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Grupo de amigos corriendo por el parque
La ruta de tu vida

Mejorar tu calidad de vida pasa por tener una vida más activa

Octubre 22, 2020 8 min 11 veces compartido

¿Alguna vez te has preguntado por qué los distintos profesionales que trabajamos en el ámbito de la salud insistimos tanto en hacer ejercicio a diario? Sí, lo sabes: el deporte es salud; ¿pero por qué? No solo mejora el sistema cardiovascular, el colesterol, tu sistema inmunológico…, sino que la actividad física literalmente transforma tu cerebro.

Tanto si eres de los creyentes y practicantes de la actividad física como si estás dándole vueltas todavía para convencerte, hoy te dejo aquí lo que hasta ahora ha descubierto la ciencia respecto a cómo el ejercicio mejora nuestra calidad de vida desde las variables psicológicas.

Hacer ejercicio y deporte forma parte de la condición humana desde que el hombre vivía en las cavernas. En algún momento de la evolución, el estado de bienestar y lo que entendemos hoy por calidad de vida nos llevó de correr a sentarnos en una silla. Y cuanta más “calidad de vida” tienes, más grande y formal es el sillón del despacho. Evolucionar y tener una vida llena de facilidades es genial, siempre que no olvidemos que nuestro cuerpo tiene músculos y que hay que ejercitarlos para estar sanos, tanto por dentro como por fuera.

Estos son los principales beneficios psicológicos de la actividad física que te ayudarán a tener una mejor calidad de vida.

1. ¡Neurotransmisores pululando como locos!

Cuando empiezas a correr, nadar, bailar, moverte, sudar y mantienes un ejercicio continuado, liberas endorfinas, oxitocina y dopamina. Son los neurotransmisores que suprimen el dolor y ayudan a sentirte mejor. La mayoría de las personas que practican deporte se sienten bien consigo mismas y notan cómo su estado anímico cambia. Cuesta romper la pereza inicial; por eso se aconseja iniciarse de forma gradual, placentera, sin grandes metas, dejando que todo fluya. Y que poco a poco el deporte te enganche. Si de entrada tratas de correr todo lo que no has corrido en tu vida, te fatigarás, te llenarás de agujetas y lo pasarás mal, y al día siguiente no querrás volver.

No te vuelvas loco, despacio, tienes toda la vida. Si al principio lo disfrutas, si vuelves a casa con la sensación de que has dado un paso más, un ritmo mejor, que te has esforzado pero te has divertido, al día siguiente querrás repetir.

2. ¡Más marcha y menos drogas relajantes!

Las personas tienen la costumbre de acomodarse y tirar por el camino fácil. Cuesta menos tomarse una medicación que salir a correr media hora. Pero si te metes en la dinámica de acomodarte, no sabrás esforzarte cuando más lo necesites. Cuando practicas ejercicio trabajas tus músculos, tensas y relajas, y este efecto de tensar y relajar mantiene el sistema nervioso a raya. Dale actividad a tu cuerpo y verás cómo se reducen tus niveles de ansiedad. Si aun así no lo consigues, puedes practicar técnicas de relajación y acudir al médico para que te recete lo necesario.

3. ¡Dormir profundamente!

Hacer ejercicio ayuda a dormir mejor. Si eres de las personas que sufren de insomnio, trata de correr a primera hora de la mañana, no antes de acostarte. Hacer deporte activa tu cerebro y relaja tus músculos. Si sales a correr a última hora de la tarde puede que notes una sobreactivación, mayores niveles de concentración y que tengas dificultades para dormir de forma inmediata. Si no tienes problemas de sueño, corre a la hora que te siente mejor.

Dormir mejor implica un sueño profundo y reparador. No se trata solo de dormir una cantidad de horas determinadas, sino que esas horas sean de calidad y que por la mañana te despiertes con la sensación de estar descansado. El deporte es un potente relajante, no lo ningunees, y es natural.

4. ¡El cerebro funciona mejor!

Hacer ejercicio favorece la concentración, la atención y, en general, todas las funciones cognitivas. Al reducir los niveles de ansiedad y facilitar el descanso a través del sueño reparador, tu mente se despeja y funciona en perfecto estado de revista. Muchas son las personas que dicen salir a correr con un problema en la cabeza y ser capaces de encontrar soluciones al volver a casa. Cuando corres tienes la sensación de que las carpetas del cerebro se ordenan, como si hubieras hecho limpieza en el despacho. Es más fácil pensar y concentrarse cuando todo está ordenado.

