Tabla de contenidos
Los trayectos en coche o en avión, cargar nuestros dispositivos móviles, utilizar nuestros electrodomésticos, calentar nuestra casa, comprar ropa… Nuestras acciones más cotidianas son las causantes de emisiones de carbono a la atmósfera y por tanto de los galopantes efectos del cambio climático en el planeta.
Aunque suene algo vasto, la huella de carbono se compone del volumen total de gases de efecto invernadero (GEI) producidos por todos los movimientos de las industrias en general y del ser humano en particular. Saber cómo se calcula la huella de carbono y cómo podemos contribuir a su reducción es clave para poder actuar en consecuencia. ¿Empezamos?
¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono es una métrica que calcula el volumen total de gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas y emitidos a la atmósfera. Esta manera de medir la contaminación que se emite se utiliza para medir, a su vez, el impacto que ciertas empresas o actividades en conjunto tienen sobre el planeta. Aunque el volumen mayor de emisiones lo encontremos en industrias grandes, como seres humanos también contaminamos día a día con nuestras actividades cotidianas.
¿Quieres protegerte a ti y a los que más quieres? ¡Descubre los beneficios de un seguro de vida!
Consumo de energía, electricidad, gas, gasolina… Si te preocupa la emisión de gases de efecto invernadero y estás pensando en llevar un consumo más consciente, estas son las actividades en las que debes tratar de cambiar tu consumo:
- Medios de transporte.
- Calderas.
- Electricidad y electrodomésticos.
- Consumo y compras habituales.
- Uso de plásticos
Los gases de efecto invernadero se emiten a causa de la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios. El concepto de huella de carbono se utiliza para evaluar el impacto de una empresa, una industria, una persona o núcleo familiar, o un país en la atmósfera.
Según las Naciones Unidas, en 2050 la población mundial podría llegar a los 9.700 millones de personas. Si aumenta la población, también aumenta la producción, la actividad y por tanto, las emisiones.
Calcula el precio de tu seguro
Cómo se calcula la huella de carbono
A la hora de desplazarse o viajar, las emisiones son muy distintas de un tipo de medio de transporte a otro. Por ejemplo, un avión emite 285 gramos de carbono por kilómetro recorrido, mientras que un coche emite 104 gramos y un tren tan solo 14.
Siguiendo con este ejemplo, basta con conocer la cantidad de carbono emitido por kilómetro de un transporte en concreto y los kilómetros recorridos para calcular la huella de carbono de un viaje.
Ahora bien, si quieres saber cómo calcular la huella de carbono de tus actividades diarias, existen diversas herramientas online que te permiten hacerlo de manera automática. La calculadora de la ONU nos ayuda a conocer nuestra huella de carbono en función de distintas variables de nuestro hogar, transporte y estilo de vida. El número de personas que viven en un hogar, el tipo de vivienda y su tamaño, el consumo de electricidad, nuestros modos de transporte habituales, nuestros hábitos de consumo, nuestra gestión de los desechos…
Saber (aproximadamente) cuál es nuestra huella de carbono puede ayudarnos a tener una visión más global sobre el impacto que tienen nuestras actividades diarias y nuestro consumo y cómo podemos modificarlos: el transporte, los alimentos, la ropa, los desechos… Son muchos los pasos que podemos dar para reducir nuestra huella de carbono. Vamos a verlos.
Consejos para reducir la huella de carbono
La producción y el consumo de bienes y servicios provoca la emisión de gases de efecto invernadero, por lo que podemos aplicar pequeñas modificaciones a nuestros hábitos diarios que nos permitan reducir nuestra huella de carbono.
Alimentación
- Apuesta por el comercio local y por los productos de proximidad y de temporada.
- Limita el consumo de carne, especialmente de carne roja, y apuesta por la ganadería ecológica.
- El pescado, mejor de pesca sostenible.
- Rechaza las bolsas de plástico y lleva siempre bolsas de tela o reutilizables para hacer la compra.
- Elige, siempre que puedas, productos que no estén envasados en plástico.
Ropa
- Compra de segunda mano, alquila, toma prestado… En muchas ocasiones, compramos prendas que no usaremos más de un par de veces y que tarde o temprano contribuirán al desperdicio de ropa.
- Elige prendas que estén fabricadas de manera responsable, con materiales reciclados o materiales durables.
- Mantén las prendas en buen estado, cuidando su uso, los lavados y al guardarlas de una temporada a otra.
Transporte
- Prioriza los medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente como el patinete, la bicicleta o el transporte público (y por supuesto sin olvidar el medio más ecológico, andar).
- Siempre que puedas, evita usar el coche. Una solución también para cuando sea necesario puede ser compartir coche entre varios.
- Prioriza el tren al avión en tus vacaciones.
Energía y desechos
- Baja la calefacción un par de grados, además, notarás la diferencia en la factura.
- Acorta el tiempo que pasas bajo el agua, te sorprendería saber cuánta agua se gasta en una ducha.
- Desenchufa los aparatos electrónicos y el teléfono móvil cuando esté cargado.
- Reduce tu síndrome de diógenes digital, no tienes que guardar todas las fotos que te envíen ni almacenar cantidades ingentes de correos electrónicos que no necesitas.
- Opta por electrodomésticos eficientes que lleven la etiqueta ‘A’.
- Recicla y, sobre todo, limita al máximo tus residuos.
En definitiva
Cualquier pequeño acto vale. Pensamos que un granito de arena no puede cambiar mucho en una gran playa, pero lo cierto es que, si actuamos en masa, muchas cosas pueden cambiar. Reducir tu huella de carbono personal garantiza un impacto cada vez menor en el medio ambiente, y por tanto, contribuyes a construir un planeta mejor para las generaciones futuras. ¿Te sumas a la revolución ecológica?