Para saber si somos creativos, antes debemos preguntarnos: ¿qué es la creatividad? Ken Robinson, una de las personas que más ha escrito sobre el tema, lo define como “el proceso de generar ideas que tienen valor”. Por lo tanto, todos podemos ser creativos si lo entrenamos, independientemente de la edad que tengamos y trabajemos en un banco, en el departamento de contabilidad de una empresa o en un supermercado.
¿Sigues pensando que no eres creativo y que esto no va contigo? Los expertos aseguran que puedes aprender a serlo y ponerlo en práctica en el trabajo y en tu vida diaria. Mantener la mente activa y estimular nuestra capacidad de crear es un ejercicio muy saludable. Lo es para vivir una infancia abierta a un mundo de posibilidades, fomentando el proceso de aprendizaje en los niños y su autoconfianza, y lo es de igual forma para vivir una madurez plena, contribuyendo a una buena calidad de vida.
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La capacidad creativa es inherente al ser humano y no es propiedad solo de artistas, músicos, publicistas o de cualquier persona que se dedique al arte. Hemos conseguido avances en la ciencia, la medicina o la física gracias a nuestra creatividad, ya que pensar en algo nuevo y mejor es lo que provoca que la sociedad avance. Así que nos podemos hacer una idea de la importancia de desarrollar el pensamiento creativo.
La creatividad no tiene edad. ¿Empezamos a entrenarla?
¿Alguien pone en duda que Walt Disney, Antonio Gaudí, Leonardo da Vinci o Albert Einstein eran creativos? Fueron personas que trabajaron durante años y que, tanto en sus inicios como cuando llegaron a la madurez, se caracterizaron por pensar de forma creativa y aplicarlo, cada uno en su ámbito.
No pretendemos convertirnos en genios como ellos, pero sí os planteamos una serie de ejercicios con los que vamos a entrenar esta capacidad que tenemos todos:
1- ¿Qué hacemos antes de empezar a hacer deporte?: calentar unos minutos. Pues bien, en este caso te proponemos “calentar” buscando inspiración en otros sectores que no tengan nada que ver con el tuyo para romper el pensamiento lógico.
2- Cuestiónate las cosas. Haz preguntas y hazte preguntas. Hacemos muchas cosas de forma automática, sin plantearnos el por qué o si realmente hay otras formas que nos vayan mejor o nos puedan gustar más.
3- Pregunta a familiares y a gente de tu entorno que no tengan nada que ver con el asunto que te ocupa. Te podrán proporcionar una mirada fresca u otra perspectiva ya que no estarán condicionados como lo puedes estar tú. Y de aquí pueden surgir otras ideas. Para Steve Jobs, la creatividad consistía en “conectar cosas”, así que da la bienvenida a reflexiones y puntos de vista diferentes que te pueden ayudar a generar nuevos planteamientos.
4-Lleva contigo un cuaderno de notas. En la era digital, una libreta para anotar ideas, frases, cualquier cosa que te resulte inspiradora, puede ser muy socorrida en el momento más inesperado.
5-No hagas nada, abúrrete. Sí, lo has leído bien. El cerebro a veces necesita desconectar y realizar actividades monótonas y repetitivas para rebajar el nivel de estrés diario y favorecer que aparezcan nuevas ideas cuando no estamos pendientes precisamente de ellas.
6-Pero recuerda que una mínima disciplina es clave para marcarte objetivos y conseguir resultados. Como se suele decir, en la mesura está el equilibrio, y debes regalarte momentos de pausa y marcarte una rutina en los aspectos que consideres importantes.
7-Y como en todo entrenamiento, diviértete y disfruta. Recupera la ilusión de jugar a lo que más te gusta. Y como estamos conectados casi en todo momento, mejor si es lejos del ordenador y haciendo actividades que impliquen movimiento o crear cosas nuevas (bailar, cocinar, tocar un instrumento, cantar, dibujar…). Como decía Einstein, “la creatividad es inteligencia divirtiéndose”.
8-Pon en práctica nuevas técnicas para ayudar a estimular el pensamiento creativo. Una de ellas es la llamada “Seis sombreros para pensar”. Es un ejercicio en el que hay 6 sombreros imaginarios de 6 colores. Cada color corresponde a una forma diferente de pensar, como si fuera un juego de rol mental. Por ejemplo, con el sombrero blanco se debe pensar de la forma más objetiva posible, con el sombrero rojo expresamos nuestros sentimientos sin tener que justificarlos, el sombrero negro piensa en lo que podría salir mal, mientras que el amarillo adopta un pensamiento positivo. Si quieres profundizar en el tema y ponerlo en práctica, aquí tienes el funcionamiento de “Seis sombreros para pensar”.
Hay otras técnicas que dejamos apuntadas para que puedas buscar y probar la que te parezca más interesante: los mapas mentales, la estimulación aleatoria, el método Scamper, la técnica Dalí o la técnica da Vinci, entre otras.
9-No te culpes por los fracasos, intenta tomártelos como si fueran una especie de antesala del éxito. Y además, seguramente sabrás sacar un aprendizaje y una parte positiva. Cambia la percepción de haber fracasado por la idea de que has encontrado otras formas de hacerlo que no encajan. La actitud que tomamos y dónde ponemos el foco es clave para superar los errores.
10-Cuídate por fuera y por dentro: dedica un tiempo para ti, para relajarte. Intenta descansar bien ya que por la noche, la mente asimila lo aprendido a lo largo del día. Y durante el día, puedes buscar un momento para relajarte. Una opción puede ser a primera hora de la mañana o antes de irte a dormir.
11-Sentido del humor y flexibilidad. Como en todo entrenamiento, acabamos con los estiramientos, con los que conseguimos mayor flexibilidad y evitamos lesiones. Con esto queremos decirte que si las cosas no salen cuando quieres y de la forma que pensabas, haz acopio de unas buenas dosis de humor, paciencia y perseverancia. Los resultados de un entrenamiento no los ves a la primera de cambio, así que también puedes aplicarlo a tu forma de entrenar y ejercitar la creatividad.