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Con el paso del tiempo y la vejez, nuestro cuerpo no es el único que se resiente; a nuestro cerebro también se le notan los años, es lo que los médicos llaman deterioro cognitivo. La función cognitiva va desde el lenguaje hasta el razonamiento o la resolución de problemas y con el paso de los años se atrofia como pasa físicamente con nuestro cuerpo.
La agilidad y la precisión de algunas de nuestras capacidades cognitivas, como la memoria o la capacidad de mantener la atención, ya no son como eran. Y es algo normal y evidente en el envejecimiento aunque en algunos casos puede ser una señal que sugiere que detrás puede haber una enfermedad como el alzhéimer.
Esta afección neurodegenerativa está relacionada con la enfermedad del alzhéimer y conocer más sobre el deterioro cognitivo puede ser crucial tanto para detectarlo como para tratar de mitigarlo. En este post profundizamos sobre el significado del deterioro cognitivo y sobre sus grados.
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El deterioro cognitivo: un síntoma
El deterioro cognitivo es un síntoma no una enfermedad. El cerebro y las conexiones neuronales fallan, igual que pueden hacerlo las rodillas o las articulaciones; a veces se debe al propio envejecimiento y otras, como decimos, puede ser un síntoma de enfermedades como el alzhéimer o la demencia.
Ya sea por el envejecimiento o por otros factores genéticos o biológicos, el deterioro cognitivo es el inicio del declive de las funciones mentales. ¿Y qué implica? Supone cambios sutiles en la función mental que no interfieren en gran medida con la vida diaria pero que pueden empeorar o manifestarse en grados más graves que puedan llegar a afectar en el desarrollo de actividades básicas.
Como decimos, los expertos destacan que el deterioro cognitivo no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma o un grupo de síntomas asociados con diversas condiciones médicas.
¿Qué es el deterioro cognitivo?
El deterioro cognitivo es la pérdida gradual de las funciones cognitivas, es decir, aquellas habilidades mentales esenciales para el pensamiento, la memoria, la atención, el lenguaje y la resolución de problemas. Se trata de cualquier tipo de disminución en la función cognitiva.
Según la dificultad del paciente para desarrollar las actividades de su vida diaria, el deterioro cognitivo puede catalogarse en leve, si no padece ninguna afectación, o demencia leve, moderada o grave en el caso en el que tenga cierta incapacitación.
El deterioro cognitivo leve: proceso de envejecimiento
Un deterioro cognitivo leve entra dentro de la normalidad del propio proceso de envejecimiento y, de hecho, no debería interferir en las actividades del día a día. Esta condición suele encontrarse a mitad de camino entre el envejecimiento normal y las etapas iniciales de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
El diagnóstico de un deterioro cognitivo leve se refiere a una etapa en la que las personas experimentan una disminución en sus capacidades cognitivas que es más pronunciada que el envejecimiento normal, pero no lo suficientemente grave como para ser incapacitante o afectar en el día a día del paciente.
Hay muchas formas de prevenir el deterioro cognitivo leve y de frenar su avance. De hecho, puede llegar a ser un proceso reversible cuanto está asociado a otros problemas de salud o a los efectos secundarios de alguna medicación.
En otros casos puede ser una señal para detectar una depresión, ya que es frecuente que muchas personas con un trastorno depresivo desarrollen deterioro cognitivo leve, ya que la depresión en sí misma puede causar problemas de memoria y de concentración. Si la depresión es la causa y se trata correctamente, el deterioro cognitivo mejorará claramente.
Entre los factores de riesgo del deterioro cognitivo leve los expertos mencionan su relación con patologías cardiovasculares como la diabetes, el colesterol o la presión arterial. Otros pueden tener que ver con factores genéticos, y por otro lado, pueden llegar a ser muy determinantes los hábitos de vida saludables, puesto que afectarán directamente a su posible desarrollo.
Métodos para frenar el deterioro cognitivo leve
Un deterioro cognitivo leve puede acabar afectando la vida de la persona que lo padece sobre todo mermando su autoconfianza y su bienestar emocional. Sin embargo, hay varios factores que pueden ayudar a prevenir el deterioro cognitivo
- Estimulación cognitiva
Participar en actividades que desafíen el cerebro, como leer, aprender nuevos idiomas, resolver rompecabezas, sudokus o jugar a juegos de estrategia. Estas actividades pueden fortalecer las conexiones neuronales y mejorar la plasticidad cerebral.
- Ejercicio físico regular
El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser beneficiosas.
- Dieta saludable
Seguir una dieta equilibrada, como la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, cereales, pescado y aceite de oliva, puede proporcionar nutrientes esenciales que favorecen la salud cerebral.
