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Llevamos años escuchándolo: vivimos en una ‘sociedad de consumo’. Sin embargo, como en otros aspectos de la vida, existen distintos tipos de consumo y distintos tipos de consumidores. Si nos identificamos dentro de alguno de estos, podemos enfocar nuestras acciones hacia el ahorro y así mejorar nuestros hábitos hacia un consumo más responsable.
Hemos hablado con Alfredo Vela Zancada, consultor en Social Media y formador, para que nos explique cada tipo de consumo y cómo ahorrar en función de qué tipo de consumidor seamos.
Y es que es posible autoanalizarse y economizar en función de nuestra manera de consumir, ya sea de un modo racional, sugestionado, impulsivo o experimental. Veámoslos todos en detalle.
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Tipos de consumo responsable
Vela diferencia entre cinco tipos de consumo y nos da ideas sobre cómo aplicar el ahorro en cada situación.
1. Consumo racional
Es uno de los tipos de consumo responsable. Es el que se realiza dando máxima importancia a las características esenciales de un producto. Vela explica que este tipo de consumo es necesario: se trata básicamente de todo aquello que uno compra para vivir, para su día a día. “Si se hace una correcta planificación de las compras y se puede evitar comprar con urgencia, es posible ahorrar en este punto”, señala.
Un ejemplo podría ser la ropa y, en este sentido, el experto explica que es más conveniente esperar a las rebajas. Algo parecido ocurre con los alimentos: “la mayoría de los supermercados hacen promociones que, estudiadas convenientemente, pueden suponer el ahorro de bastante dinero”, cuenta. Vela señala que hay muchas compras rutinarias que, si se acumulan, como el papel higiénico o las servilletas, aprovechando las ofertas, pueden resultar más baratas. “Con una buena planificación te puedes ahorrar bastante dinero”, dice el experto.
2. Consumo sugestionado
Este tipo de consumo es habitual en consumidores que dan credibilidad a los anuncios que leen, ven o escuchan, aunque también se informan sobre los productos. En ocasiones se dejan influenciar y hacen compras innecesarias, aunque no grandes.
Vela pone como ejemplo las redes sociales: “un tuit puede ser un consumo sugestionado. Te lo meto por los ojos, con una foto espectacular con una entrada de cine, una comida o un gadget. La tendencia al ahorro en este punto es una cuestión de freno personal”, explica.
Es un tipo de consumo inmediato: “lo compro ahora porque lo quiero ahora”. En este caso es difícil buscar el ahorro, aunque se puede hacer una comparativa de precios. Se trata de consultar online y en tienda para comparar precios. “El ahorro muchas veces se esconde detrás de comprar aquello que realmente no necesitas. Hay que hacer análisis: ‘¿Lo necesito?’”, comenta.
El experto nos explica que, en periodos de crisis, tendemos a reducir nuestro consumo, ahorramos simplemente no comprando lo que no necesitamos. También solemos consumir más marcas blancas, que no necesitan publicidad y por eso se venden a un precio mucho más barato.
3. Consumo impulsivo/compulsivo
En este caso, el consumidor está totalmente influenciado por un anuncio, hasta el punto de verlo y querer de inmediato el producto publicitado. No tiene en cuenta las consecuencias del gasto.
Vela advierte que, con las nuevas plataformas de venta online, este tipo de consumo va en aumento. “Este tipo de consumo es el que más problemas presenta desde el punto de vista del ahorro”, señala el consultor en Social Media.
Actualmente, técnicas como el remarketing (la creación de anuncios personalizados para los usuarios que han visitado cierta web) refuerzan aún más el consumo compulsivo. Frente a esto, “lo único que podemos hacer es trabajar nuestro autocontrol y fuerza de voluntad”, cuenta Vela.
4. Consumo experimental
En este caso, el consumidor asocia la experiencia de compra con la emoción. Se trata de vivir experiencias o probar productos nuevos. No suele ser fiel a las marcas.
Vela pone como ejemplo una cena experiencial. En este caso, el ahorro es complicado, ya que suele ser una experiencia única que se ofrece en un lugar en particular. Aun así, también hay casos, dentro de este tipo de consumo, que se pueden meditar y comparar más para ahorrar. Si quieres irte una semana de viaje a la playa, puedes ahorrar con la elección del vuelo, de la fecha, del hotel…
5. Consumo indiferente
Este tipo de consumidor no suele fijarse ni en la marca ni en los anuncios; solo le interesa que el producto cumpla su función y, normalmente, que esté a su alcance económico.
Es un tipo de consumo responsable en el que se busca que la compra resuelva una necesidad. En estos casos es importante comparar con otros productos que cumplan los requisitos. “La mayoría de los ahorros vienen de hacer una búsqueda exhaustiva de precios. Por eso hay tantos comparadores de precios; pero, ojo, hay que distanciarse un poco de ellos porque pueden estar influenciados por sus anunciantes”, aconseja Vela.
Recapitulando
Acabamos de comprobar que existen distintos tipos de consumidores. Y aunque en esta lista hemos visto dos tipos de consumo responsable, en ocasiones podemos ser una mezcla de todos, podemos realizar compras más impulsivas, otras quizá sugestionadas por alguien de nuestro entorno, o ser más reflexivos y pensar nuestros gastos.
Por eso, si buscamos convertirnos en consumidores más responsables y ahorrar por el camino, debemos fijarnos en los hábitos de consumo más meditados y programados. Comparar y planificar compras más extensas puede suponer, a lo largo del año, un ahorro considerable.