Estamos a punto de empezar unas nuevas vacaciones de verano después de un año complicado. El cuerpo y la mente necesitan desconectar así que estos días son ideales para darle al botón de off.
Fantaseamos la mayoría del año con las vacaciones de verano, con esos días en los que uno se pierde y se dedica a hacer lo que más le plazca. Todo un año esperando el paraíso. Pero a veces las vacaciones se vuelven un infierno, no se disfrutan, se comparten con gente incómoda, no acaban de responder a las expectativas o te pones enfermo. Infinidad de circunstancias que pueden fastidiar tu sueño. Algunas de ellas son controlables, otras tendrás que aprender a aceptarlas.
Tienes que tener en cuenta estos aspectos antes de preparar el viaje: el lugar al que viajas, las personas que quieres que te acompañen y el tipo de ocio que deseas tener. No es lo mismo viajar tú solo a la India para descubrir la vida contemplativa y dedicar un mes a la reflexión, que viajar con la familia a Disneyland París. Nada que ver.
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Para que las vacaciones no te decepcionen:
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Elige, en función de tu entorno familiar, qué tipo de escapada deseáis realizar. ¿Tienes hijos? ¿Qué edades tienen? ¿Tienes pareja? ¿Vas con amigos? ¿Viajas solo? Al margen de la economía de cada uno, las personas con las que viajas condicionan el tipo de actividades que puedes elegir. Si tienes hijos muy pequeños, no les pegues la paliza de ver cuatro horas el Museo del Louvre porque se quejarán, te dirán que tienen hambre, que están cansados, y tú te enfadarás pensando que te has gastado un dineral en el viaje y que no lo estáis aprovechando como te gustaría.
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Elige a las personas que van a acompañarte, o por lo menos decide con quién no quieres pasar estos días. Si vuestras familias políticas os caen mal, igual deberíais tener unos días a solas. Es imposible disfrutar cuando uno se ve obligado a compartir sus días de descanso con gente que le pone nervioso, con quien no tiene afinidad o con quien simplemente no está a gusto. A la hora de elegir amigos para compartir un viaje, ten cuidado. En la misma ciudad, los fines de semana, no siempre se llega a conocer a la gente en profundidad. Puede que te lleves una sorpresa durante el viaje. Trata de viajar con amigos con una escala de valores similar a la tuya. Por ejemplo, si eres de los que les gusta disfrutar de la gastronomía del lugar y eso implica cenar o comer en buenos restaurantes, y viajas con amigos que no le dan importancia ninguna a este aspecto y prefieren comer cualquier cosa rápida, tendrás un conflicto diario. Deja todo bien hablado antes de pagar el viaje.
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Dedica tiempo al descanso. Hay vacaciones en las que a la vuelta estás más cansado que cuando saliste. Se puede compaginar un viaje cultural, de excursiones, deportivo, con el descanso. El descanso es reparador, es lo que no tenemos durante el ritmo rápido del año. Si no descansas en vacaciones, ¿entonces cuándo lo harás?
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Esa ganga que has visto en internet… a veces no es tan ganga. La gente presume de encontrar viajes buenos, bonitos y baratos. Pero este tipo de ofertas a veces salen más caras que el haber invertido algo más de dinero en una página o agencia de fiar. Ahorrar todo el año para perder las ilusiones con vuelos cancelados u hoteles de medio pelo que no responden a la foto de la página web, puede ser una fuente de frustración y enfado que impedirá que disfrutes de tu viaje.
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Divide tu tiempo de tal forma que tengas tiempo para todo. Cuando viajas en familia, uno se ve obligado a dedicarle todo el tiempo a los tuyos. No te sientas mal si le dedicas tiempo a tu deporte, a tu lectura, a dar un paseo solo, a meditar o a hacer yoga. Recuerda que esas vacaciones son para que descansen y disfruten todos, incluido tú.
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Las vacaciones no son un motivo para endeudarse. No perdamos el norte. Se puede viajar en España a sitios preciosos, realizar actividades deportivas, culturales, o comer de maravilla, sin tener que endeudarse. Hoy en día hay familias que contratan vacaciones que no pueden pagar, por encima de sus posibilidades. Tener sentido común en el momento concreto hará que uno se vea más desahogado durante el año. Lo que no puede ser ahora, igual puede ser en el futuro.
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Prepara tu mente para disfrutar. Necesitas salir con el chip de la flexibilidad, de la tolerancia, de la pausa, y respetar el ritmo de todos. Si te vas de vacaciones con el nivel de exigencia que tienes durante el año, impondrás un ritmo que ni la familia ni el sector servicios puede soportar. En vacaciones hay gente por todas partes. No te desesperes si tardan más en atenderte, si los niños comen más despacio, si no vais con el tiempo cronometrado. Dale pie al flow y disfruta. Olvida las voces, las prisas, la puntualidad extrema, la exigencia y el perfeccionismo.
Y recuerda las tres D’s: Desconecta, Descansa y Disfruta.