- Control de factores de riesgo cardiovascular
Hipertensión, diabetes, obesidad y colesterol alto están asociados con un mayor riesgo de sufrir un deterioro cognitivo. Mantener estos factores bajo control mediante medicamentos y cambios en el estilo de vida puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo.
- Interacción social
Mantener relaciones sociales activas y participar en actividades de grupo puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo. El apoyo social y la estimulación emocional juegan un papel importante en la salud mental.
- Sueño adecuado
El sueño de calidad es esencial para mantener una buena memoria. Desarrollar buenos hábitos de sueño, como mantener una rutina regular y evitar la cafeína antes de acostarse, puede mejorar la salud cognitiva.
- Control del estrés
Técnicas como la meditación, el mindfulness y la respiración profunda pueden ayudar a reducir el estrés, que se ha asociado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo.
Tipos o grados de deterioro cognitivo
El deterioro cognitivo puede clasificarse en diferentes grados según la gravedad del déficit cognitivo y su impacto en la vida diaria del paciente. Esta clasificación se basa en la evaluación de la capacidad del paciente para desenvolverse en sus actividades cotidianas.
- Deterioro cognitivo leve
El deterioro cognitivo leve se caracteriza por un deterioro sutil de la memoria y de algunas funciones cognitivas superiores, como la atención y el lenguaje. Aunque estos déficits pueden ser percibidos por el paciente o sus familiares, a menudo no se pueden diagnosticar o detectar clínicamente mediante pruebas estándar.
Además, no suelen tener repercusiones significativas en la capacidad del paciente para llevar a cabo las actividades diarias. Este grado de deterioro cognitivo es una etapa temprana y no siempre avanza hacia un grado superior.
- Demencia leve
En esta etapa, el deterioro cognitivo comienza a afectar la situación funcional del paciente, aunque de forma leve. Las actividades cotidianas sencillas pueden empezar a verse afectadas.
Se caracteriza por la desorientación del paciente en el tiempo y el espacio, y el paciente puede olvidar nombres de personas muy conocidas o eventos recientes. También es común notar cambios en la conducta, como irritabilidad o cambios de humor. A pesar de estos problemas, el paciente puede mantener un grado razonable de independencia con ayuda ocasional.
- Demencia moderada
Implica un deterioro cognitivo más evidente puesto que la afección se percibirá tanto en sus habilidades cognitivas como en las autonomía y de gestión básica. El paciente tiene problemas de comprensión, se desorienta en tiempo y espacio y pueden ser comunes los errores en el cálculo numérico.
Actividades de la vida diaria, como cocinar, usar el teléfono o gestionar medicamentos, resultan más complicadas para el paciente. Además, las actividades básicas, como vestirse o asearse, comienzan a deteriorarse de manera progresiva. En esta etapa, los problemas de conducta son comunes, y pueden tener episodios de agresividad, ansiedad o depresión.
- Demencia grave
En estos casos el deterioro cognitivo será generalizado, ya que se detectará la pérdida casi total de la memoria y una incapacidad para realizar incluso las actividades más básicas de la vida diaria.
El paciente suele ser incapaz de comunicarse de manera coherente y la dependencia para su cuidado personal es total, siendo esta una de las principales características de esta etapa. Esta fase avanzada de la demencia es muy debilitante y afecta gravemente la calidad de vida del paciente y de sus cuidadores.
Cómo frenar el deterioro cognitivo: síntomas y causas
Es importante tener en cuenta que cierto grado de disminución de la función cognitiva es normal a medida que envejecemos. Por ejemplo, es común experimentar una disminución en la velocidad en la que se procesa la información y en la capacidad de recordar nombres y detalles específicos.
Las causas del deterioro cognitivo son variadas e incluyen factores genéticos, enfermedades neurodegenerativas, problemas cardiovasculares, traumatismos craneales y un estilo de vida poco saludable. Es fundamental identificar y abordar estos factores de riesgo lo antes posible.
En cuanto a los síntomas más comunes a partir de los que detectar la aparición de un deterioro cognitivo están la pérdida de memoria, la dificultad para concentrarse, problemas con el lenguaje y la comunicación, dificultad para planificar y organizar, y cambios en el comportamiento o la personalidad.
En resumen
El deterioro cognitivo es una disminución de las funciones mentales que puede afectar la calidad de vida. Comprender su significado, reconocer los síntomas tempranos y adoptar un estilo de vida saludable son pasos cruciales para frenar su progresión. Aunque el envejecimiento es un factor natural, existen muchas formas de mantener la mente activa y saludable, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar alteraciones cognitivas más graves en el futuro.