5. ¡Ayuda a conocer a personas con una misma afición!

Las relaciones personales son una fuente de satisfacción. Nos gusta tener gente afín, amigos con los que compartir y tener complicidad. A pesar de que los nuevos amigos no surgen de un día para otro, muchos son los corredores que se han unido a grupos de corredores populares y han encontrado a personas con un mismo objetivo, escalas de valores similares y una actividad en común.

En un ambiente sano, en el que cada uno trata de disfrutar y superarse, es fácil empezar a hacer amistades. Una carrera lleva a la cervecita de después, de ahí a compartir otras aficiones, y quién sabe, si a relaciones personales más profundas y satisfactorias. Si tú no lo deseas, no correrás solo.

¡Tú eres tu rival!

Si te gusta el reto, marcarte objetivos, superarte y sentir la satisfacción de la competición, el running es tu deporte. Puedes correr con gente, pero luchando contra tu marca. Puedes elegir no hacer marca o puedes escoger terminar corriendo la maratón de Nueva York. Aquí solo existen los límites que tú y tu sentido común os pongáis.

El running puede convertirse en una superación constante. Se trata de marcarte un objetivo, planificar cada sesión, bajarte un programa que te ayude a mantener la motivación (hoy en día hay cientos de aplicaciones que te ayudan a darte tiempos, recorridos, gasto calórico e incluso mensajes motivacionales).

La idea de no necesitar a nadie para superarte es muy motivadora. Igual que también es motivadora la idea de no tener que superarte y disfrutar solo de la simple carrera. En ambas dependes de ti y de tus decisiones. Eso es libertad.

7. Cambio de estilo de vida.

En el momento en el que empiezas a realizar actividad física, se encadenan otra serie de hábitos saludables. Apetece comer sano y renunciar a la comida basura, te planteas que sería bueno dejar de fumar, te ordenas con los horarios de sueño para hacer carreritas populares los fines de semana y te metes en una dinámica más saludable. Piensas en términos de lo que te conviene para estar bien. Pero, ¡ojo!, no te obsesiones. Recuerda que para ser feliz necesitas estar en equilibrio.

Manos cocinando comida saludable

8. Organizarte y disponer de tu tiempo.

Cuando el ejercicio se convierte en una prioridad, aprendemos a ordenar y gestionar el tiempo para que el deporte nos quepa en nuestra rutina. Tienes muchos deportes al aire libre que te robarán poco tiempo. Por ejemplo, el running. Solo tienes que calzarte las zapatillas, estirar y salir a correr. Te ahorras mucho tiempo en desplazamientos a gimnasios y horarios que obligan a compaginar la actividad con tu agenda personal y profesional. Correr es algo que se puede hacer a cualquier hora y en cualquier lugar. Correr no está sujeto a excusas, sino que te permite adaptarlo a tu estilo de vida, horarios y necesidades.

La tranquilidad de no tener ataduras también aumenta la adherencia y la motivación. Muchos son los que abandonan su deporte por falta de tiempo y problemas de organización. El primer abandono te lleva a un segundo, y cuando te das cuenta estás otra vez en tu vida sedentaria.

9. Ser más disciplinado.

La gente que hace ejercicio de forma regular no tiene más tiempo que los demás, simplemente se organiza mejor. Estas personas establecen sus prioridades, agilizan y maximizan su tiempo laboral para poder disfrutar luego de su afición. Cuando no tienes nada que te motive fuera de la oficina, o no te organizas una actividad posterior, las horas se eternizan en el trabajo, el cerebro se dispersa y consumes más tiempo del que necesitas para realizar la jornada laboral. Total, ¿para qué salir corriendo de la oficina? ¿Para ver la tele en casa?

10. ¡Te sentirás estupendo!

Practicar deporte mejora la autoestima. Físicamente, tu cuerpo se fortalece, te sientes más ágil, cómodo, evitas contracturas y te ayuda a mantener tu peso; pero, además, la sensación de estar haciendo algo saludable para ti, que beneficia tu cuerpo y tu mente, te hace sentir orgulloso y pletórico.

Y este decálogo no es el único… Aumenta la satisfacción sexual, la capacidad de autocontrol, la memoria, la eficacia en el trabajo, la estabilidad emocional y el funcionamiento intelectual en general. ¿Te queda alguna duda? Correr no es de cobardes, correr es de inteligentes.

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