Si alguna vez te has planteado por qué deberías tener un plan de pensiones, aquí encontrarás toda la información al respecto.
Al planear nuestra jubilación se nos presentan diferentes opciones para ahorrar de cara al futuro. Una de ellas es este instrumento financiero de ahorro a largo plazo que nos sirve para maximizar el dinero aportado y obtener una mayor rentabilidad.
Ante las diferentes vías de inversión del ahorro que se van generando a lo largo de los años de vida laboral, la pregunta es obvia: ¿por qué razones me conviene contratar un plan de pensiones?
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Vayamos por partes. Por un lado, este producto ofrece atractivas ventajas fiscales. «El dinero que se aporta al plan de pensiones es deducible en la declaración de la renta, aunque dicha deducción está limitada por ley a los 1.500 euros anuales, sin que esa cantidad supere el 30 % de los rendimientos netos del trabajo y de las actividades económicas», explica Sandra Cardona, coordinadora de Asesoría Fiscal en VidaCaixa.
Veamos un ejemplo:
«Partamos de un salario de 1.000 euros brutos mensuales en el que la tributación efectiva es de un 20 %, sin retención. Me quedarían 800 euros netos mensuales, de los que podría decidir destinar un porcentaje, por ejemplo un 10 %, al ahorro. En esta situación solo podría destinar a esta finalidad 80 euros.
Ahora bien, si canalizo mi ahorro con un plan de pensiones resultará que, como a la aportación que haga al plan de pensiones no se aplicarán impuestos, podría destinar un 10 % de mi salario bruto al ahorro, es decir, 100 euros. Además, pagaría impuestos solo por los 900 euros restantes, lo que supondría pagar, con un tipo impositivo del 20 %, 180 euros de impuestos.
En ambos casos, el importe que me queda de mi salario tras pagar impuestos y tras mi ahorro es el mismo, pero el resultado con la opción de ahorro con el plan de pensiones es que pago menos impuestos (180 euros frente a 200) y tengo más dinero trabajando para mí, generando intereses (100 euros frente a 80)», señala Cardona. Dado que a mayor renta, la tributación del IRPF es mayor, la ventaja fiscal será más elevada en rentas más altas, teniendo en cuenta que la aportación máxima al plan será siempre de 1.500 euros al año.
Hay que tener en cuenta que los impuestos que no se pagan mientras hacemos aportaciones al plan se acaban abonando una vez que se quiere cobrar. «El plan de pensiones es un sistema de diferimiento de impuestos», indica. «Esto permite que los intereses se generen sobre una base mayor», apunta.
El rescate del plan de pensiones puede llevarse a cabo en el momento de la jubilación o en caso de producirse alguna de las «contingencias» establecidas por la ley: invalidez, dependencia, desempleo de larga duración o enfermedad grave. Eso sí, en virtud de la última reforma fiscal aprobada por el Gobierno, se ha incluido la posibilidad de cobrar por las aportaciones que tengan más de 10 años, si bien esta posibilidad para aportaciones anteriores al 2016 está prevista a partir del 01/01/2025.
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En este sentido, si uno desea rescatar el plan de pensiones porque se ha jubilado, debe tener en cuenta que el ahorro acumulado puede recuperarse de cuatro formas. La primera de ellas es todo de golpe; es decir, todo ese dinero que tengo en ese saldo lo recupero de una sola vez. La segunda consiste en recuperarlo poco a poco, mediante un ingreso mensual. La tercera opción es no hacer nada. Es decir, tengo un ahorro que me está rindiendo unas cantidades interesantes y lo utilizaré más adelante cuando me haga falta. E incluso existe una cuarta opción, que es una combinación de las otras tres. Una parte del dinero cobrarla de golpe; otra parte dedicarla a un complemento mensual y, si queda algún saldo, lo dejar para el futuro por si hay más necesidad.
También es importante analizar cómo se va a cobrar el plan de pensiones y el impacto fiscal que supondrá ese cobro en nuestro IRPF. En este sentido, todas las prestaciones tributarán como rendimientos del trabajo, pero si, por ejemplo, se percibe la prestación de un plan de pensiones en forma de cobro periódico o como renta, el impacto fiscal se distribuirá en varios ejercicios, mientras que si se rescata en forma de capital, es decir, todo de una vez, el impacto fiscal se producirá en un solo ejercicio. En este último caso, como el IRPF es progresivo, puede suceder que en ese ejercicio nuestro tipo impositivo aumente sensiblemente. Por ello, el asesoramiento es esencial.
Y si me decido a contratar un plan de pensiones, ¿qué es lo que debo preguntar? Albert Sagués, miembro de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF), profesor de la Universitat Pompeu Fabra y socio de TGG Legal, responde: «Lo que hay que saber es cuáles son los fondos de pensión que ofrece». La norma general, en experiencia de Sagués, es que la mayoría de la gente busca cosas «tranquilas» y «no toca» el plan de pensiones. «Si te vas a renta fija, hay menos rentabilidad que si te vas a renta variable (bolsa estadounidense, española, europea…)», asegura. En este punto pone de manifiesto el papel que juega la edad en el perfil de riesgo que se quiera adoptar. «Si tienes 38 años, por ejemplo, te quedan muchos años para jubilarte y puedes tomar ciertos riesgos; con 50 años quizá ya tienes que pensártelo más», puntualiza. En cualquier caso, el experto indica que, a lo largo de la vida del plan de pensiones, es posible ir cambiando el nivel de riesgo, es decir, se puede pasar de renta fija a variable y viceversa.
¿Y cuánto puedo aportar? Sagués recomienda «disciplina de ahorro»: 100 o 200 euros mensuales al principio es una buena cantidad, si se decide optar por esta vía de cara a complementar la pensión pública de jubilación. En un plan de pensiones podemos aportar hasta 1.500 euros anuales y todos son deducibles en la declaración de la renta si no superan el 30 % de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de las actividades económicas. ¿Y cuándo debo empezar a pensar en un plan de pensiones? Cuanto antes mejor, porque así el ahorro que tendrás será el más alto posible. Si lo retrasas, el esfuerzo de ahorro será mayor.
Además, existen otros productos, como el plan individual de ahorro sistemático (PIAS) o el seguro de ahorro individual a largo plazo (SIALP), que son otras vías de ahorro a largo plazo que también se pueden explorar. En estos dos casos, se puede rescatar antes el dinero ahorrado, aunque si se rescata antes de la fecha de vencimiento no es posible beneficiarse de sus ventajas fiscales.