“Los hombres son ricos sólo en medida de lo que dan. El que da un gran servicio recibe una gran recompensa”. Lo decía el escritor estadounidense Elbert Hubbard y es una buena frase para recordar en la jornada del Día Internacional de la Solidaridad que se celebra el 31 de agosto. Ofrecer nuestro tiempo, nuestro conocimiento o nuestra compañía a los otros repercute directamente en quienes lo necesitan, pero también nos aporta una gran satisfacción personal.
Hacer voluntariado no tiene edad. Según el estudio “La población española y su implicación con las ONG” elaborado por la Plataforma del Voluntariado de España (PVE), el 41,1% de los mayores de 65 años colabora con una ONG. El informe indica, además, que el 40,8% de las personas de entre 55 y 64 años también lo hace. No obstante, el voluntariado no se ciñe tan sólo a personas en edad adulta, ya que un 20% entre los más jóvenes también colabora con este tipo de entidades.
En línea con estos resultados, el estudio demuestra también que, aunque el voluntariado actual está compuesto en mayor medida por población de más de cincuenta años, los datos sobre voluntariado juvenil hacen prever un relevo generacional. Las personas más jóvenes, según la PVE, muestran cada vez mayor interés en participar en estas actividades.
La ilusión de los jóvenes y la experiencia de los mayores forman un binomio perfecto. Desde hace tiempo, el voluntariado en nuestro país se nutre de la suma del conocimiento de las personas jubiladas con el impulso y emprendimiento de aquellos que están empezando en el mercado laboral. Nunca es tarde para aprender, y las personas jubiladas tienen todavía mucho que aportar a la sociedad y a las generaciones más jóvenes.
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Asociaciones como la Secot, creada en 1995, nace precisamente con esta idea: retornar a la sociedad los conocimientos y experiencia directiva alcanzados durante toda la vida laboral. Por ello trabajan día a día para ayudar y orientar a todos aquellos que quieran aprovechar su experiencia a precios por debajo del mercado, prestando su ayuda a quienes no dispongan de recursos. Además, dan formación a empresas y emprendedores y, solo en Cataluña, han dado soporte a más de 9.000 proyectos.
Existen otras instituciones como el Casal dels Infants, la Fundació Banc dels Aliments o la Cruz Roja que se nutren de voluntarios ya retirados del mercado laboral que aportan su tiempo y su conocimiento en distintas áreas de la entidad. Se trata de iniciativas con gran trayectoria en la sociedad que cuentan con la aportación de cientos de voluntarios y socios. Juntos hacen posible que estas entidades puedan ayudar a muchas familias alrededor de nuestro país.
Cómo comentábamos, es bien sabido que ayudar a los que te rodean te hace más feliz. Tal y como explica el psicólogo Rafael Santandreu, activar la colaboración es una de las claves para ser felices en la madurez. “Cuando nos hacemos mayores, se abren nuevas posibilidades de colaboración con otras personas: busquémoslas y aunemos intereses”, propone el psicólogo.
Nunca es tarde para contribuir con tu experiencia a crear una sociedad mejor. Tu trayectoria vale mucho, cientos de instituciones solidarias te están esperando.