle las coberturas que ofrecen para ver si se adaptan justo a nuestros riesgos y actividad.
Por regla general, este tipo de productos protegen el patrimonio de la empresa ante las reclamaciones de terceros por daños y perjuicios de los que se sea civilmente responsable, incluyendo habitualmente la cobertura de seguro de indemnización por riesgos profesionales.
Entre las principales ventajas que tienen este tipo de productos para las start-ups tecnológicas, cabe destacar que se personalizan a la situación, características y riesgos de la empresa. Además de las coberturas habituales de un seguro de responsabilidad civil, suelen incluir otras específicas, como virus informáticos, pérdida de equipamiento IT (tecnología de la información), violación de propiedad intelectual o la posibilidad de incorporar dentro de la póliza a otros directivos, como por ejemplo al responsable de I+D.
Otros seguros convencionales imprescindibles
Además de este producto, el empresario debe tener en cuenta otra serie de coberturas cuando se pone en marcha un negocio, con independencia de la actividad en la que esté especializado, como por ejemplo:
- Seguro de responsabilidad civil profesional, que cubre a la empresa frente a posibles reclamaciones de un tercero, como proveedores, clientes o empleados. Es particularmente importante para una start-up, porque en el caso de una demanda de alguien que no está satisfecho con un trabajo que se le ha entregado, cubre tanto los gastos de defensa como la posible indemnización, si la hubiera.
- Seguro de baja laboral temporal, que permite garantizar unos ingresos mínimos para un autónomo, abonando un subsidio si se tiene que coger la baja por accidente o enfermedad.
- Seguro de oficina, que básicamente cubre los productos que se adquieran para trabajar. Es muy relevante en el caso de start-ups que precisen realizar una fuerte inversión inicial en material como, por ejemplo, equipos informáticos, y cuya avería podría impedir que se mantuviera el ritmo normal de funcionamiento.
- Seguro de vida, que cubre tanto el fallecimiento como la incapacidad absoluta, que inhabilita para el desempeño de cualquier profesión.
Muchas entidades ofrecen a las pymes seguros multirriesgo que intentan cubrir toda una amalgama de necesidades, como asistencia jurídica, servicios informáticos o atención 24 horas para resolución de incidencias.
En fases más avanzadas de desarrollo de una start-up es conveniente analizar en cada caso la necesidad de suscribir, por ejemplo, otros seguros como:
- el de convenio colectivo (que cubre los accidentes que puede sufrir un trabajador que la empresa tenga dado de alta mientras está trabajando);
- el de indemnización por baja laboral, por medio del cual la empresa establece una indemnización diaria en caso de baja laboral de un trabajador;
- el de administrador;
- el de cobertura por incumplimiento de la normativa de protección de datos.
En todo caso, y antes de tomar decisiones que pueden no ser las más adecuadas de acuerdo a la situación de la empresa, lo más conveniente es comparar entre distintos seguros que se ofrecen en el mercado, recurriendo, si es posible, al asesoramiento profesional adecuado que nos guíe para decantarnos por la opción que más se ajusta a nuestro perfil.