Es la pregunta del millón. ¿Puede nuestra dieta rejuvenecernos? La responderemos con otra pregunta: ¿qué entendemos por rejuvenecer? Las causas del envejecimiento son complejas y los beneficios de los alimentos múltiples, de modo que vamos a examinarlo con calma.
Pablo Zumaquero, dietista-nutricionista y tecnólogo de alimentos, tiene respuestas claras: ¿hay alimentos que rejuvenecen? No. ¿Hay estrategias que puedan mejorar la calidad de vida durante la vejez? Sí. “Son medidas preventivas que hay que tomar durante toda la vida, no vale tener malos hábitos e intentar mejorar nuestra salud con una píldora, eso es ir a lo cómodo, pero la realidad no es así de sencilla”.
En definitiva, no existen alimentos milagrosos pero sí dietas o estilos de vida que reducen los efectos del envejecimiento. Zumaquero detalla las tres que se han estudiado por el momento: la vegetariana, la mediterránea y la de la Isla de Okinawa. “Todas ellas tienen algo en común: son altas en productos vegetales como verdura, hortalizas y frutas. La vegetariana también es alta en legumbres, frutos secos y cereales. La mediterránea también añade aceite de oliva en cantidad, además de pescados y carnes en cantidad moderada. La de Okinawa añade una buena cantidad de pescados grasos a esa base común”.
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Como ya apuntábamos, no por empezar a comer un alimento en concreto desaparecerán las arrugas, sino que el trato conlleva otros compromisos: “el estilo de vida incluye no fumar, una actividad física regular y en ciertas partes intensa, cantidades muy moderadas de alcohol, una vida social activa, bajo estrés y control del sueño y mantener un peso adecuado”. Atención especial en lo que a las calorías se refiere: “la restricción calórica parece mejorar ciertos aspectos del envejecimiento. Si bien, una restricción continua podría acarrear problemas como pérdida de masa muscular o desórdenes alimenticios, unos ayunos pautados podrían ser menos incómodos y no acarrear esos problemas”.
Y si no existe un alimento milagroso, ¿hay algo que debamos eliminar de nuestra dieta que nos acerque al sueño de la eterna juventud? Tampoco. “A partir de los 40-50 años habría que comer bien siempre, prescindir de productos superfluos que suelen ser de los altamente procesados sería una regla básica”, apunta Zumaquero. Al fin y al cabo, se trata de equilibrar: “se dice que la proteína con la edad se asimila peor y que habría que comer menos alimentos proteicos, pero también hay más destrucción ósea y muscular, por lo que habría que tener un consumo normal de las mismas para regenerar ese tejido perdido”.
Sí que hay algunos productos que a partir de cierta edad dejan de ser tan importantes para nuestro organismo: “Quizás los lácteos a partir de estas edades no sean tan necesarios como en edades más tempranas, por lo que debería reducirse su consumo y mejorar su calidad”.
Si algo se relaciona con el envejecimiento es la oxidación y Zumaquero apunta efectivamente que “un incremento de radicales libres oxidados se estipula como una de las causas del envejecimiento”. “En este caso –dice-, los ácidos grasos poliinsaturados, sobre todo los contenidos en aceites vegetales (girasol, palma, soja, algodón, maíz) se introducen dentro de las membranas celulares y se oxidan fácilmente, por lo tanto se debería regular su consumo, más aún con la edad”.
La principal recomendación de este nutricionista es agudizar los sentidos y desconfiar de todo producto milagroso. A veces, dice, el peor enemigo del envejecimiento es el marketing. “No existe una pastilla que nos vaya a perdonar todos nuestros pecados anteriores. Lo verdaderamente importante es tener calidad de vida en los últimos años y no tener años de vida sin calidad ninguna, de médico en médico y de fármaco en fármaco”.